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Guerra en Oriente Próximo

Los ataques a Líbano amenazan con causar un catástrofe ecológica

15.000 toneladas de gasóleo se han vertido en el Mediterráneo tras la destrucción de los depósitos

Ángeles Espinosa

Los bombardeos israelíes sobre los depósitos de combustible y centrales eléctricas de Líbano amenazan con desatar una de las peores catástrofes medioambientales del Mediterráneo. La destrucción el jueves de los tanques de gasóleo de la subestación de Yiyeh, al sur de Beirut, ha causado un vertido de 15.000 toneladas de combustible al mar. Esto, unido a la quema de bosques y la basura acumulada, ha puesto en alerta a las autoridades medioambientales.

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Una enorme columna de humo negro seguía ascendiendo hacia el cielo ayer, dos semanas después de que la aviación israelí bombardeara los depósitos de gasóleo de la central eléctrica de Yiyeh, a unos 30 kilómetros al sur de Beirut. El combustible derramado, al menos 15.000 toneladas, ha alcanzado un tercio de la costa libanesa y llegado hasta Siria. Pero con todo el esfuerzo volcado en las víctimas humanas, Líbano no tiene capacidad para ocuparse de la marea negra. España es uno de los países a los que ha pedido ayuda.

"La bombardearon dos veces, el día 13 y el día 15", señaló un residente a esta enviada cuando el martes pasó por allí de camino a Sidón. Desde entonces el fuego ha destruido cuatro de los seis depósitos de la planta. Un quinto empezó a arder el jueves y los vecinos temen que el incendio se extienda al sexto. Al menos 15.000 toneladas de combustible pesado se han vertido al mar, pero la cifra puede sumar 25.000 si el depósito en llamas llega a estallar. Las cisternas se encuentran a apenas una veintena de metros del agua.

"Es la peor catástrofe ecológica de la historia libanesa", ha denunciado una asociación de defensa del medio ambiente llamada Línea Verde. De acuerdo con este grupo, la marea ha contaminado ya 70 kilómetros de costa, es decir un tercio del litoral libanés. El daño es visible en el propio Beirut, donde la playa de Ramlet el Baida, literalmente Arena Blanca, lleva casi una semana teñida de negro.

La primera voz de alarma llegó el martes desde el histórico puerto de Biblos, donde las barcas de pesca amanecieron atrapadas por una espesa capa de gasóleo. Desde el sábado anterior, los pescadores venían encontrando peces y crustáceos muertos. El miércoles, las bolsas de petróleo habían llegado a las costas sirias, a la altura de Tartús.

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"He pedido ayuda al Reino Unido, Italia, España y Estados Unidos, países que han sufrido mareas negras con anterioridad, porque nosotros no podemos actuar solos", declaró ayer a la agencia France Presse el ministro libanés de Medio Ambiente, Yacub Sarraf. Su ministerio estima el coste de la limpieza en 200 millones de dólares (unos 166 millones de euros). Pero en todo caso, las operaciones no podrán empezar mientras duren los bombardeos.

El mar no es la única víctima medioambiental del actual conflicto. Los bombardeos han ocasionado incendios en zonas boscosas del sur y el este del país, sin que los responsables dispongan de medios para apagarlos. Además, la acumulación de basuras ha pasado de ser una molestia a verdadero riesgo sanitario.

Un militante de Hezbolá enarbola una bandera de la milicia en Sidón.
Un militante de Hezbolá enarbola una bandera de la milicia en Sidón.AP

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Sobre la firma

Ángeles Espinosa
Analista sobre asuntos del mundo árabe e islámico. Ex corresponsal en Dubái, Teherán, Bagdad, El Cairo y Beirut. Ha escrito 'El tiempo de las mujeres', 'El Reino del Desierto' y 'Días de Guerra'. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense (Madrid) y Máster en Relaciones Internacionales por SAIS (Washington DC).

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