Bill Clinton dice que "los republicanos no hacen nada bien"
Bill Clinton, que sigue siendo el mayor activo del Partido Demócrata, se multiplicó en las últimas horas de la campaña tras haber intervenido en más de un centenar de actos con congresistas y senadores en 31 Estados, en los que fue recibido como una estrella de rock, y de haber grabado decenas de anuncios para la televisión.
El único hombre que enciende volcanes de pasión entre los demócratas estuvo el fin de semana en Arizona, California y Florida, y empezó su última jornada a las seis de la mañana en la estación de trenes del Bronx, en Nueva York; de allí, el ex presidente fue al Estado de Nueva York, a Oriskany, Glen Falls y Rochester: "Los republicanos no hacen nada bien". Clinton fue a Rhode Island y ya por la noche a Virginia, donde los demócratas echaron el resto en una de las batallas decisivas para el control del Senado. Allí dio ánimos y espectáculo, y se burló de la propaganda republicana de campaña: "¡Os dicen que los demócratas os van a freír a impuestos, y que de camino al refugio, cuando os quedéis sin casa, os encontrareis a un terrorista en cada esquina, y que cuando huyáis corriendo del terrorista tropezaréis con un inmigrante ilegal!", dijo, entre el alborozo de 2.000 simpatizantes en Alexandria.
El peso de Clinton fue importante en unas elecciones tan significativas como las de ayer, pero lo que el ex presidente está preparando además es el camino de la candidatura a la Casa Blanca de su mujer, Hillary. Renovado sin esfuerzo su escaño por Nueva York, la senadora ya puede avanzar -con el apoyo político y económico de la marca Clinton- hacia las primarias demócratas. La pareja votó a primera hora de la mañana en Chappaqua, Nueva York. Hillary, que ha sido prudentísima para no saturar aún más las expectativas sobre su futuro, dijo que le encantan las campañas electorales -pronto tendrá campaña hasta cansarse- y que ésta ha sido estupenda. "Lo que está en juego en Nueva York y el país es mucho, y confío en que haya una mayoría demócrata". Los Clinton celebraron la llegada de los resultados en el hotel Sheraton de Nueva York.
