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Klaus recurre a los Sudetes para no firmar el Tratado de Lisboa

El líder checo pide un cambio en la Carta de Derechos

Andreu Missé

El presidente checo, Václav Klaus, sorprendió ayer con una nueva pirueta para bloquear la entrada en vigor del Tratado de Lisboa. El contumaz euroescéptico presidente de la República Checa, desenterró ayer el viejo conflicto de los Sudetes para aplazar la firma del Tratado de Lisboa. Tras su firma hoy por el presidente polaco Lech Kaczynski, el Tratado que debe agilizar el funcionamiento de la UE sólo está pendiente de un recurso ante el Tribunal Constitucional de la República Checa y la rúbrica de su presidente.

Klaus, adversario declarado del proyecto europeo, exige como condición para estampar su firma, una derogación parcial de la Carta de Derechos Fundamentales de la UE, similar a la que ya obtuvieron Reino Unido y Polonia, según manifestó ayer el presidente del Parlamento Europeo, Jerzy Buzek, tras su entrevista con Klaus.

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El objetivo final del presidente checo, según el periódico polaco Rzeczpospolita, es impedir en el futuro cualquier reivindicación de los bienes alemanes en los Sudetes, confiscados por Praga después de la II Guerra Mundial. La fuente anónima recogida por este diario manifestó: "No podemos permitir que los jueces de Malta o de España que se sientan en el Tribunal de Justicia las Comunidades Europeas y que ignoran la historia de nuestra región, decidan si los alemanes tienen derecho a recuperar sus propiedades".

El territorio de los Sudetes fue ocupado y anexionado por la Alemania nazi en 1938. Después de la II Guerra Mundial, unos tres millones de alemanes fueron expulsados de la región y deportados a Alemania. En 1991, el presidente checo, Václav Havel, con una postura diametralmente opuesta a la del actual presidente, se disculpó en nombre de su pueblo por las masacres perpetradas contra los alemanes durante la expulsión, proponiendo incluso otorgar a los antiguos habitantes de los Sudetes la nacionalidad checa para poder obtener así la restitución de sus propiedades perdidas.

En las negociaciones previas a su incorporación a la UE, la República Checa alcanzó un acuerdo con Alemania para cicatrizar las viejas heridas.

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Fuentes jurídicas comunitarias aseguraron ayer que Klaus carece de todo poder legítimo para plantear tal reivindicación y que sus obligaciones le exigen la firma de los acuerdos del Gobierno. El primer ministro checo Jan Fischer, expresó ayer su confianza en que el Tratado de Lisboa entraría en vigor antes de fin de año.

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