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Thatcher se propone conseguir una victoria total sobre el sindicato minero

El resultado de la entrevista entre Margaret Thatcher y el dirigente de la asociación de sindicatos británicos -Trade Union Congress (TUC)-, Norman Willis, pone de relieve el deseo de la primera ministra de conseguir una victoria total sobre el Sindicato Nacional Minero en el conflicto industrial más largo de la historia británica.

Hasta el momento, y según cifras de la Empresa Nacional del Carbón (NCB) fuertemente contestadas por el sindicato, un 46% de los 180.000 trabajadores afiliados al sindicato minero han abandonado la huelga y se han reincorporado a sus puestos de trabajo.Willis, que desea un pronto fin de esta huelga que ha causado profundas divisiones en el movimiento sindical minero, manifestó a los periodistas que la primera ministra había escuchado "atentamente y con toda consideración" los argumentos expuestos por los líderes sindicales, y añadió que el Trade Union Congress proseguirá sus esfuerzos de mediación encaminados a poner fin al conflicto. En este sentido, fuentes laborales han manifestado que es muy posible que Willis presione al ejecutivo del sindicato minero, el próximo jueves, para que acepte una reanudación de las conversaciones de paz con la Empresa Nacional del Carbón, incluso contra la opinión del propio presidente del sindicato, Arthur Scargill.

La huelga minera ha costado al país una cantidad equivalente a 5.000 millones de libras esterlinas (1,1 billones de pesetas), ha causado profundas divisiones en comunidades enteras del país, y es una de las principales causas de la baja cotización de la libra en los mercados de divisas, además de haber contribuido profundamente a la caída de la popularidad de la primera ministra entre el público británico.

La primera ministra, Margaret Thatcher, ha agradecido al secretario general de los sindicatos mineros, Norman Willis, sus intentos de mediación en la huelga minera, pero se ha negado a intervenir en el conflicto industrial, que el próximo mes cumplirá un año de duración.

Thatcher, que recibió a Willis en su residencia oficial de Downing Street, pocas horas antes de volar a Washington para realizar una visita oficial de dos días a EE UU, dejó bien claro su pensamiento en una entrevista con los dirigentes del Trade Union Congress: el Gobierno no presionará a la Empresa Nacional del Carbón para que se reanuden las conversaciones hasta que el Sindicato Minero acepte incluir en el orden del día el conflictivo tema del cierre de los pozos no económicos.

En una declaración a la Prensa, al término de la entrevista, el secretario de Energía, Peter Walker, había expresado su "agradecimento" al secretario general de los sindicatos por sus intentos de mediación en la huelga, y añadió que los puntos de vista de los sindicatos "serían trasladados" a la Empresa Nacional del Carbón. Walker, el único representante del ala moderada del Partido Conservador en el Gobierno Thatcher, declaró que la primera ministra había expresado a Willis su punto de vista de que la solución de la huelga minera "se estaba retrasando demasiado".

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Fuentes gubernamentales han manifestado que la jefa de Gobierno se mantuvo inflexible en su posición de que cualquier negociación entre las partes tiene necesariamente que incluir el conflictivo tema del cierre de las explotaciones no económicas, justamente el punto que motivó el inicio de la huelga, el 12 de marzo de 1984.

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