_
_
_
_
_
SEIS MESES DESPUÉS DEL 11-S

Bush consagra el resto de su mandato a lucha contra el terrorismo mundial

El presidente de EE UU se dispone a anunciar hoy su estrategia para los próximos años

George W. Bush ha decidido consagrar toda su presidencia a la guerra contra el terrorismo. Seis meses después del 11 de septiembre, la campaña de Afganistán atraviesa su fase más cruenta y las operaciones militares contra Al Qaeda se extienden por Filipinas, Georgia, las costas de Somalia y, muy pronto, de Yemen. Bush presentará hoy su estrategia antiterrorista para los próximos años y señalará que el mayor peligro para Estados Unidos radica en una hipotética alianza entre bandas terroristas y países con potencial nuclear como Irak, Irán o Corea del Norte.

Más información
La esfera y los halos de luz
Nueva York afronta con tristeza el recuerdo y los traumas de los atentados
'Es fundamental que Washington venza la tentación del unilateralismo'
Washington renueva los visados de dos pilotos suicidas seis meses después del 11-S
Bush defiende la amenaza nuclear frente a los países del 'eje del mal'
Bush destaca los avances logrados en Oriente Próximo tras reunirse con Aznar y Prodi
Bush: "Mi amigo José María sabe que estamos a sólo una llamada de distancia"
Castro replica a EE UU que su país no está implicado en la guerra biológica
Bush sabía antes del 11-S que Al Qaeda planeaba secuestrar aviones
Bush sale al paso de las informaciones que señalan que conocía el ataque terrorista

El enfrentamiento con Irak se perfila cada vez más claro en el horizonte. Nadie dudó de que los atentados del 11 de septiembre de 2001 tendrían efectos profundos y duraderos. La repercusión, sin embargo, se ha correspondido con los cálculos más pesimistas. La sociedad estadounidense ha entrado en una espiral de incertidumbre y miedo en la que todas las posibilidades, incluida la de una agresión nuclear del terrorismo contra Nueva York o Washington, se dan por verosímiles.

La gestión de George W. Bush, en el interior y en el exterior, se explica por ese miedo de los ciudadanos. El presidente considera haber recibido un mandato popular para librar a Estados Unidos de nuevos macroatentados, por cualquier vía. Todo se considera válido, desde los ataques preventivos a la destrucción de regímenes sin relación directa con Al Qaeda, como el iraquí, pasando por el ninguneo de los aliados europeos y la asunción de que el uso militar de artefactos atómicos, expirada ya la disuasión global de la guerra fría, es de nuevo concebible en un futuro próximo.

'Lo más duro está por llegar', declaró el viernes la asesora de seguridad nacional, Condoleezza Rice. Fuentes de la Casa Blanca citadas ayer por The New York Times indicaron que el discurso presidencial previsto para hoy, con motivo de cumplirse los seis meses desde la fecha en que Bush prometió por primera vez, con miles de cuerpos sepultados aún bajo las ruinas del World Trade Center y el Pentágono, que combatiría 'el mal a cualquier precio', ofrecería indicios claros de los próximos pasos militares de la hiperpotencia estadounidense.

Bush sugerirá, según esas fuentes, que el Pentágono no sólo debe llevar su guerra contra Al Qaeda a países cuyos gobiernos reclamen ayuda, como Filipinas, Georgia o hasta cierto punto Yemen, sino que ha de estar dispuesto a intervenir en países abiertamente hostiles como el Afganistán de los talibanes.

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

También puede indicar su voluntad de que las tropas estadounidenses se impliquen en la lucha contra la guerrilla en Colombia, aunque no como 'operación antiterrorista', sino como medida de apoyo al 'Gobierno aliado' de Andrés Pastrana. E insistirá, una vez más, en la necesidad de acabar con Sadam Husein con el argumento de que EE UU no puede permitirse ser pasivo ante países que tratan de crear un arsenal de armas de destrucción masiva.

Condoleezza Rice señaló el viernes que no existía aún un plan concreto para acabar con el presidente iraquí. Pero subrayó que en 1991, tras su derrota en la guerra del Golfo, Sadam Husein no sólo aceptó que su arsenal fuera libremente inspeccionado por técnicos de la ONU, sino que se comprometió a no poseer armas de destrucción masiva. Según Rice, los inspectores de la ONU deben volver a Irak y disponer de poderes ilimitados para ejercer su función, algo que el Gobierno de Bagdad difícilmente puede aceptar.

El vicepresidente iraquí, Taha Yasín Ramadán, afirmó el sábado que Washington y Londres estaban 'fabricando una crisis' en torno a la inspección del arsenal, interrumpida en 1998 por la expulsión del último equipo de Naciones Unidas para justificar una intervención militar. La Casa Blanca calcula que esa crisis alcanzará el momento decisivo en mayo o junio, cuando sea evidente que Sadam Husein se niega a permitir la reanudación de las inspecciones bajo las condiciones exigidas por EE UU.

El primer ministro británico, Tony Blair, visitará el rancho de Bush en Tejas a principios de abril, con el fin de discutir el tipo de operación a emprender contra Irak. La Casa Blanca y el Pentágono parecen haber superado ya el miedo a crear un vacío de poder en el corazón de Oriente Próximo, el factor que aconsejó a George Bush padre detener el avance del general Norman Schwarzkopf hacia Bagdad en 1991, y varios altos cargos de la Administración han afirmado últimamente que el Ejército de EE UU no necesita ningún apoyo de la OTAN o de aliados como Francia y Alemania para acabar con Sadam Husein.

REUTERS

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_