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Entrevista:SIDI MOHAMED ULD CHEJ ABDELAHI | Presidente de Mauritania | Las amenazas del Magreb

"Los terroristas no nos harán cambiar el rumbo democrático"

El asesinato a tiros de cuatro miembros de una familia de turistas franceses por islamistas radicales, la muerte de tres soldados durante el ataque perpetrado por seguidores de Al Qaeda contra un puesto militar y la suspensión del rally Lisboa-Dakar por recomendación del Gobierno de Francia han pulverizado en sólo 20 días la imagen internacional de Mauritania. Es la última de las calamidades que asuelan a uno de los países más pobres del mundo.

Hace menos de un año que Sidi Mohamed uld Chej Abdelahi alcanzó el poder tras unas elecciones cuya limpieza fue alabada en todo el mundo democrático, pero despreciada por los regímenes autoritarios del norte de África. Desde entonces, el presidente no ha dejado de recibir malas noticias. Los 75.000 barriles diarios de petróleo que iban a ser extraídos en la costa y que servirían para financiar el despegue económico del país han quedado reducidos a un tercio. Por si no fuera suficiente, grupos de narcos suramericanos intentan convertir el territorio en una base de tráfico de cocaína hacia Europa, vía Canarias.

"Somos un país hospitalario y uno de los más seguros del mundo"
"No se puede ligar el terrorismo con el wahabismo y sus mezquitas"
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Sidi Mohamed, de 69 años, es un político experimentado. En los setenta y ochenta desempeñó cinco ministerios bajo distintos regímenes y ha ocupado puestos de relevancia en el extranjero. Pero ahora gobierna en equilibrio sobre una coalición de viejas personalidades independientes habituadas al clientelismo. El presidente recibió a EL PAÍS el viernes en su residencia privada. Ésta es la primera entrevista que concede tras la suspensión de la carrera Lisboa-Dakar.

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Pregunta. ¿Le parece razonable la recomendación del Gobierno de Francia que ha provocado la suspensión de rally?

Respuesta. No debemos hacer ningún juicio acerca de las decisiones del Gobierno de Francia sobre la seguridad de sus ciudadanos. Por nuestra parte, habíamos hecho todo lo que podíamos hacer para que la carrera pudiera celebrarse. Estábamos listos. Habíamos preparado un gran dispositivo de seguridad para los corredores y para sus acompañantes. La llegada del rally a un país hospitalario, abierto y tolerante era esperada.

P. ¿Ha calculado el daño que puede causar la suspensión de la carrera a la imagen internacional y a la economía de Mauritania?

R. En efecto, la llegada del rally suponía beneficios económicos para el sector hostelero y para las actividades anejas; esos beneficios faltarán este año. Pero, por otra parte, los turistas siguen llegando. Los vuelos de visitantes están llegando a Atar (al norte del país, el principal destino turístico). A pesar de lo que dijeron en los medios extranjeros tanto los que conocen Mauritania como los que no la conocen, se confirmará que somos un país hospitalario y también un lugar seguro. Si comparamos nuestro grado de seguridad con el de otros países del mundo, Mauritania es uno de los más seguros.

P. ¿Ha dejado Mauritania de ser el país más pacífico de África?

R. Todo lo que puedo afirmar es que Mauritania es un país seguro, siempre lo ha sido y seguirá siéndolo.

P. Pero ahora Al Qaeda lo ha incluido entre sus objetivos. ¿Qué medidas está tomando su Gobierno para garantizar la seguridad de los mauritanos y de los extranjeros en el país?

R. En el pasado, Mauritania era un país muy tranquilo. Nuestra tradición es de gran hospitalidad. Cualquier familia podía acoger en su casa a cualquier persona, aún desconocida, y darle comida y cobijo sin hacerle preguntas. Pero el mundo ha cambiado. Debemos hacer que nuestra gente llegue a adaptarse a esos cambios. Todos nuestros medios están movilizados para reforzar la seguridad de los ciudadanos.

P. ¿No cree que el atentado contra los turistas franceses y el ataque contra el puesto militar al noreste del país son sólo el comienzo de la lacra que ya viven otros Estados de la zona?

