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La UE se divide sobre la Corte Penal Internacional

Roma y Londres amenazan con romper la unidad europea sobre la inmunidad de las tropas de EE UU

La sombra de Estados Unidos sobre la Corte Penal Internacional (CPI) trastorna la fragilidad de la Unión Europea (UE) en política exterior. Por un lado se defiende a ultranza la existencia de este tribunal, pero, por el otro, no se quiere incomodar a Estados Unidos, que busca acuerdos bilaterales de inmunidad para sus soldados. Italia y el Reino Unido dan señales de romper la unidad, pese a que los Quince se han dado un compromiso de encontrar una solución común de aquí al 30 de septiembre.

'Existe un claro principio de no minar el CPI, pero también de querer llegar a un acuerdo que haga posible satisfacer las peticiones de EE UU', declaró ayer el actual presidente del Consejo de Ministros de la UE, el danés Per Stig Moller, al término de la reunión informal que esta semana celebraron en el pueblo costero de Elsinor los titulares de Exteriores de los Quince.

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'Yo no hablaría de divergencias. De momento, lo que está claro es que existe un compromiso de no hacer nada por separado hasta el 30 de septiembre y espero que para entonces se llegue a un punto de acomodo', dijo el alto representante de la UE, Javier Solana.

A ese compromiso se suman en principio italianos y británicos, los más comprensivos con la postura norteamericana de pactar la inmunidad de sus ciudadanos amparándose en el artículo 98 del tratado de la CPI, que abre una puerta a esa fórmula.

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EE UU, al igual que Rusia y China, no ha ratificado el tratado y teme que este tribunal, el primero en el mundo para procesar a presuntos responsables de crímenes de guerra y contra la humanidad, pueda perjudicar fundamentalmente sus intereses.

'Mejor no especular al respecto y esperar a que se encuentre una fórmula satisfactoria para todos', sentenció ayer cauteloso el ministro británico Jack Straw, al que se le acusa de haber ya decidido de antemano satisfacer la petición que transmitió el secretario de Estado norteamericano, Colin Powell, en una carta enviada este mes por separado a los países de la UE.

Silvio Berlusconi, el primer ministro y responsable de Exteriores italiano, creó un cierto pánico en Elsinor cuando sus colegas se desayunaron ayer con sus declaraciones del sábado por la noche a los medios de su país anunciando que Roma estaba dispuesta a pactar con Washington tras haber hablado con 'Bush padre y Bush hijo' y que no se sentía obligado a suscribir una posición común de la UE .

Il Cavaliere se desdijo horas después en la reunión a puerta cerrada con los demás homólogos: 'No vamos a dar un paso antes de que se llegue a una posición común'. El líder italiano aseguró que Italia no va a 'tomar ninguna decisión unilateral antes de que la UE se pronuncie', pero reiteró que se mostraba 'comprensivo' con las peticiones norteamericanas.

'Si no logramos una posición común, al menos es importante que exista una voluntad de llegar a un planteamiento común', declaró, en un lenguaje un tanto críptico, la ministra española Ana Palacio.

Para muchos analistas y diplomáticos, la UE vuelve a demostrar toda su impotencia cuando se busca una voz única sobre cuestiones de política exterior y de relevancia como el CPI, un órgano cuya existencia fue posible gracias sobre todo al impulso de los europeos. 'Hay siempre más preocupación por no dañar las relaciones trasatlánticas', confiesa un diplomático.

Alemania y Francia son las que más defienden la validez de la CPI. También los servicios jurídicos de la Comisión Europea, que sostienen que acuerdos bilaterales con terceros supondrían una violación de los estatutos de este órgano, fundado en 1997 con la firma de más de un centenar de naciones, ratificado por casi 80 y operativo desde el pasado julio.

Los franceses actúan con una red de seguridad puesto que ahora trasciende que París fue el único que se acogió al artículo 124 de la CPI, una disposición adicional por la cual uno de los países contratantes tienen la prerrogativa de disfrutar de un plazo de hasta siete años para la inmunidad de sus ciudadanos implicados en crímenes de guerra en misiones de paz.

Por otra parte, los Quince dieron en Elsinor visto bueno a la iniciativa danesa de un plan para Oriente Próximo, que el ministro Moller explicará la próxima semana en la región y el día 16 de septiembre en Nueva York al Cuarteto (EE UU, UE, Rusia y ONU). En realidad, la iniciativa danesa no aporta nada nuevo a las ideas de Washington de apoyar la creación de un Estado palestino en tres años y la convocatoria de una conferencia de paz.

El mérito del plan es concretar con una hoja de ruta un calendario en tres etapas -antes, durante y después de las elecciones presidenciales palestinas del próximo enero- y contempla la formación de un Estado provisional con fronteras provisionales antes de fin de 2003, la bicapitalidad de Jerusalén y el regreso de los refugiados.

La ministra de Exteriores de Austria, Benita Ferrero-Waldner, y Berlusconi, ayer, en Elsinor.
La ministra de Exteriores de Austria, Benita Ferrero-Waldner, y Berlusconi, ayer, en Elsinor.ASSOCIATED PRESS

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