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Operación 'ataques selectivos'

Agentes israelíes desvelan detalles de la guerra sucia lanzada contra radicales palestinos en medio de la controversia internacional y la protesta de los grupos de derechos humanos

Vestidas con túnicas bordadas, pañuelos negros y joyas de plata, las cuatro mujeres palestinas sentadas en la acera no parecen interesadas en vender las uvas y ciruelas que ofrecen: por el contrario, observan a dos hombres que se dirigen hacia ellas. Los hombres 'han matado a civiles inocentes', afirma un funcionario de seguridad israelí que utiliza el seudónimo de Abu Isa, mientras muestra a USA Today parte de un vídeo confidencial grabado unos días antes. Se trata de una misión de vigilancia en Cisjordania.

'Las cuatro mujeres no son palestinas', dice. 'Son agentes secretos israelíes. Es más, son hombres. Los dos individuos a los que observan', dice Abu Isa, 'son miembros del grupo musulmán radical Yihad Islámica. Cualquiera que mate a un israelí debe pagar un precio', afirma.

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Israel sostiene que su existencia está amenazada y ha lanzado una campaña destinada a asesinar a docenas de presuntos terroristas palestinos. Desde finales del pasado septiembre, al menos 60 sospechosos han muerto a causa de teléfonos móviles y reposacabezas cargados de explosivos, o bien por tiros de agentes secretos disfrazados de mendigos árabes o por misiles guiados por láser y lanzados desde helicópteros.

Estos atentados dirigidos contra objetivos específicos dependen de una red de informadores palestinos y agentes israelíes de élite, y los aprueba el Gabinete israelí caso por caso, después de consultar con el servicio de seguridad Shin Bet, según fuentes de la seguridad israelí.

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Algunos dirigentes religiosos israelíes, tras alegar el derecho a defenderse ante los ataques y las bombas suicidas, dicen que los asesinatos forman parte de 'una guerra de mitzvah' (de mandamientos), que exige 'actos en defensa propia'.

Las organizaciones de derechos humanos aseguran que las tácticas israelíes, pensadas para defender la integridad del Estado, son tan despiadadas como las de los grupos musulmanes radicales. Además, las muertes han desencadenado un debate internacional sobre la legalidad y la moralidad de los asesinatos. 'Hasta el terrorista condenado por la bomba de Oklahoma, Timothy McVeigh, fue sometido a juicio antes de su ejecución', protesta Mustafá Barguthi, presidente de la Unión de Comités Palestinos de Auxilio Médico, con sede en Jerusalén.

Los atentados han provocado protestas de Estados Unidos, Rusia, la Unión Europea, los países árabes y las organizaciones de derechos humanos. 'Creemos que los atentados selectivos no son una buena política', declaró en Washington el portavoz del Departamento de Estado norteamericano, Richard Boucher, la semana pasada. 'Está mal y constituyen una tragedia terrible para muchas personas que sufren sus consecuencias'.

Israel acusa a los miembros de los grupos radicales palestinos Hamás y Yihad Islámica de planear o llevar a cabo 28 ataques suicidas con bombas y docenas más de ataques de otro tipo, que han matado a casi 150 israelíes desde septiembre. Más de 500 palestinos han muerto también desde entonces. Los grupos palestinos dicen que emplean la violencia para expulsar a Israel de Cisjordania, que está bajo su control desde la guerra de 1967.

'Lo que estamos haciendo no es cometer asesinatos, sino interceptar a terroristas suicidas que van a realizar atentados en los que ellos mismos van a volar', explica el ministro israelí de Seguridad Interior, Uzi Landau. 'Nuestra primera responsabilidad, como Gobierno democrático, es proteger a nuestro pueblo. Estamos dispuestos a realizar cualquier acción que sirva para salvar vidas y proteger la tierra de Israel'.

Los 'ataques preventivos', como los llama Israel, cuentan con el apoyo del 75% de los israelíes. La mayoría quiere que el Gobierno del primer ministro, Ariel Sharon, tome enérgicas medidas contra la violencia palestina que estalló después de que las conversaciones de paz patrocinadas por Estados Unidos no lograsen acabar con los últimos obstáculos para la declaración de un Estado palestino independiente.

Pocos norteamericanos aprueban la política israelí de asesinar a presuntos terroristas. Una encuesta de USA Today, CNN y Gallup, realizada entre 1.017 adultos el 10 de agosto, mostraba que el 68% desaprueba los atentados contra objetivos específicos, el 26% los aprueba y el 6% no opina.

