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La UE reparte culpas entre Georgia y Rusia en la guerra del Cáucaso

Tbilisi inició el conflicto y Moscú se excedió en la respuesta, según un informe

Pilar Bonet

Rusia y, en menor medida, Georgia se mostraron aparentemente satisfechas de los resultados del informe divulgado ayer en Bruselas sobre el conflicto bélico de agosto de 2008, conocido como la guerra de los cinco días. El documento, de casi mil páginas (www.ceiig.ch), ha sido redactado bajo la dirección de la embajadora suiza Heidi Tagliavini por encargo de la Unión Europea y en él han trabajado una treintena de especialistas desde diciembre de 2008. El informe, que entra a fondo en aspectos históricos y legales, es un auténtico varapalo tanto para Moscú como para Tbilisi, cuyos representantes prefirieron no darse por aludidos ayer y concentrarse en subrayar los aspectos que les favorecían.

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Todos los protagonistas del conflicto -Georgia, Rusia y los separatistas de Osetia del Sur y Abjazia- violaron el derecho internacional, señala el informe que responsabiliza a Georgia del bombardeo masivo de la población civil en Tsjinvali, la capital de Osetia del Sur, en la noche del 7 al 8 de agosto de 2008, y a Rusia, de replicar con una incursión armada desmedida que traspasó las zonas conflictivas y afectó a las vías de comunicación, las ciudades y el litoral georgiano del mar Negro.

Tanto Georgia como Rusia son responsables de la escalada de tensión que precedió a la guerra, señala el informe, que no apoya la tesis central de Tbilisi sobre la supuesta entrada masiva de un amplio contingente de tropas rusas en Osetia del Sur antes del ataque ordenado por Mijaíl Saakashvili. Constata, no obstante, la presencia en Osetia del Sur de mercenarios y voluntarios y algunas fuerzas rusas, además de los pacificadores. "No es posible aceptar que el bombardeo de Tsjinvali con el sistema de lanzamiento de misiles múltiples GRAD y artillería pesada cumpla la condición de haber sido necesario y proporcionado para defender a los pueblos georgianos en Osetia del Sur", afirma el documento, según el cual los georgianos violaron sus propios compromisos internacionales de no recurrir a la fuerza. El "asalto militar" georgiano tuvo un "carácter ilegal", en cambio la respuesta por parte de los osetios "estuvo de acuerdo con la ley internacional en lo que se refiere a legítima autodefensa". Ahora bien, las fuerzas de Osetia del Sur violaron los derechos humanos al repeler el ataque armado georgiano y actuar contra los georgianos en Osetia y fuera de ella. Georgia, a su vez, usó armas como bombas de racimo y hay "indicaciones" de que Rusia también podría haberlas usado en la ciudad de Gori.

El informe critica la política de Tbilisi respecto a sus minorías de Abjazia y Osetia, y la de Rusia en la defensa de sus intereses geoestratégicos en el Cáucaso. Al desintegrarse la Unión Soviética, Tbilisi alienó a las minorías étnicas de Abjazia y Georgia, con lemas chauvinistas como "Georgia para los georgianos". Rusia, por su parte, se ha inmiscuido en los asuntos internos de Georgia al repartir amplia e ilegalmente pasaportes entre los habitantes de Osetia del Sur y Abjazia.

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La acción de Georgia en Osetia del Sur no puede ser considerada genocidio, como pretendían los rusos, afirma el documento, que también rechaza el derecho a la secesión de osetios y abjazos y considera ilegal el reconocimiento ruso de esos dos territorios como Estado. Los investigadores constatan también el apoyo prestado por EE UU y otros países como la República Checa, Israel y Ucrania al desarrollo de las capacidades militares de Georgia y lo contrasta con la actitud distanciada respecto a asuntos militares de la UE y de la mayoría de sus miembros.

Durante el conflicto y después, se dieron casos de limpieza étnica protagonizada por irregulares osetios y no impedida por los rusos. Pueblos georgianos en Osetia del Sur fueron sistemáticamente destruidos. En total, los desplazados en el conflicto fueron 135.000, de los cuales 35.000 no volverán a sus hogares en un futuro próximo. El número de muertos se calcula en 850.

"Rusia no estaba atacando antes del comienzo de la operación georgiana" ni estaba preparando "un gran ataque" y sus pacificadores no incumplían sus obligaciones internacionales. Con la ayuda rusa, sin embargo, osetios y abjazos aprovecharon para conquistar territorios que no estaban en su poder antes de la guerra, el distrito de Ajalgori y la parte alta del valle de Kodor, respectivamente.

Un convoy del Ejército georgiano pasa junto a los restos de un carro de combate destruido por las fuerzas rusas, en Gori, en agosto de 2008.
Un convoy del Ejército georgiano pasa junto a los restos de un carro de combate destruido por las fuerzas rusas, en Gori, en agosto de 2008.REUTERS

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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