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Reportaje:

Una boda de cuento en Noruega

El enlace hoy en Oslo de Haakon y Mette-Marit se presenta como un cuento de hadas moderno

A las cinco de la tarde de hoy culminará en la catedral de Oslo, en presencia de siete reyes y reinas y de una treintena de miembros de la realeza europea, lo más parecido a un cuento de hadas moderno. Mette-Marit Tjessem, una joven plebeya de 28 años, madre soltera arrepentida de su pasado 'salvaje', se convertirá en la princesa heredera de Noruega cuando el obispo de Oslo, Gunnar Stalsett, bendiga su unión con el príncipe Haakon, de la misma edad, hijo de los reyes Harald y Sonia. El baile de gala que por la noche cerrará los festejos en el Palacio Real será, además, el marco que por primera vez reunirá en un acto de proyección pública a la reina doña Sofía, su hijo el Príncipe Felipe de Borbón y la joven modelo noruega Eva Sannum, también de origen modesto, con la que se le viene relacionando sentimentalmente desde hace casi cuatro años. La atención de los 800 invitados a la boda tendrá que dirigirse en ambas direcciones en busca de alguna señal que apunte hacia una reedición, esta vez en España, del cuento de hadas.

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El príncipe Federico de Dinamarca y una amiga de la novia, Linda Tanevik, serán los padrinos del enlace entre el príncipe Haakon y Mette-Marit, que ha provocado un vivo debate, menos en la calle que en los periódicos y en los cenáculos de expertos en cuestiones reales, sobre la simbología de una monarquía descoronada ya de aura y que, pese al talante liberal de los noruegos, ha socavado el sólido respaldo popular al que la institución estaba acostumbrada. El príncipe noruego, al que no es extraño encontrarse buscando CD en las tiendas de la ciudad o comprando pizzas congeladas en un supermercado, es el primer heredero europeo que ha desafiado la tradición para vivir abiertamente con su novia, ya desde medio año antes de que se anunciara oficialmente su compromiso el pasado mes de diciembre. El pequeño Marius, hijo de cuatro años de Mette-Marit y un novio anterior (ex convicto por posesión de drogas), será el paje que acompañará a las damas de honor en la entrada a la catedral.

'Los monárquicos son escépticos con la boda y los jóvenes republicanos la ven con simpatía', reflexiona un diplomático noruego. Es una impresión generalizada que, en palabras del periodista Einer Hagvaad, de Dagbladet, 'tiene sentido, pero pone de relieve las contradicciones en las que vive la sociedad'.

Más allá de la polémica entre partidarios y detractores de la novia, la Casa Real noruega confiaba ayer en que las calles de la capital vikinga, que durante todo el día se transformaron en un hervidero de preparativos de banderillas, flores y alfombras rojas, se llenen con más de 120.000 personas, una cuarta parte de la población de Oslo, para participar de los festejos.

Pero no sólo la pareja de novios, que ayer, muy sonrientes, ofrecieron a sus invitados más jóvenes un minicrucero por el hermoso fiordo de Oslo a bordo del barco real Norge, acaparan la atención de la prensa y de los propios invitados. Todas las miradas buscarán esta noche un hipotético saludo entre la reina doña Sofía, que llegará esta mañana a Oslo, y la modelo Eva Sannum en el baile de gala que servirá de broche a los actos oficiales por el enlace.

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El Ministerio de Exteriores noruego confirmó ayer que el príncipe Felipe de Borbón es 'el único' invitado miembro de la realeza que no ha comunicado cuándo abandonará el país. Don Felipe fue el primero en llegar a Oslo, el pasado miércoles, aunque hasta el jueves por la noche no se iniciaron los festejos organizados con motivo de la boda.

Amigos de Eva aseguraron ayer a este periódico que ésta se siente algo nerviosa, no sólo por la presencia de doña Sofía en el baile de gala, sino por ser consciente de que los invitados estarán pendientes de cada uno de sus pasos.

Sannum, que estos días no está alojada en su apartamento del este de la capital, sino en casa de su amiga Katherine Knudsen (ex novia del príncipe Haakon y gracias a quien conoció al Príncipe de Asturias), ha confesado en su entorno que la Casa Real española 'no quiere' fotografías en las que ella y don Felipe aparezcan juntos. El asedio al que se está viendo sometida esta joven de 26 años ha hecho 'enormemente difícil' encontrarse con el príncipe Felipe en estos últimos tres meses.

La boda y el protocolo que la rodea ha conseguido esta vez reunir a la pareja sin fotos de por medio. La amistad de Eva con el príncipe Haakon no era tan estrecha como para justificar su presencia en la boda, y la Casa Real noruega no ha negado que sondeó a la española al incluirla en la lista. Su presencia en la categoría de 'amigos' frente a un don Felipe que asiste a todos los actos acompañado del resto de miembros de la realeza les obliga acudir a los mismos lugares por separado. Una vez en el punto de destino, se prohíbe el acceso a los fotógrafos.

Fue el caso de la despedida de solteros del jueves por la noche en el palacio de Sakugum (según uno de los paparazzi noruegos, don Felipe regresó a las 4.15 de la madrugada al Gran Hotel, donde se aloja) o el caso del baile de gala de esta noche. La modelo, que tiende ya a conversar en castellano con don Felipe tras hacerlo en inglés durante sus primeros encuentros, no figuraba entre los invitados ni al minicrucero en el Norge ni a la cena que el Gobierno ofreció ayer noche en el castillo de Akershus.

<font size="2"><b>Una boda de cuento en Noruega</b></font><br>(Foto: PRIMERA VISIÓN)
Una boda de cuento en Noruega(Foto: PRIMERA VISIÓN)
El príncipe Felipe saluda al dirigirse al barco real <b><i>Norge</b></i> para navegar por el fiordo de Oslo.
El príncipe Felipe saluda al dirigirse al barco real Norge para navegar por el fiordo de Oslo.

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