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Reportaje:TERROR EN EGIPTO

La policía detiene a 100 sospechosos

La mayoría de los arrestados pertenece a la comunidad beduina en la península del Sinaí

La policía egipcia ha desencadenado una caza sin cuartel en la península del Sinaí. Cerca de un centenar de personas, en su mayoría pertenecientes a la comunidad beduina, han sido detenidas por su supuesta implicación en el triple atentado perpetrado poco después de la medianoche del viernes en la ciudad turística de Sharm el Sheij, que se saldó con 88 muertos y más de 200 heridos. Pero, a pesar de estas redadas -similares a las practicadas tras el atentado de Taba, en octubre de 2004-, las autoridades policiales han empezado a barajar la teoría de un "compló exterior", urdido en el extranjero, mientras que los más osados se han atrevido incluso a implicar en el atentado a los servicios secretos israelíes del Mossad.

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El ataque terrorista contra Sharm el Sheij, el más cruento de la historia de Egipto, fue cometido por tres suicidas y un cuarto hombre que murió por disparos de la policía después de ser descubierto con un bulto sospechoso que lanzó contra los agentes que le perseguían, matando a 21 policías. Dos de los suicidas iban en el coche que estalló en el hotel Ghazala Gardens y un tercer terrorista hizo explotar su carga explosiva en el Mercado Viejo de la ciudad. Según Mena, la agencia oficial egipcia, los explosivos empleados "no se encuentran en el mercado egipcio, ni legal ni ilegalmente".

Las operaciones de búsqueda se han centrado en las comunidades beduinas que habitan en los lugares más abruptos e inaccesibles de la península del Sinaí, lo que complica su localización. La mayoría de los arrestos efectuados hasta ahora han tenido lugar en las montañas que circundan la ciudad de Sharm el Sheij y la localidad de Al Arish, considerada la capital de Sinaí Norte. Otras detenciones se han practicado en la propia ciudad.

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Muchos de los beduinos detenidos pertenecen a algunos de los clanes que estuvieron ya implicados en los atentados terroristas de Taba, ejecutado el pasado mes de octubre en tres enclaves turísticos. En el más sangriento de estos ataques perecieron 34 personas en el hotel Hilton.

Estos arrestos demuestran que la policía ha establecido un nexo de unión entre los dos atentados, dando por sentado que hay importantes elementos comunes, según confirmó ayer el ministro del Interior egipcio, Abib al Adly.

La primera sospecha que ha permitido establecer un vínculo entre el atentado de Taba y el de Sharm el Sheij parte de los comunicados en los que se reivindican los ataques, que fueron firmados en ambos casos por la brigada local de una célula perteneciente a la organización terrorista Al Qaeda. Pero al mismo tiempo la policía ha hallado en las últimas horas otros importantes indicios que apuntan a la comunidad beduina, como, por ejemplo, que los dos coches bomba utilizados en el atentado eran taxis procedentes de Taba, un servicio controlado y monopolizado por esta comunidad. Y, además, los investigadores se han percatado de que la fecha del atentado ha coincidido con la apertura del juicio oral contra tres de los responsables del atentado de Taba, quienes comparecieron ayer ante un tribunal de Ismailiya, en el que se reclama la pena de muerte para los acusados.

La persecución de que ha empezado a ser objeto la comunidad beduina ha hecho temblar a las organizaciones humanitarias y de defensa de los derechos humanos internacionales, que ya el pasado invierno denunciaron las agresiones y desmanes cometidos por las fuerzas de seguridad contra los beduinos a raíz de las pesquisas por el atentado terrorista contra el hotel Hilton de Taba. En aquella ocasión las persecuciones se saldaron con decenas de muertos, en condiciones nunca esclarecidas, mientras que muchos de los arrestados tuvieron que ser finalmente puestos en libertad por falta de pruebas.

A pesar de que la policía ha centrado sus esfuerzos en la pista beduina, muchos responsables del Ministerio del Interior en El Cairo han empezado a vislumbrar la posibilidad de que el atentado de Sharm el Sheij sea el resultado de una operación terrorista urdida en el exterior. En este contexto, las fuerzas de seguridad tratan de localizar un grupo de siete ciudadanos paquistaníes, quienes al parecer entraron el pasado mes de julio ilegalmente en El Cairo y cuyo paradero se desconoce.

Altos mandos policiales, apoyados por un sector de la prensa egipcia, han optado también por acusar a los agentes de los servicios secretos israelíes del Mossad de estar detrás del ataque. Un comentarista de la televisión estatal egipcia abordaba ayer sin ambigüedades esta posibilidad.

La confusión afecta también a las pesquisas de los equipos forenses, quienes ayer rectificaron el número de muertos y señalaron que las víctimas se elevaban a 63, y no a 88, como se había señalado en las últimas horas. La cifra no parece ser definitiva, ya que el comunicado oficioso de los forenses podría estar hablando de los cadáveres ya identificados, dejando al margen el resto de cuerpos cuya filiación todavía se ignora, con lo que podría mantenerse aún la cifra de 88 muertos, entre ellos 7 u 8 extranjeros.

Pero incluso el destino y el lugar donde se encuentran los cadáveres del atentado se ha convertido en un misterio. Ninguno de los fallecidos ha sido enterrado en el balneario de Sharm el Sheij, por la sencilla razón de que la ciudad no cuenta con un cementerio propio. Los cadáveres están siendo entregados con cuentagotas a sus familiares para que los entierren en sus ciudades de origen, lejos del Sinaí, apartados de las cámaras de televisión y de los periodistas, tratando de esta manera de evitar una publicidad que pudiera ser perniciosa para los intereses turísticos de la zona.

El Gobierno de Hosni Mubarak tiene pocas dudas de que los atentados de la madrugada del sábado pretenden socavar la estabilidad del país árabe. Y que las posiciones políticas del Ejecutivo del presidente Mubarak, en el contexto del conflicto de Oriente Próximo, no son ajenas a los ataques. Ayer mismo, las autoridades egipcias fijaron para el próximo 7 de septiembre la celebración de las elecciones presidenciales, las primeras en las que se podrá votar de forma directa a los candidatos. Hasta ahora, el presidente era elegido por el Parlamento y sometido a referéndum. "Egipto no se rendirá a los terroristas que quieren interrumpir su progreso e impedirle seguir fiel a su postura por la paz en la región", afirmó el primer ministro, Ahmed Nazif.

Varios transeúntes observan un coche destrozado en el mercado viejo de Sharm el Sheij.
Varios transeúntes observan un coche destrozado en el mercado viejo de Sharm el Sheij.EFE

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