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El futuro de los Balcanes

Nace un nuevo Estado europeo

El primer ministro Thaçi afirma que Kosovo se declarará hoy independiente - Miles de personas toman las calles para celebrar antes de hora la decisión

Ramón Lobo

Hoy, a partir de las tres de la tarde, nacerá un nuevo Estado: Kosovo. Lo hará con el favor de Estados Unidos y la Unión Europea, sus principales patrocinadores, y la oposición total de Rusia y Serbia, que se siente injustamente amputada en un territorio que considera la cuna de su identidad nacional. Esa herida no es imaginaria ni lejana, está presente en cada uno de los 100.000 serbios que aún quedan en la todavía provincia y que viven las horas previas de la independencia con, sobre todo, miedo.

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Los 16.000 soldados de la OTAN desplegados en el territorio, algo de mano izquierda diplomática y toda la suerte que faltó en las guerras balcánicas en los años noventa podrán evitar otro desastre y conseguir que el desmembramiento de Yugoslavia acabe de una vez en Kosovo, donde empezó en 1989 con la anulación de la autonomía, y no sea el inicio de otra rueda de sangre y muerte.

"En nombre de las instituciones traigo un mensaje a la familia Jashari y al mundo de que Kosovo se está independizando. Mañana [por hoy] es el día en que se hará realidad la voluntad de los ciudadanos de Kosovo. Será una jornada tranquila y de entendimiento", aseguró ayer el primer ministro kosovar, Hasim Thaçi. Lo dijo en la casa que perteneció a Adem Jashari. Fue un gesto cargado de simbolismo en una tierra donde los muertos y los mitos parecen guiar el destino de los vivos.

Jashari, uno de los fundadores de la guerrilla del Ejército de Liberación de Kosovo (UÇK), fue asesinado por las tropas serbias junto a 56 miembros de su familia (incluidos niños, mujeres y un bebé de ocho meses). Ocurrió en Prekaz, en marzo de 1998, fecha que marca para los albaneses el inicio de una guerra de liberación que ahora concluye con el nacimiento de un nuevo Estado.

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Antes de que el pleno del Parlamento de Kosovo apruebe la histórica declaración de independencia, deberá adoptar las leyes necesarias para aplicar hasta en su última coma el plan del enviado especial de la ONU, el finlandés Marti Ahtisaari, sobre el que se ha logrado el consenso interno en la UE y en él se hace hincapié especial en la protección de las minorías, sobre todo de los serbios.

En las calles de Pristina se vive un ruidoso fervor patriótico, más propio de seguidores de un exitoso equipo de fútbol que de ciudadanos del que será en unas horas el país más joven de Europa. Miles de banderas albanesas -la roja con el águila bicéfala negra, el estandarte de Skenderbeut, el gran héroe medieval albanés que se enfrentó a los turcos- decoran cada balcón. Algunos coches la han pegado al capó. No es la única bandera que se ve en Kosovo. Tras la de Skenderbeut, la más popular es la de EE UU. En un tercer y distante lugar, la azul de Europa.

Uno de los deberes del Parlamento, al que se le acumulan los momentos históricos, será el de escoger una bandera estatal para diferenciar a los albaneses de Kosovo de los de Albania, Macedonia o Montenegro.

Hoy es para los kosovares la culminación de años de lucha y sufrimiento, aunque miles de personas salieron ya anoche a la calle para celebrar la decisión antes de hora. En Pristina incluso hubo fuegos artificiales. Mujeres como Enamiren recuerdan bien cómo fueron expulsadas de sus casas en dirección a Albania y Macedonia, donde vivieron como refugiadas: "El día que empezaron los bombardeos de la OTAN, mis vecinos serbios aparecieron armados con un Kaláshnikov. La policía especial de Milosevic nos insultaba y golpeaba; tuvimos que huir". Miles de historias similares se cruzan estos días en las calles, como si quisieran convencer a la memoria de que todo mereció la pena.

Tras la proclamación unilateral de independencia de Serbia, llegarán los discursos, la inauguración de un obelisco, conciertos y fuegos artificiales. Se espera otra larga noche de fiesta, algunos hoteles prometen barra libre y carne en abundancia.

El siguiente paso serán los reconocimientos. Se esperan inmediatos, tal vez hoy o lunes, de EE UU, Francia, Alemania, Reino Unido e Italia. Los partidarios de la independencia argumentan que es la consecuencia de la limpieza étnica que en 1999 provocó la expulsión de la mitad de los dos millones de albaneses del territorio. Ese derecho moral, sostienen, es que convierte a Kosovo en un caso irrepetible. Rusia y Serbia, que tildan de ilegal la secesión, auguran problemas en otros países con movimientos nacionalistas, como España.

Jóvenes kosovares exhiben banderas albanesas, anoche, en Pristina.
Jóvenes kosovares exhiben banderas albanesas, anoche, en Pristina.AFP

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