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LA POSGUERRA DE IRAK | La investigación de las torturas

El primer soldado juzgado por las torturas, condenado a un año de cárcel

El soldado Jeremmy Sivits, el primer militar norteamericano juzgado por las torturas a presos iraquíes, se declaró ayer culpable ante un consejo de guerra celebrado en Bagdad. Sivits, de 24 años, fue condenado a una pena máxima de un año de cárcel y a ser degradado antes de su expulsión definitiva del Ejército por mala conducta. "Quiero pedir perdón al pueblo iraquí y a los detenidos", declaró ante el tribunal el policía militar, que fue hallado culpable de malos tratos a detenidos y abandono del deber por obligar a los presos a "amontonarse desnudos en el suelo".

"Pido perdón al Ejército, a mi unidad, a mi país. Quiero pedir perdón también a mi familia. Les he fallado a todos. Tenía que haber protegido a los detenidos. He aprendido una gran lección", concluyó el soldado. Sivits se ha declarado culpable a cambio de una pena limitada por su colaboración con los investigadores. El soldado se ha comprometido también a testificar contra otros militares.

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Según su propio testimonio, Sivits sólo estuvo implicado de forma casual y momentánea en los malos tratos a detenidos. Dijo que se encontraba en Irak como mecánico destinado en la prisión de Abu Ghraib el pasado 8 de noviembre, y que mientras echaba gasolina en el depósito de un generador eléctrico, entabló conversación con el sargento Ivan Frederick, otro de los implicados. Frederick le llevó entonces a un pabellón de la cárcel donde vio que varios presos estaban siendo torturados. Además del sargento, se encontraban allí otros cinco soldados, entre ellos la policía militar Lynddie England. El soldado relató al tribunal que vio a un grupo de prisioneros, varios de ellos desnudos y encapuchados, amontonados en una pirámide humana. También vio al sargento Frederick golpear con tanta contundencia a un detenido que llegó a pensar que le había producido una parada cardiaca.

Sivits afirmó que hizo una fotografía al soldado Charles Graner mientras sujetaba a un detenido por el cuello y simulaba que le iba a dar un puñetazo. "No debí hacer esa foto", dijo Sivits. "Amo al Ejército y a la bandera. Siempre quise ser soldado de Estados Unidos. Quiero seguir siéndolo. Creo que puedo enseñar a otros soldados lo que está bien y lo que está mal. Estoy verdaderamente arrepentido de lo que hice", declaró compungido el soldado, que en dos ocasiones perdió el habla, aparentemente intentado contener las lágrimas. Con aspecto apenado, Sivits no dejó de pedir perdón a lo largo del extenso interrogatorio.

-"Usted sabía que no está bien tratar a la gente así, ¿no?", le preguntó el juez.

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-"Sí, señoría", replicó Sivits.

-"¿No tiene ninguna duda sobre ello?", insistió el presidente del consejo de guerra.

-"Ninguna", ratificó.

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