_
_
_
_
_
LA EUROPA DE LOS VEINTICINCO | La Carta Magna

La UE cierra los últimos flecos de la Constitución

Los países pequeños y España exigen modificaciones a la última propuesta de reparto de poder

Carlos Yárnoz

"Nos acercamos a un acuerdo". El presidente de la UE, Bertie Ahern, se mostró convencido de que Europa tendrá hoy su primera Constitución. Lo mismo que el resto de líderes europeos reunidos en Bruselas. Sólo cuatro litigios, en vías de solución, frenaban anoche el acuerdo final: la exigencia de todos los países pequeños y de España, aunque por motivos opuestos, de modificar la última propuesta del reparto de poder; la agria discrepancia entre Alemania y Holanda a costa del Pacto de Estabilidad; la nueva petición del primer ministro británico, Tony Blair, de blindar aún más el derecho al veto en fiscalidad; y la reiterada demanda de Polonia, Italia y otros para que se incluya una referencia al cristianismo en la Carta Magna.

Más información
La sucesión de Prodi
La primera Constitución europea
Los líderes se enzarzan en el debate sobre el nuevo presidente de la Comisión
Los Veinticinco cierran un acuerdo definitivo sobre la Constitución Europea

La cumbre se inició a primera hora de la tarde con un optimismo generalizado, con el convencimiento de todos los líderes de que esta cita pasará a la historia porque en ella se aprobó la primera Constitución de la UE. "Optimista" fue el calificativo empleado por el presidente de Francia, Jacques Chirac, mientras el canciller alemán, Gerhard Schröder, se declaró "muy esperanzado".

El contencioso más importante, una vez más, reside en el reparto de poder. La última fórmula propuesta por la presidencia de turno de la UE (Irlanda) para tomar decisiones en el Consejo de la Unión (doble mayoría de Estados -más del 55%- y población -65%-, siempre que el mínimo número de países para bloquear sea cuatro) fue aceptada por Alemania y Francia, una vez más en sintonía total, pero todos los demás pusieron objeciones. Las más duras, las de los países pequeños: Austria, Finlandia, Portugal, Grecia y todos los países de Europa del Este que acaban de incorporarse el 1 de mayo a la UE, con la excepción de Polonia, porque este país se sumó a la tesis española.

Este grupo exige que se aumente el porcentaje de Estados y que, en todo caso, la diferencia entre una y otra cifra no sea superior a cinco puntos porque así restarían algo de poder a los grandes, los verdaderos ganadores desde que el proyecto constitucional introdujo que el poder de cada cual estará en relación directa con su población. Esa tesis, difícil de aceptar por los más poblados, perjudicaría la alternativa española. El presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero, ha visto con agrado la propuesta de la presidencia (el proyecto constitucional incluye la combinación 50%-60%), pero insistió ante los líderes en su combinación 55,5%-66,6%, porque da a España mayores posibilidades de bloquear decisiones. El primer ministro polaco, Marek Belka, se sumó a esta opción.

Schröder fue el primero en hablar en la reunión y dijo de inmediato que aceptaba la propuesta irlandesa. "Doy todo mi apoyo a las palabras del canciller", señaló en su turno Chirac. Ante los periodistas, el presidente francés dijo más tarde: "Encontraremos una solución". Los pequeños también exigen que, si se mantiene la fórmula irlandesa, el número mínimo de países para bloquear debe ser de cinco. Para calmarles, la presidencia irlandesa propone que en la Comisión haya hasta 2014 un comisario por país (sólo 18 a partir de ese año) y que cada Estado tenga como mínimo seis eurodiputados (el proyecto dice cuatro).

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

Si es éste el litigio más profundo, el más agrio se produjo entre el canciller alemán y el primer ministro holandés, Jan Peter Balkenende, a costa del Pacto de Estabilidad, y, según asistentes a la reunión, el debate amenaza con amargar hoy la segunda sesión de la cumbre. El proyecto constitucional da a la Comisión Europea amplios poderes para expedientar a los países que incumplan el pacto. Alemania y Francia lo rechazan, pero no Holanda, uno de los máximos defensores del pacto, junto con España.

Blair quiere más

El tercer contencioso tiene de nuevo como protagonista al británico Tony Blair. Londres ha salvado todas sus líneas rojas para que se mantenga el derecho al veto en las áreas de fiscalidad, seguridad social, política exterior y cooperación judicial penal, pero aún quiere más. Blair logró eliminar un artículo que abría mínimas excepciones a que algunos asuntos fiscales se decidieran por mayoría, pero ayer exigió que se incluya una referencia para aclarar que en ningún artículo con alusiones a la fiscalidad se eliminará el veto. También aclaró que comprende que se apueste en la Constitución por la coordinación de las políticas económicas de los países, pero que debe precisarse que tales políticas dependen de los Estados. "Nuestras ambiciones ya han sido rebajadas, sobre todo por el Reino Unido", se quejó Chirac ante los periodistas.

Cuarto y último litigio. El primer ministro de Polonia y el de Italia, Silvio Berlusconi, defendieron con ímpetu que se incluya una referencia a la "herencia cristiana" de Europa en el preámbulo. "No puedo volver a Varsovia sin eso", dijo el polaco Belka. "Es muy importante", remachó Berlusconi. "Sí, padre, gracias", se oyó por toda la sala que le respondía Chirac.

"Todo va por buen camino", resumió ayer la jornada el ministro alemán de Exteriores, Joschka Fischer. Los pasillos de la sede del Consejo de la UE echaban humo por la noche. Había que encontrar soluciones contra el reloj. Todos rechazan un segundo fracaso como el que el español José María Aznar y el polaco Leszek Miller provocaron en la cumbre de diciembre. Y menos tras el fiasco de la baja participación en las pasadas elecciones europeas.

Bertie Ahern (derecha) y Gerhard Schröder conversan en presencia de sus ministros de Asuntos Exteriores, Joschka Fischer y Brian Cowen (izquierda).
Bertie Ahern (derecha) y Gerhard Schröder conversan en presencia de sus ministros de Asuntos Exteriores, Joschka Fischer y Brian Cowen (izquierda).EFE

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Carlos Yárnoz
Llegó a EL PAÍS en 1983 y ha sido jefe de Política, subdirector, corresponsal en Bruselas y París y Defensor del lector entre 2019 y 2023. El periodismo y Europa son sus prioridades. Como es periodista, siempre ha defendido a los lectores.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_