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Blair perdona a los nuevos socios su cuota al 'cheque' británico

Londres quiere compensar así los recortes en los fondos europeos para los países del Este

El Reino Unido está dispuesto a recortar entre un 12% y un 15% el cheque que recibe desde 1984 como compensación por su excesivo saldo negativo con la Unión Europea. La oferta británica, difícil de aplicar técnicamente, consiste en excluir del pago del llamado cheque británico a los nuevos socios de la UE para compensarles del recorte presupuestario patrocinado por Londres para llegar a un acuerdo sobre las perspectivas financieras para 2007-2013.

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La propuesta presupuestaria británica, que el Reino Unido presentará oficialmente a sus socios el próximo lunes, recorta en algo más de 22.000 millones de euros anuales el paquete financiero presentado por la presidencia luxemburguesa en junio pasado. Ese paquete fue rechazado por cinco países (Reino Unido, Suecia, España, Finlandia y Holanda) por razones diversas. Suecos y holandeses quieren sobre todo recortar la cifra de gasto, mientras los británicos buscan eso y sobre todo una reforma que permita reducir sustancialmente las ayudas directas a la agricultura. El Gobierno español quiere aumentar la porción de dinero destinada a España con el objetivo de asegurarse un saldo presupuestario positivo en cada uno de los años del periodo.

Del recorte propuesto por Londres, la mayor parte (en torno a 16.000 millones de euros) procedería de las ayudas que han de recibir los nuevos Estados miembros. Blair argumenta que serán incapaces de absorber las ayudas de 160.000 millones de euros propuestos por la presidencia luxemburguesa.

En su viaje de ayer y anteayer a Estonia y Hungría, donde se entrevistó con los líderes de esos dos países y de Letonia, Lituania, Polonia, la República Checa y Eslovaquia, Blair ha desvelado su intención de recortar el cheque británico, a pesar de que ni Francia ni otros países han aceptado la reforma de las ayudas agrícolas porque en 2002 se acordó mantenerlas así hasta 2013. El primer ministro británico explicó a sus homólogos del Este su intención de compensarles por ese recorte reduciendo su aportación al presupuesto comunitario. Ese recorte, que el portavoz de Blair no quiso ayer cuantificar, equivaldría a una cifra de entre el 12% y el 15% de la parte del cheque que han de pagar los países de la ampliación, según afirmó la BBC citando fuentes de Downing Street. El cheque devuelve al Reino Unido dos tercios del saldo negativo con la UE que sufren los británicos por su menor participación en la política agrícola común. En 2006 se elevará a 5.500 millones de euros y a partir de 2007 subiría a por lo menos 7.700 millones de euros.

La cesión de Tony Blair, que está por ver que sea considerada suficiente por otros socios que exigen congelar el cheque británico, provocó ayer una tormenta política en el Reino Unido, donde los tabloides y el Partido Conservador la presentaron como una "traición" al legado de Margaret Thatcher, y reprocharon al primer ministro que ceda una parte del cheque sin conseguir a cambio un recorte del peso de la agricultura en el presupuesto de la UE. Blair se defendió asegurando que no se va a reducir la parte del cheque relacionada con la agricultura, sino la que procede de la ampliación. "No hago esto porque sea un voluntarista", declaró, "sino porque la ampliación es buena para Gran Bretaña, traerá más crecimiento económico, más empleo, más prosperidad para los británicos".

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La oferta de Blair busca el triple objetivo de contentar a Francia y a los países que exigen un recorte del cheque -aunque se queda lejos de las propuestas de Luxemburgo-, buscar el apoyo de quienes quieren reducir el presupuesto comunitario -como Holanda, Suecia, el propio Reino Unido- y ofrecer una zanahoria a los países de la ampliación para que acepten un compromiso. Pero el primer ministro húngaro, Ferenc Gyurcsany, advirtió, tras entrevistarse con Blair, que "estamos lejos de un acuerdo". Sin embargo, los países de la ampliación necesitan que se aprueben los presupuestos cuanto antes y parecen destinados a aceptar un compromiso si la oferta de Blair obtiene el apoyo de los demás socios.

El primer ministro de Hungría, Ferenc Gyurcsany (izquierda), y Tony Blair, ayer en Budapest.
El primer ministro de Hungría, Ferenc Gyurcsany (izquierda), y Tony Blair, ayer en Budapest.REUTERS

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