_
_
_
_
_
EL FIN DE UN PAPADO | Las exequias

El Papa reposará "en tierra desnuda"

Juan Pablo II será enterrado sin sarcófago y bajo una lápida sencilla en el Vaticano

Enric González

La tumba del papa Juan Pablo II ha sido ya excavada. Sus restos reposarán "en la tierra desnuda", sin sarcófago, bajo una lápida "sencilla", en el espacio de la cripta vaticana que hasta 2001 ocupó Juan XXIII. El rostro será cubierto con un paño blanco de seda, y dentro del ataúd se introducirán algunas medallas acuñadas durante su pontificado, un texto biográfico y la mitra papal. La Congregación de Cardenales mantuvo ayer su tercera reunión para ultimar los detalles del funeral y el entierro, que se celebrarán el viernes y durarán en total unas tres horas y media. Los cardenales no fijaron todavía la fecha del cónclave. Quizá hoy lean el "testamento espiritual" de Juan Pablo II y lo den a conocer al público.

Más información
Novedades en el cónclave
Roma se prepara para recibir a dos millones de peregrinos en 48 horas
Seis purpurados con voto
"Lo soportó todo con serenidad, incluso con la dulzura de un padre"
La avalancha de fieles obliga a las autoridades de Roma a bloquear la fila de peregrinos
El cónclave del que saldrá el sucesor de Juan Pablo II comenzará el 18 de abril
El cónclave comenzará a las 16.30 del lunes tras una misa 'Pro eligendo Papa'

Monseñor Pietro Marini, maestro de las ceremonias litúrgicas pontificias, compareció ante la prensa tras la cotidiana reunión de cardenales para explicar algunos detalles de las ceremonias fúnebres. Comentó, por ejemplo, que las monedas que tradicionalmente se introducían en el ataúd, para permitir la datación de la tumba a las generaciones posteriores, serían sustituidas por medallas vaticanas recientes, "porque lo de la lira y el euro era un lío". A la pregunta de si "al menos" sería introducido en la caja "un saquito de tierra polaca", respondió con un seco "no". Sí estaba previsto colocar en la tumba el texto de la elegía biográfica que debía leerse en el funeral, dentro de un tubo sellado.

Pietro Marini estaba acompañado por el portavoz de la Santa Sede, el español Joaquín Navarro-Valls, quien señaló que Karol Wojtyla no había dejado escrita ninguna disposición sobre su entierro y que, por tanto, las decisiones habían correspondido a la congregación cardenalicia, a la que ya se habían incorporado, tras prestar juramento de secreto, 91 miembros llegados de todo el mundo. Monseñor Marini precisó, sin embargo, que la sepultura en tierra, y no en sarcófago descubierto, sí había sido voluntad del Papa difunto, "expresada verbalmente" a su secretario, Stanislaw Dziwisz.

La organización de las exequias y la gestión de la capilla ardiente parecían acaparar, por el momento, toda la atención cardenalicia. El Vaticano sabía que la muerte de Juan Pablo II iba a atraer multitudes hacia Roma, pero nadie imaginó que fuera a ocurrir lo que estaba ocurriendo. Las colas ante la basílica crecían más y más y el maestro de las ceremonias hizo notar que con la apertura nocturna de la capilla ardiente se había hecho todo lo posible para no defraudar a las decenas de miles de fieles que seguían afluyendo para dar un último adiós al pontífice. "El jueves por la noche habrá que preparar el cuerpo y cerrar la caja de ciprés; a partir de ese momento, nadie, ni las autoridades que acudan al entierro, podrán ya ver al santo padre", dijo.

El "regente" del Vaticano, el camarlengo Eduardo Martínez Somalo, y los cardenales mantenían contactos frecuentes con el Gobierno italiano para hacer frente a la avalancha de peregrinos. Los servicios de Protección Civil advertían a los recién llegados, mediante mensajes de teléfonos móviles, de que debían prepararse para resistir muchas horas de cola. La estación Termini, el principal nudo ferroviario de Roma, fue rebautizada ayer, con carácter definitivo, como Estación Juan Pablo II.

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

Navarro-Valls sugirió en la conferencia de prensa que hoy, miércoles, los cardenales podrían examinar el "testamento espiritual" y los papeles póstumos de Juan Pablo II, "en los que tal vez figure el nombre del cardenal in péctore". Ese cardenal desconocido que permanecía "en el pecho" del Papa, es decir, en secreto, una fórmula normalmente utilizada cuando el designado pertenece a una Iglesia más o menos perseguida, sólo podría participar en el cónclave si su nombre fuera revelado antes de que comenzara el mismo.

Uno de los 117 cardenales electores, el filipino Jaime Sin, de 76 años, anunció su imposibilidad de participar en el cónclave debido a una enfermedad. Sin era considerado "papable", pero la diabetes y una seria disfunción renal le impedirán viajar a Roma. Otro de los teóricos "papables", el cardenal nigeriano Francis Arinze, pareció autodescartarse como candidato: "Occidente aún no está preparado para un Papa negro", dijo. En el siglo V hubo un Papa norteafricano, el austero y riguroso Gelasio I, considerado precursor del franciscanismo, pero nunca nadie de raza negra ha ocupado la Cátedra de San Pedro.

Miles de peregrinos marchaban ayer hacia la basílica de San Pedro para dar su adiós al Papa.
Miles de peregrinos marchaban ayer hacia la basílica de San Pedro para dar su adiós al Papa.ASSOCIATED PRESS

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_