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Ola de cambio en el mundo árabe | LOS PAPELES DEL DEPARTAMENTO DE ESTADO

Libia mima a sus dirigentes y a otros países con los contratos más jugosos

El régimen de Gadafi es "una cleptocracia", según los diplomáticos de EE UU

Naiara Galarraga Gortázar

"Libia es una cleptocracia en la que el régimen, sea la propia familia Gadafi o sus aliados políticos cercanos, tiene un interés directo en cualquier cosa que merezca ser vendida o comprada", escribió en enero de 2009 el embajador de EE UU en Trípoli, Gene Cretz. El diplomático cuenta que, aunque Muamar el Gadafi se presenta como un "visionario político" alejado de las nimiedades cotidianas, "el jefe de Estado de facto" utiliza los contratos más jugosos para mimar a otros países y dirigentes del régimen.

Gadafi "supervisa todos los contratos de más de 200 millones de dólares [146 millones de euros]" y otros de menor cuantía, en especial, si son para "empresas de EE UU, Reino Unido, Rusia, China, Italia, Egipto y Túnez", añade el cable obtenido por Wikileaks. Reuters informó ayer de que los préstamos de Libia a 40 países rondan los 1.500 millones de euros. Paradójicamente, Gadafi ejerce ese control a través de una entidad oficial -llamada riqaba- que en teoría garantiza que las concesiones son limpias.

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El diplomático añade que la riqaba es una vía que Gadafi ha usado para asegurarse de que el "clientelismo político está correctamente repartido". Según un telegrama, es lo que en Libia llaman "la política de la mano negra", que consiste en "consentir, e incluso alentar, prácticas corruptas por parte de dirigentes favorecidos por el régimen, en parte para que el coronel tenga un garrote con el que darles y asegurarse su lealtad política".

El autócrata más veterano de la zona llegó al poder por un golpe de Estado hace 41 años. En un cable secreto que no deben ver extranjeros una fuente de la legación asegura que Gadafi vive en "unas habitaciones modestas de paredes prefabricadas con un suelo que chirría".

Los cables dibujan un régimen corrupto que no tolera que un extranjero discuta en público los derechos humanos y que busca la cuadratura del círculo: hacer reformas y abrirse al mundo sin abandonar "la retórica revolucionaria y su renuencia a definir sus políticas".

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Uno de los promotores de las reformas y crítico del Gobierno es el segundo de los siete hijos de Gadafi, Saif al Islam ("espada del islam" en árabe), de 38 años, precisamente al que su padre señaló como heredero más probable en octubre de 2009. Saif, más respetable y menos vividor que sus hermanos, no quiere verse "manchado" por el ambiente político, dice una nota de febrero de 2010. Otra de las mismas fechas añade que los libios, sobre todo la juventud, quizá le recibirían como "el caballero de la armadura brillante". Otro hijo, Mutasim, es el asesor nacional de seguridad y está apoyado por los conservadores. Gadafi maniobra para enfrentar a sus hijos en la sucesión, dice EE UU.

Según una nota confidencial de febrero de 2009 el "carácter volátil de Gadafi", unido a su permanente y "deliberada ambigüedad" para tener "margen de maniobra táctica", tiene al régimen sumido en la confusión. Entre otras cosas porque, tras décadas empeñado en desmantelar las instituciones para sustituirlas por comités diversos diseñados para aplicar la democracia directa de las masas, hace unos años rompió su aislamiento y ha anunciado reformas económicas y políticas.

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Una mujer pasa ante un cartel que conmemora el derrocamiento de la monarquía, en Trípoli en 2009.
Una mujer pasa ante un cartel que conmemora el derrocamiento de la monarquía, en Trípoli en 2009.AFP

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Sobre la firma

Naiara Galarraga Gortázar
Es corresponsal de EL PAÍS en Brasil. Antes fue subjefa de la sección de Internacional, corresponsal de Migraciones, y enviada especial. Trabajó en las redacciones de Madrid, Bilbao y México. En un intervalo de su carrera en el diario, fue corresponsal en Jerusalén para Cuatro/CNN+. Es licenciada y máster en Periodismo (EL PAÍS/UAM).

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