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El Espanyol siembra en África

La Fundación del club apadrina escuelas en Nigeria, Senegal y Costa de Marfil, que ya aporta un jugador para el próximo Juvenil A

Jordi Quixano
Traoré, el cuarto por arriba y por la izquierda en Abiyán.
Traoré, el cuarto por arriba y por la izquierda en Abiyán.RCDE

Su ilusión cobró forma hace dos años, cuando el Espanyol abrió una escuela en Grand Lahou, pequeña localidad a 100 kilómetros de Abiyán (Costa de Marfil. Su esperanza se tornó en sueño el curso anterior, cuando superó con sobresaliente el draft, la prueba deportiva del club para los jóvenes. Y su nueva realidad empezó este 19 de junio, una vez cumplida la mayoría de edad, cuando aterrizó en Barcelona para pasar unos días en casa de su hermana, que vive en Tarragona, y para expresar su fútbol en el próximo Juvenil A del Espanyol. El mediocentro Djakaridja Traoré es el mejor exponente del Proyecto África, iniciativa de la Fundación que apadrina tres escuelas de fútbol. La de Costa de Marfil, otra en Nigeria y una última de Senegal.

“La lucha está en saber su edad real; suelen sumarse dos”, cuenta el encargado Óscar Riera

“Colaboramos en la formación de los técnicos, en la cesión de equipaciones deportivas y en la dimensión social de las escuelas”, cuenta Óscar Riera, encargado del proyecto (licenciado en educación física, profesor de la escuela pública de Santa Coloma Gramenet y escritor de la colección Teide de educación física para ESO y Bachillerato), también hijo del capitán del mítico Espanyol de los Cinco Delfines, Julián Riera. “Los objetivos son sociales, pero si un jugador tiene nivel...”, abunda Óscar; “pero la Fundación apenas invierte dinero, son subvenciones simbólicas”. Se trata de que las instituciones locales colaboren, movilizar a la academia y darle el sello y el escudo del Espanyol. “Simplemente, decimos: ‘¿Quieres colaborar con nosotros?”.

Todo empezó en Nigeria en 2010. Impulso de Óscar materializado por el recientemente fallecido Christopher Nawehi, exprofesor de inglés del Espanyol, que fundó la primera escuela oficial europea en el país. “Se creó en un colegio evangélico”, cuenta Riera. Pero lo suyo costó porque se tuvo que negociar con un pastor para que la iglesia protestante, tras bendecir a cada jugador, cediera el autocar para ir a los partidos. El problema, sin embargo, es que Lagos es una ciudad tan grande como caótica, donde los niños deben recorrer grandes distancias a pie o en varios autobuses. “Y sin Nawehi, hemos pasado de 500 a 50 chavales. Estamos buscando una nueva academia”, apunta.

Niños en una escuela del Espanyol.
Niños en una escuela del Espanyol.RCDE

Mejor van las cosas en Grand Lahou, en el centro de Treichville, donde los niños van en bici y el ministerio de Educación paga a los entrenadores de la escuela, además de ceder una instalación para entrenar. “Un campo con porterías formadas por tuberías… pero ya es algo”, reseña Riera, orgulloso porque el proyecto no resultó fácil; arrancó al tiempo que el conflicto bélico. “Pero el centro funciona porque está gestionado por profesores de la escuela pública y porque los alumnos, que son unos 100, tienen un nivel excelente de fútbol”.

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También cuenta con un centenar de futbolistas el Espanyol en Senegal, repartidos en dos escuelas. Una es la Cesars, que es un colegio-residencia en Dakar; y la otra se llama Promofoot, inaugurada en noviembre, a 30 kilómetros de la capital. Allí, además de fútbol, se enseña como en el resto de las escuelas castellano y catalán. “Una hora de cada materia a la semana”, explica Riera; “por si algún día vienen los jugadores”. Asignaturas impartidas por los profesores de allí con ayudas de las instituciones. “Si invirtiéramos dinero, desaparecería por arte de magia. Así que es mejor ayudarles a organizarse y estructurarse, y gracias al escudo consiguen muchas cosas”. El Espanyol gasta en equipaciones, viajes de control (una semana al año en cada residencia) y traslados de los jugadores que vienen a probarse. “La lucha, en realidad”, desvela Óscar; “es saber su edad real porque normalmente se suman dos”.

Ahora, desestimadas las opciones de extender el proyecto a Marruecos —“todo es del Rey y es difícil llegar a buen puerto”, dice—, de Mali por su situación inestable y de Guinea Ecuatorial porque prefirieron la propuesta del Valencia, el Espanyol espera afianzar las actuales. “El proyecto concluye este año y espero que club y la Fundación aprueben su continuidad”, apunta Riera.

La irrupción de Djakaridja Traoré lo facilita.

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