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LA EUROPA DE LOS VEINTICINCO | Los resultados electorales

Schröder mantiene las reformas pese a la derrota

El canciller alemán descarta sustituciones en el Gobierno

El desastre electoral del domingo, con el peor resultado en una elección nacional tras el final de la Segunda Guerra Mundial, no parece haber hecho mella en el canciller federal alemán, el socialdemócrata Gerhard Schröder, que parece empecinado en un sostenella y no enmendalla. Al acudir ayer a la reunión de la presidencia del SPD para analizar los resultados electorales, Schröder dejó claro: "No se puede disimular la amargura de la derrota, pero tenemos que continuar esta política porque es objetivamente necesaria". Además, Schröder dejó claro: "Yo no puedo estar disponible para otra política".

El portavoz del Gobierno alemán, Bela Anda, declaró ayer que el canciller no considera la posibilidad de un cambio de ministros porque en las elecciones del domingo no se sometía a votación el Gobierno. En Berlín se había especulado con una crisis de Gobierno tras las elecciones europeas que darían la posibilidad a Schröder de arrojar lastre y librarse de algunos de los ministros más desafortunados en su gestión.

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La consigna de "prietas las filas" se impuso en la directiva del SPD. Tras la reunión de la dirección, el presidente del partido, Franz Müntefering, apoyó la posición del canciller y sostuvo que la Agenda 2010, el programa de recortes sociales del Gobierno SPD-Los Verdes para reestructurar la Seguridad Social en Alemania, "muestra la dirección correcta". No obstante, reconoce Müntefering que existe un problema de aceptación y de darse cuenta de que merece la pena. Según Müntefering, al final la Agenda 2010 aportará "bienestar para todos". Admitió el presidente del SPD su error de cálculo al estimar que para las elecciones del domingo ya habría surtido efecto el programa de reformas.

Las palabras del presidente del SPD indican que hay que resistir en espera de la cosecha y que todo puede cambiar en el último momento. Así ocurrió con las elecciones generales de septiembre de 2002 cuando nadie daba un céntimo por Schröder. El mensaje de Müntefering parece un mero lenitivo del dolor, un vano intento de tapar el desastre. El SPD ha perdido nada menos que 13 millones de votos entre las generales de septiembre de 2002 y las europeas del domingo. Claro que se debe a la abstención, la mayor desde el final de la guerra en una elección nacional en Alemania, pero no cabe la menor duda de que el SPD se encuentra en un callejón sin aparente salida. El SPD está condenado a llevar adelante un programa de reformas que la clientela tradicional socialdemócrata rechaza.

Los titulares de la prensa no pueden ser más demoledores para el SPD: "El final del canciller mediático", "Los alemanes abofetean al SPD" y "Schröder prisionero" son tres títulos de informaciones del Spiegel Online. El sensacionalista Bild Zeitung con un discreto titular constata: "El SPD por los suelos". El periódico socialdemócrata Frankfurter Rundschau, en cuyo accionariado acaba de entrar el SPD, escribe: "Nunca cayó más profundamente la socialdemocracia en este país. En raras ocasiones un pueblo ha dado la espalda de esta forma a su Gobierno". Lo peor para el SPD no ha llegado todavía. Falta un año para las elecciones regionales en su feudo de Renania del Norte y Westfalia. Si el SPD pierde en mayo de 2005, la oposición podría contar con dos tercios en la Cámara Alta, el Consejo Federal (Bundesrat), y el Gobierno no podría aprobar ni una sola ley sin su permiso.

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