R. Toda la sociedad mauritana, incluidos los partidos políticos, cualquiera que sea su doctrina, rechaza de forma unánime esos atentados. Lo podrá comprobar por sí mismo hoy, a través de las marchas de protesta organizadas por todo el país (miles de personas se echaron a la calle el viernes para condenar los atentados). A nadie que lleve a cabo actividades de ese género le prestarán apoyo alguno los mauritanos. Eso se lo puedo garantizar.

P. ¿Qué puede decirles a los turistas europeos que están cancelando sus viajes al país?

R. Ningún país del mundo esta libre del riesgo terrorista. Este país se distingue por ser abierto y hospitalario, además de por su buena disposición para acoger al extranjero. Mauritania proporcionará toda la seguridad posible tanto a los turistas como a las empresas que deseen establecerse aquí.

P. En los últimos tiempos se ha detectado en Mauritania un aumento de mezquitas wahabíes frente a la tradición malaquí del país, más moderada. ¿No cree que pueden suponer una amenaza?

R. Las diversas doctrinas del Islam tienen una fuente común y, aunque hay divergencias, ninguna es en sí peligrosa. Han convivido pacíficamente. Lo que ocurre es que hay un grupo que desarrolla una doctrina de excomunión y que actúa según métodos terroristas. Eso nada tiene que ver con las mezquitas o con su número.

P. Pero algunos wahabíes llegados de Yemen o de Arabia Saudita se han establecido últimamente en el país y, con un dinero que nadie sabe de dónde sale, han construido mezquitas en pueblos del interior y están ganando adeptos para un Islam muy intolerante.

R. Tenemos que recordar que hablamos del fenómeno terrorista. En cuanto a Arabia Saudita, que es el país del mundo con más wahabíes, padece ese mismo problema. Por tanto, no se puede ligar el wahabismo con el terrorismo diciendo que dondequiera que haya mezquitas wahabíes hay terroristas. Existen instituciones en el mundo islámico dedicadas al bien de la humanidad, como en cualquiera de las otras religiones reveladas. Aunque todas estas religiones predican el bien, en ellas pueden servir, sin embargo, gentes con programas propios. Que esto quede bien claro. Es responsabilidad de todos nosotros buscarles e impedir que logren sus objetivos.

P. Dos de los supuestos autores del asesinato de la familia de turistas franceses eran islamistas conocidos, que acababan de salir de prisión. ¿Cómo se explica esto?

R. Es verdad que las fuerzas de seguridad han podido identificar a los autores del atentado criminal. Estaban detenidos hace unos años, junto a otro grupo de personas. En todo ese tiempo no habían sido juzgados. Tras la instauración de la democracia, el año pasado, aplicamos la norma de que todos los detenidos debían ser juzgados. Desde entonces, el poder ejecutivo ha dejado de interferir en los asuntos judiciales. A mí, así como al Gobierno, nos sorprendió mucho la decisión judicial por su clemencia. No nos quedó más remedio que recurrir el fallo. El caso estaba aún pendiente de las instancias superiores de justicia (cuando se produjo el atentado).

P. Los atentados se producen en un momento muy delicado, cuando la democracia acaba de echar a andar en Mauritania. ¿Pueden afectar a la estabilidad del país?

R. Todo el mundo está de acuerdo en que la democracia es el mejor medio para conseguir la estabilidad. Lo que ha sucedido no cambiará nuestro rumbo. Las marchas que están siendo organizadas hoy son espontáneas. El Gobierno no obliga a nadie a participar en ellas. Son marchas populares que expresan el deseo del pueblo, lo cual favorece la estabilidad en el país.

P. Su Gobierno ha impulsado las libertades y avances sociales en materia de esclavitud, de retorno de los refugiados, de participación de la mujer en la vida pública… ¿Es posible que esa libertad moleste a los islamistas radicales?

R. Nuestro país está orientado hacia la unidad nacional. El retorno de los refugiados, la eliminación de las secuelas de la esclavitud y el papel de la mujer, si llega a jugarlo de manera conveniente, son para nosotros cuestiones capitales. Nada de lo que pretendan los terroristas nos hará cambiar de rumbo. Ni a mí, ni al Gobierno, ni al pueblo.

