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Los 'ultras' suizos piden el 'no' en el plebiscito de la ONU

Los suizos decidirán el domingo en referéndum si ingresan en la ONU como miembros de pleno derecho, una decisión que podría acabar con décadas de aislacionismo helvético. Suiza es en la actualidad observadora de la ONU y participa en varias agencias como la Organización Mundial de la Salud (OMS) o la Agencia de Naciones Unidas para la Alimentación (FAO), y alberga las sedes en Europa de la Organización de Naciones Unidas. La Confederación Helvética es además, con una contribución de casi 295 millones de dólares anuales (unos 340 millones de euros), uno de los países que más ayuda económica prestan a Naciones Unidas.

Según los últimos sondeos, un 54% de la población es partidaria de la incorporación a Naciones Unidas, frente a un 37% que prefiere seguir como hasta ahora. Pero para que el gane es necesaria, además de la mayoría de la población, la de los 27 cantones en los que se divide el país, cada uno de ellos con un voto con independencia de su número de habitantes.

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En 1986, la votación sobre el ingreso en la ONU obtuvo una clara victoria de los partidarios del no: tres de cada cuatro suizos rechazaron la entrada. Dieciséis años después, la escena internacional no es la que era. Entonces los conservadores, reticentes a la adhesión, esgrimían que la ONU era un instrumento del bloque soviético. Hoy el argumento es bien distinto. La derecha del no considera que los intereses de Estados Unidos predominan en ella y se oponen al sistema de veto del Consejo de Seguridad.

Así lo explica Claudio Zanetti, secretario general del Partido Popular Suizo, la derecha más conservadora del país, presidida por Christoph Blocher, el empresario multimillonario conocido por un populismo xenófobo que ha llevado a que muchos le comparen con el derechista austriaco Jörg Haider. 'No podemos firmar un contrato que dé a una organización el poder de decidir por nosotros si, por ejemplo, se le imponen sanciones económicas a Irak. No es un proceso democrático. Cinco potencias nucleares tienen el derecho a veto y pueden decidir en contra de la voluntad del resto de países miembros. Somos uno de los países más democráticos del mundo, donde los ciudadanos deciden todo, hasta si ingresamos en la ONU, y queremos preservar nuestra independencia', subraya Zanetti.

'No estamos en contra de la ONU, estamos en contra de la ONU política, en la que predominan los intereses de EE UU. No preguntaron a la ONU para atacar Afganistán, ni para intervenir en Kosovo. Y cuando algo no les conviene ejercitan el derecho a veto o amenazan con no pagar su contribución. Creemos en Naciones Unidas como plataforma de discusión, pero no en el funcionamiento del Consejo de Seguridad', añade el secretario general conservador.

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Los partidarios del tachan de paradoja los argumentos de la derecha que critica el unilateralismo de EE UU a la vez que defiende el aislacionismo suizo, y aseguran que la negativa a ingresar en la ONU podría tener efectos negativos en la economía del país, considerado un paraíso seguro en tiempos de crisis. El Gobierno de coalición suizo, junto a la clase empresarial y a las organizaciones no gubernamentales, se ha volcado para conseguir el en el referéndum del domingo, seguros de que en el mundo globalizado no hay lugar para naciones independientes.

Un niño suizo juega con una vaca junto a carteles que piden el <i>no</i> a la ONU.
Un niño suizo juega con una vaca junto a carteles que piden el no a la ONU.REUTERS

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