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Reportaje:

Rusia suspende en derechos humanos

Los activistas exigen a Medvédev un mayor amparo de las libertades civiles - Los asesinatos, las desapariciones de niños y la corrupción van en aumento

Pilar Bonet

Los defensores de derechos humanos no se mordieron la lengua y expusieron ayer sus motivos de preocupación -desde los asesinatos de activistas y las condiciones de los detenidos hasta la corrupción policial- ante el presidente de Rusia, Dmitri Medvédev, en el Kremlin. El mandatario mostró comprensión ante la inquietud de sus interlocutores, pero no dejó percibir una estrategia clara y decidida contra los males enumerados.

Secundada por los 34 miembros del Consejo de Ayuda al Desarrollo de la Sociedad Civil, Ella Pamfílova, su presidenta, denunció la muerte de Serguéi Magnitski, abogado que llevaba un año en prisión preventiva como sospechoso de evasión de impuestos. Magnitski tenía una enfermedad crónica y las autoridades penitenciarias ignoraron sus reiteradas peticiones de asistencia médica. El abogado representaba a Bill Browder, un estadounidense con gran éxito empresarial al que le fue prohibida la entrada en Rusia en 2005 por razones no especificadas de "seguridad nacional". Browder fue fundador de Hermitage Capital Management, que llegó a ser el mayor fondo de inversión de Rusia. El veto que le afecta se relaciona con la rivalidad de influyentes sectores rusos a los que habría hecho sombra.

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"Es una horrible tragedia que un jurista de 37 años perezca sin haber sido declarado culpable y sólo cuando es investigado", dijo Pamfílova. La activista agregó que continúan los asesinatos de defensores de derechos humanos y periodistas y mencionó el del sacerdote ortodoxo Daniil Sisóyev. Pamfílova calificó el sistema judicial de "callejón sin salida de la justicia", denunció el fraude electoral y las restricciones al derecho a la manifestación. También mencionó la existencia de 12.500 niños oficialmente desaparecidos en Rusia, que en parte se convierten en víctimas de la pornografía. Criticó además la falta de reconocimiento de los combatientes en la guerra contra Georgia de agosto de 2008 -"desde coroneles a soldados"-, que reclaman en vano el rango de veteranos de acciones bélicas.

La activista se refirió a un agente que ha denunciado la corrupción policial por Internet. Este caso, dijo, es "una confirmación del diagnóstico de todo el sistema de orden público". "Se necesita una modernización radical de todos los cuerpos armados, donde los sobornos se han convertido en la norma y la burla a los ciudadanos está a la orden del día", dijo. En su opinión, fortalecer a los órganos de orden público sin "sanearlos" equivale a "curar a un loco dándole un hacha". "El apoyo de la sociedad para una reforma radical de la policía es de tal envergadura que da una oportunidad única", sentenció.

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"Cualquier asesinato, de un defensor de derechos humanos, un periodista, un sacerdote, un policía, un fiscal, un militar (...) tiene absolutamente las mismas consecuencias sociales y es un grave crimen", dijo Medvédev, en contra de diferenciar los asesinatos "que merecen una especial atención" y los que "no merecen atención". El presidente dijo que no veía alternativa al sistema judicial, por mucho que sea el "escepticismo" que inspire. "Todo lo demás es un callejón sin salida desde el punto de vista de la civilización", afirmó.

Sobre la corrupción, Medvédev afirmó que "es más difícil trabajar, tomar decisiones y perfeccionar leyes" que "suspirar y decir que la corrupción no se puede erradicar". Kiril Kabánov, presidente del Comité Nacional Contra la Corrupción, denunció la implicación del Servicio Federal de Seguridad en redadas contra propiedades ajenas.

El sociólogo Dmitri Oreshkin insistió en que las elecciones municipales del 11 de abril habían sido masivamente falsificadas. Medvédev dijo no querer sacar conclusiones sin el veredicto de los jueces, pero expresó su esperanza de que se "sacarán conclusiones" para las municipales de la próxima primavera. Svetlana Gánnushkina, de la organización Memorial, entregó al presidente un retrato de la activista chechena Natalia Estimírova, asesinada en julio pasado.

Un miembro de una organización antifascista sostiene una fotografía del líder del movimiento, Iván Jutorskói, durante un acto en su memoria.
Un miembro de una organización antifascista sostiene una fotografía del líder del movimiento, Iván Jutorskói, durante un acto en su memoria.EFE

Últimas víctimas

- Daniil Sisóyev, 35 años, sacerdote y crítico implacable del islam, asesinado a tiros

por un enmascarado el 19 de noviembre en su parroquia en un barrio de Moscú.

- Serguéi Magnitski, 37 años, abogado de un empresario acusado de evasión, muerto el 16 de noviembre en prisión preventiva en Moscú, después de que las autoridades penitenciarias ignoraran sus repetidas peticiones de ayuda médica.

- Iván Jutorskói, 26 años, un líder del movimiento antifascista juvenil, muerto a tiros el 16 de noviembre en la escalera de su casa de Moscú.

- Maksharip Aúshev, 43 años, activista de oposición

de Ingushetia, muerto a tiros

el 25 de octubre en Kabardino-Balkaria, en el Cáucaso.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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