Entre los últimos golpes se incluyen la muerte por disparos de Imad Abu Sneineh, un líder de Tanzim, la milicia de Al Fatah, de 25 años, el miércoles 15 de agosto, en una emboscada en la ciudad cisjordana de Hebrón, y la acción de soldados israelíes disfrazados de árabes que se introdujeron Gaza, donde se emboscaron y mataron a Abdelrahman Abu Baker, de 29 años.

Los sectores críticos señalan que la táctica israelí no ha logrado detener los atentados suicidas. En las dos últimas semanas ha habido dos bombas de este tipo, una de ellas en una pizzería de Jerusalén, que acabó con la vida de 15 personas. El 1 de junio, un atentado suicida en una discoteca de Tel Aviv mató a 21 jóvenes israelíes. Fue el peor ataque desde que estalló la violencia hace casi 11 meses.

Los principales dirigentes de Hamás aseguran -y algunos funcionarios israelíes lo reconocen- que los ataques no han causado grandes dificultades a los grupos militantes. Hace cuatro meses, unos agentes secretos israelíes utilizaron un teléfono cargado con una bomba para matar a Iyyad Harden, el principal activista de la Yihad Islámica en la ciudad cisjordana de Yenín.

Los dirigentes de la Yihad dicen que le ha sustituido Mahmud Tawalbeh, de 22 años, que, armado con un rifle de asalto M-16 y granadas de mano, y a la cabeza de un grupo de pistoleros palestinos, disparó contra las tropas israelíes que se disponían a entrar en Yenín la semana pasada.

'A Israel habría que hacerle una advertencia: sus golpes de mano de estilo mafioso no sirven más que para incitar a nuestra gente a contraatacar con más deseo de venganza', asegura el jeque Ahmed Yasín, líder espiritual del grupo militante Hamás. 'Tenemos una reserva inacabable de gente dispuesta a cometer atentados suicidas. Israel quiere la violencia, y la va a tener'.

Lista de cien personas

La 'lista de objetivos' de activistas palestinos que tiene Israel -y que, presuntamente, incluye a los 60 hombres ya asesinados- es una especie de Quién es quién del terrorismo islámico, dicen fuentes de los servicios de seguridad. A muchos de esos hombres los excarceló Arafat el mes de septiembre del año pasado, cuando comenzó la Intifada.

Arafat se niega a detenerlos. Dice que Israel no ha aportado pruebas de que los hombres estén planeando ningún ataque. 'Los israelíes no nos han dado ninguna prueba contra estos hombres', afirma el jefe de la policía palestina, Yibril Rayub. 'No detenemos a nadie por meros rumores'.

La lista que Israel dio a Rayub a principios de este mes está encabezada por Raad Mohamed Karmi, de 27 años, miembro del grupo político de Arafat, Al Fatah. En una entrevista que tuvo lugar el sábado de la semana pasada en un piso franco de la ciudad cisjordana de Tulkárem, Karmi reconoció haber matado a dos israelíes mientras comían en un restaurante de Cisjordania en enero. Dijo que con ello pretendía vengar el asesinato, por parte de los israelíes, de un dentista y famoso activista de Al Fatah, Thabet Thabet, el día de Nochevieja del año pasado.

'Sé que quieren matarme', dijo Karmi. 'Conozco los métodos del asesino: helicópteros, misiles, vigilancia electrónica. Que intenten alcanzarme'.

Algunos funcionarios israelíes aseguran que están tan desesperados por detener a estos hombres que están dispuestos a hacer lo que sea para capturarles, aunque ello suponga romper los acuerdos de paz promovidos por Estados Unidos. Según los Acuerdos de Oslo de 1993, Israel aceptaba retirar sus fuerzas de parte de Cisjordania y ceder el territorio al control palestino. Desde la primera fase de retirada, en 1994, se prohibe a las tropas israelíes que entren en las zonas en poder de los palestinos.

A pesar de ello, fuentes de la seguridad israelí dicen que sus agentes secretos tienen que trabajar allí a diario porque las autoridades palestinas se niegan a detener a los activistas.

© USA Today.

Refugiados de Gaza, junto a los restos del coche en el que  un guardaespaldas de Arafat fue abatido por el Ejército israelí en febrero.
Refugiados de Gaza, junto a los restos del coche en el que un guardaespaldas de Arafat fue abatido por el Ejército israelí en febrero.AP

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