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Praga deja en el aire el proyecto europeo

Senadores checos frenan con un recurso ante el Constitucional la ratificación de Lisboa - La iniciativa pone en peligro la entrada en vigor del tratado en enero

El Tratado de Lisboa vuelve a estar en el alero. Los euroescépticos checos cumplieron sus amenazas: un grupo de 17 senadores, la mayoría del Partido Democrático Cívico (ODS, centroderecha), presentaron ayer un recurso ante el Tribunal Constitucional en Praga contra el Tratado de Lisboa, lo que supone un serio revés para su entrada en vigor, que muchos deseaban para el próximo 1 de enero.

Esta iniciativa supone un paso más en la alianza forjada por los euroescépticos británicos y checos, que tras las últimas elecciones europeas ya acordaron unirse en el Parlamento formando el Grupo de Conservadores y Reformistas Europeos. En este clima de complicidades, el líder del Partido Conservador británico, David Cameron, dirigió recientemente una misiva al presidente checo, Vaclav Klaus, fundador del ODS, pidiéndole que no firmara el nuevo texto hasta la próxima primavera con la esperanza de ganar las elecciones en el Reino Unido y convocar un referéndum contra el tratado, que sin duda tendría muchas posibilidades de prosperar.

El tribunal puede tardar unos seis meses en tomar una decisión
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En medios comunitarios no se ha podido precisar el impacto que tendrá el recurso presentado en Praga, "debido a que los propios checos dan informaciones contradictorias sobre el tiempo de que dispone el tribunal para resolver". Fuentes jurídicas confirmaron que los magistrados tienen una semana de plazo para admitir a trámite el recurso de 60 páginas y un mes para recibir alegaciones de las partes (por un lado, los senadores como parte que recurre y, por otro lado, el Parlamento como institución que ratificó el texto). El tiempo total para tomar una decisión puede variar entre tres y seis meses, según ya advirtió recientemente el primer ministro checo, Jan Fischer.

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El nuevo tratado recoge la esencia de la no nacida Constitución europea, aumenta la capacidad de acción de la Unión, crea el puesto de presidente de la UE y refuerza los poderes del Alto Representante de política exterior. Su entrada en vigor está pendiente de ratificación por Irlanda y de la firma de los presidentes en Polonia y República Checa. Los sondeos del referéndum de Irlanda del próximo viernes son muy favorables; se espera que los votos afirmativos superen el 55%. El presidente polaco ha expresado su voluntad de firmar el tratado tras el voto favorable de Irlanda. El presidente alemán, Horst Köhler, firmó el tratado a principios de la semana pasada.

Los senadores checos presentaron ayer el recurso a pesar de que el Constitucional ya se pronunció sobre otra reclamación referente al Tratado de Lisboa en noviembre pasado. Entonces dictaminó que el nuevo texto no era contrario ni a la letra ni al espíritu de la Constitución checa. La diferencia entre ambos recursos es que el primero puso en duda algunos artículos del tratado, mientras el presentado ayer impugna todo el documento. Pese a ello, juristas y políticos comunitarios no dudan en calificar el recurso de "fraude de ley" y "filibusterismo parlamentario".

El Alto Representante para la Política Exterior de la Unión, Javier Solana, expresó su preocupación por los acontecimientos tras conocer la iniciativa checa. En este sentido, manifestó que "la Unión Europea necesita el tratado y el mundo necesita a la UE". Añadió que ahora "todos debemos cooperar" y consideró que sería "absurdo impedir que la Unión Europea funcione, porque sería irresponsable". Solana apeló a "todos a ser responsables" y subrayó que "la UE necesita desarrollar todas las potencialidades del Tratado". El senador Jiri Oberfalzer, portavoz del grupo de disidentes checos, señaló ayer en Praga tras presentar el recurso que "el Tratado de Lisboa es un gran paso hacia la federación" y la federación es ya un "súper Estado". El punto más conflictivo es la cuestión de la "soberanía checa", según Oberfalzer.

El ideólogo del recurso es sin duda el presidente Klaus, quien en múltiples ocasiones ha expresado su desdén hacia las instituciones comunitarias, a las que ha comparado con el antiguo régimen comunista de su país. Klaus ha reiterado, siempre que ha tenido ocasión, que será el último dirigente de la UE en firmar el tratado.

A pesar del recurso, Bruselas piensa seguir adelante con los preparativos para cuando entre en vigor el Tratado de Lisboa. En la cumbre del próximo 28 de octubre, los jefes de Estado o de Gobierno de los Veintisiete nombrarán al nuevo Alto Represente y acordarán el nombre del futuro presidente de la Unión.

Por el momento, el presidente del Ejecutivo comunitario, José Manuel Barroso, prepara la composición de la nueva Comisión de acuerdo con el tratado vigente de Niza, lo que indica que sólo podrá contar con 26 comisarios. Barroso ha pedido a cada país que le envíe a dos candidatos para elegir. La idea es que el país que obtenga el Alto Representante no tendrá transitoriamente comisario. Sin embargo, cuando el Tratado de Lisboa entre en vigor, el Alto Representante se convertirá automáticamente en vicepresidente de la Comisión, tal como dispone el nuevo texto legal.

Probablemente, el mandato de la actual Comisión Europea, que termina el 31 de octubre, se prorrogue uno o dos meses para facilitar el relevo. Respecto a la entrada en vigor del Tratado de Lisboa, existe toda suerte de especulaciones.

El presidente checo, Vaclav Klaus, el pasado mes de febrero.
El presidente checo, Vaclav Klaus, el pasado mes de febrero.REUTERS

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