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Puerto Rico vota el domingo en referéndum si desea mantener su vínculo con EE UU o independizarse

ENVIADO ESPECIALLa isla de Puerto Rico, la única ex colonia española de América que jamás ha sido independiente, decidirá mañana qué quiere ser en el futuro. Un referéndum cuyo resultado no compromete en modo alguno a EE UU, país que administra este territorio desde 1898, permitirá a la población de la más pequeña de las Antillas pronunciarse sobre tres fórmulas políticas diferentes: seguir siendo un Estado Libre Asociado, alcanzar la independencia como país soberano o convertirse en el 51º Estado de la Unión Americana.

El referéndum, promovido desde el pasado año por los anexionistas que gobiernan la isla caribeña resultaría más atractivo si su resultado tuviera algún tipo de repercusión política inmediata. Lo cierto es que los puertorriqueños, van a descubrir lo que quieren, pero no lo van a poder poner en práctica, salvo que se pronuncien por la continuidad, ya que toda decisión sobre el destino final de la isla depende exclusivamente del Congreso estadounidense.Las encuestas, fundamentalmente las que viene difudiendo el periódico El Nuevo Día, propiedad de una las principales familias isleñas partidarias de la integración en EE UU, sitúan muy a la piar a continuistas y anexionistas, aunque la ventaja hasta el momento la llevan aquéllos. Los partidarios del Estado Libre Asociado, fórmula por la que se rige la isla desde 1952, están representados por el Partido Popular Democrático (PPD) y los que defienden la integración en EE UU, por el gobernante Partido Nuevo Progresista (PNP).

Oficialidad del inglés

El PNP, con mayoría en el Congreso puertorriqueño, fue el que en enero pasado impuso el inglés como idioma oficial de la isla junto al español. Así anulaba una decisión, adoptada por ley el 5 de febrero de 1991 por el entonces gobernador Rafael Hernández Colón, mediante la cual se eliminaba el inglés como lengua oficial de Puerto Rico en beneficio del español. Hernández Colón fue premiado por su decisión con el Príncipe de Asturias de ese mismo año.

Junto al PPD y al PNP existe una tercera fuerza: el Partido Indepedentista Puertorriqueño (PIP). Esta organización es minoritaria, pero también muy activa pues en ella converge la mayor parte de la intelectualidad de la isla, que ve en el actual gobernador, Pedro Roselló, un pediatra de 48 años de origen mallorquín, a un ambicioso tecnócrata dispuesto a introducir al precio que sea una nueva estrella en la bandera norteamericana.

La última encuesta de El Nuevo Día arrojaba un 38% de los votos para el Estado Libre Asociado y un 35% para los que desean una estrella más en la bandera norteamericana. Los indecisos andaban en torno al 11 % y los partidarios de la independencia suponían el 6%. En total pueden votar mañana en Puerto Rico 2,3 millones de personas de un total de 3,6 millones de habitantes, todos ellos con ciudadanía norteamericana desde 1919. No obstante, sólo el 20% de esta población habla inglés.

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El actual modelo de Puerto Rico, el Estado Libre Asociado, garantiza la unión permanente a EE UU, país del que depende económicamente en un 80%. Tiene la isla autonomía fiscal y recibe de la metrópoli 8.000 millones de dólares (más de un billón de pesetas) anuales de regalías federales. También comparte moneda, mercado y defensa con EE UU.

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