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Audiencias privadas con los políticos

Enric González

El papa Benedicto XVI hace gala de un escrúpulo que no caracterizaba a su antecesor, el papa Juan Pablo II: aspira a mantenerse por encima de las tendencias políticas y a evitar cualquier injerencia en los procesos electorales. Contempló la posibilidad de incluir una etapa polaca en el viaje de estos días, pero desestimó la idea por temor a que los católicos conservadores la utilizaran con fines políticos. Ayer, en Colonia, fue igualmente estricto. Recibió en audiencias privadas al canciller, Gerhard Schröder, y a la candidata de la oposición, la democristiana Angela Merkel, y a ambos les dispensó el mismo tiempo en la misma sala y bajo las mismas condiciones de discreción.

Los encuentros fueron privados y no hubo declaraciones. Se consideró irrelevante el hecho de que Schröder fuera agnóstico y estuviera al frente de un partido, el socialdemócrata, no caracterizado por su religiosidad, y que Merkel representara a una formación de ideología basada en los principios cristianos. Los encuentros políticos fueron celebrados en una jornada en la que el diálogo con los musulmanes y la vigilia en Marienfeld estaban destinados a acaparar los titulares.

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