_
_
_
_
_

El Pentágono manipuló los informes sobre la reconstrucción de Irak

Una investigación oficial destapa el derroche en el gasto de 75.000 millones - Bush visita Bagdad por sorpresa para firmar el acuerdo de salida de las tropas

Francisco Peregil

Un informe secreto encargado por el Gobierno de EE UU detalla en 513 páginas lo que todo el mundo sabía: que la reconstrucción de Irak se hizo sin pies ni cabeza. Y que cinco años después de la invasión, Estados Unidos sigue sin tener ni la infraestructura ni la capacidad organizativa necesarias para reconstruir el país. Y eso a pesar de que Washington lleva invertidos en Irak 100.000 millones de dólares (unos 75.000 millones de euros), lo que convierte el proyecto iraquí en el mayor de reconstrucción en el extranjero desde el Plan Marshall en Europa tras la II Guerra Mundial.

El informe, cuyo contenido desveló ayer The New York Times, se titula Lecciones difíciles: la experiencia de la reconstrucción de Irak, y lo ha elaborado tras más de 500 entrevistas y 600 inspecciones el equipo del inspector general especial para la Reconstrucción de Irak, Stuart Bowen, un jurista republicano que dispone de inspectores en el país árabe y viaja allí regularmente.

Defensa "se inventó" las cifras de la policía y el Ejército iraquíes, según Colin Powell
Un periodista lanzó dos zapatos contra el presidente de EE UU y le llamó "perro"
Más información
Bush destaca el "progreso innegable" de Afganistán tras la caída de los talibanes
El reportero del zapatazo a Bush admite la agresión frente a un juez

A la "pobre planificación", al "derroche posterior" y a la "ignorancia sobre la sociedad iraquí", se añadió el ánimo del Pentágono de mentir a sabiendas sobre los datos de la seguridad. En cuanto empezó a estancarse la incorporación de iraquíes a la nueva policía y al nuevo Ejército del país árabe, el Pentágono optó por engañar al Gobierno de EE UU y a la sociedad. El informe cita al ex secretario de Estado Colin Powell, comentando que varios meses después de la invasión, el Departamento de Defensa "continuó inventándose cifras de las fuerzas de seguridad iraquíes, número que podía aumentar en 20.000 por semana: 'Ahora tenemos 80.000, ahora tenemos 100.000, ahora, 120.000".

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

Una vez que cayó la estatua de Sadam Husein frente a los hoteles de los periodistas, en la plaza del Paraíso, Bagdad seguía siendo un caos. La improvisación de Estados Unidos se apreciaba en el simple hecho de que en el famoso Museo Arqueológico de la ciudad, con piezas de más de 4.000 años de historia, podía entrar cualquiera, no había protección ninguna. Indicadores como la producción nacional de electricidad y petróleo, acceso al agua potable, el funcionamiento de los teléfonos fijos y móviles y la presencia de la policía iraquí cayeron hasta al 70% semanas después de la invasión, según el informe.

Los redactores del estudio aseguran que después de que el nuevo Gobierno iraquí asumiera sus funciones en 2004, ninguno de los servicios antes citados, excepto el de los teléfonos móviles, alcanzó el nivel previo a la guerra. Y recuerdan que en la actualidad, la producción eléctrica apenas ha crecido un 10% desde 2003; que la producción petrolera aún no ha alcanzado los niveles de antes de la guerra, y que el sistema de saneamiento de Irak se encuentra en condiciones muy precarias e insalubres. Además, el dinero que llega desde Washington "se divide en un sistema de reparto controlado por políticos locales y jefes tribales".

En el documento se señala que parte del fracaso se debe a que ninguna agencia del Gobierno de EE UU asumió la responsabilidad de la reconstrucción desde el principio de la invasión. Stuart Bowen, el autor de la investigación, se pregunta si el proceso de rehabilitación habría sido más exitoso si las condiciones de seguridad hubiesen sido mejores en el país. No se cree capacitado para responder, pero considera que fue un error del Gobierno estadounidense despedir en su día a los policías y soldados que se encontraban a las órdenes del Gobierno de Sadam Husein, cuya colaboración estima indispensable.

La difusión del informe coincidió ayer con una visita no anunciada, la cuarta y última durante su mandato, que el presidente George W. Bush efectuó a Irak, cinco semanas antes de que Barack Obama le sustituya en la Casa Blanca. El objetivo, según un comunicado de la Casa Blanca, era entrevistarse con las autoridades iraquíes, despedirse de las tropas y firmar el nuevo acuerdo de seguridad aprobado por el Parlamento de Bagdad. Mediante este pacto, se prevé la retirada de las tropas invasoras antes del 31 de diciembre de 2011, lo que supone al menos medio año más que los 16 meses de plazo que había prometido Obama para la retirada.

Tras entrevistarse con el presidente iraquí, Yalal Talabani, Bush volvió a repetir una de sus más conocidas frases: "La intervención estadounidense en Irak fue difícil, pero necesaria". Los iraquíes, sin embargo, no lo tienen tan claro. Un periodista lanzó sus zapatos contra el presidente de EE UU durante la conferencia de prensa que éste celebraba junto con el primer ministro iraquí, Nuri al Maliki. Los dos zapatos volaron por encima de la cabeza de Bush, que se inclinó para esquivarlos ante la sorpresa de toda la sala. El periodista llamó "perro" al presidente estadounidense mientras los servicios de seguridad le sacaban de la sala. Tanto el insulto como el gesto de arrojar los zapatos son símbolos mayores de desprecio en la cultura árabe.

Tras pasar por Irak, Bush llegó anoche a Afganistán, donde se entrevistará con el presidente, Hamid Karzai, y visitará a las tropas de EE UU.

Bush y Al Maliki, después de que un periodista arrojara dos zapatos (al fondo, uno de ellos en el suelo) al presidente de EE UU.
Bush y Al Maliki, después de que un periodista arrojara dos zapatos (al fondo, uno de ellos en el suelo) al presidente de EE UU.AP

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Francisco Peregil
Redactor de la sección Internacional. Comenzó en El País en 1989 y ha desempeñado coberturas en países como Venezuela, Haití, Libia, Irak y Afganistán. Ha sido corresponsal en Buenos Aires para Sudamérica y corresponsal para el Magreb. Es autor de las novelas 'Era tan bella', –mención especial del jurado del Premio Nadal en 2000– y 'Manuela'.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_