P. Hace poco se ha sabido que las expectativas del petróleo han descendido a menos de la mitad. Los mauritanos tenían puestas muchas esperanzas en esa riqueza. ¿Cree que el desencanto puede convertirse en malestar social?

R. Es verdad que las cantidades de petróleo obtenidas fueron inferiores a las previstas. Por lo visto, los estudios técnicos de la empresa (petrolera australiana Woodside) no fueron del todo completos. Pero se trata solamente del pozo 'offshore' llamado Chinguity, situado en el mar, a 40 kilómetros al oeste de Nuakchott. El que ese pozo no haya tenido la producción esperada no quiere decir que los demás pozos no darán un resultado satisfactorio. Importantes compañías extranjeras, entre ellas la española Repsol, están haciendo prospecciones en otras zonas del país y tienen buenos indicios de petróleo y gas. Si el pozo de Chinguity hubiese producido los resultados esperados, desde luego que nuestra situación financiera hubiese sido más confortable. Aun sin ellos, tenemos gran esperanza en que haya muchos recursos petrolíferos en el país.

P. ¿Tendrá el pueblo mauritano paciencia para esperar al resultado de esas prospecciones?

R. Es una pregunta importante. En septiembre viajé a Naciones unidas y a Europa, y en mis discusiones con los responsables he subrayado que el verdadero peligro para la democracia es la pobreza. En un país democrático, los ciudadanos siempre piden y esperan más de lo que es posible darles. La gente poco sabe del tiempo que necesita un proyecto de desarrollo. He explicado a los responsables con los que me he entrevistado lo imprescindible que nos parece la ayuda de los países amigos interesados en el éxito de las experiencias democráticas para fortalecer la nuestra.

P. En los últimos meses se han producido en Mauritania muchas detenciones por tráfico de drogas. ¿Está convirtiéndose el país en una base de narcotraficantes suramericanos?

R. Es cierto que algunas mafias están utilizando la zona atlántica de África Occidental -Guinea Bissau, Senegal, Mauritania- para llevar drogas hacia Europa. No somos un país fabricante ni consumidor de drogas, sino un país de tránsito. Estamos desarrollando grandes esfuerzos para combatir ese tráfico. Jamás fueron intervenidos alijos tan importantes como durante los escasos meses del actual Gobierno. Existen razones para pensar que, antes, importantes cantidades de droga atravesaban las redes de control. Tenemos la determinación de seguir luchando para llegar a erradicar ese fenómeno lo antes posible.

P. ¿Existe algún peligro de involución política?

R. No lo creo.

P. En este momento, ¿se siente suficientemente respaldado por la comunidad internacional?

R. Eso me parece. He podido comprobarlo recientemente, a raíz de una reunión celebrada en París, marcada por el éxito, y en la que participaron países e instituciones. Todos manifestaron su solidaridad y su apoyo a la experiencia democrática de Mauritania.

P. ¿También se siente apoyado por los países norteafricanos? Le recuerdo las recientes declaraciones de Gaddafi: "¿Van a enseñarnos ahora democracia esos nómadas del desierto?"

R. Le puedo decir que tenemos buenas relaciones con el conjunto de los países del Magreb. He realizado hace poco una visita a Libia, y tenemos las mejores relaciones posibles.

P. ¿Está satisfecho de las relaciones con España?

R. Sí. Tenemos muy buenas relaciones con España, que nos apoya en varios sectores de nuestro desarrollo. Cooperamos en materias como la seguridad, la lucha contra la migración clandestina y el tráfico de drogas. Estamos satisfechos de esa cooperación. Está previsto que el presidente del Gobierno español efectúe una visita a nuestro país y que firme un tratado entre ambos Estados. Si la visita no se produjo a principios de año, como estaba previsto, se debió a que España ha entrado en periodo electoral.

Sidi Mohamed uld Chej Abdelahi, el sábado, durante la entrevista.
Sidi Mohamed uld Chej Abdelahi, el sábado, durante la entrevista.J. ROJAS

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