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La periodista que denuncia a DSK implica a un líder socialista francés

La escritora afirma que Hollande supo del supuesto intento de violación en 2003

Antonio Jiménez Barca

Mientras el proceso judicial de Dominique Strauss-Kahn (DSK) en Estados Unidos se desinfla, el proceso francés se le complica, o al menos complica su imagen de político a punto de rehabilitarse: Tristane Banon, la periodista de 32 años que denunció ayer al político francés por un intento de violación en 2003, explicaba también ayer en una larga entrevista al semanario L'Express por qué acude a los tribunales ahora, qué pasó hace ocho años y qué clase de persona, a su juicio, es DSK. También afirma que el primer secretario del Partido Socialista francés de entonces, François Hollande, actual candidato a las primarias socialistas, estaba al tanto: "Me llamó una vez, después de los hechos. Muy inquieto, me dijo que había hablado con mi madre" [también miembro del Partido Socialista]. Hollande lo ha negado varias veces. Ayer volvió a hacerlo al asegurar que desconocía el caso "en detalle". Y añadió: "Hay que poner fin a todo esto. Hay un lugar para denunciar, y hay un tiempo, que es cuanto antes mejor". "Para mí, Hollande era alguien de bien", replica Banon. "Y oírle negar esa conversación ha pesado a la hora de decidirme a denunciar".

Hollande niega la versión y asegura que no conocía el caso "en detalle"
"Ver a Strauss-Kahn libre me pone enferma", declara Banon a 'L'Express'
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Banon intenta explicar por qué no denunció los hechos antes: "Para cualquier mujer, es algo duro porque estás obligada a contar minuto por minuto lo que quieres olvidar. (...) Además, ¿quién iba a creer a una becaria de la que todo el mundo iba a sospechar que buscaba publicidad? ¿Qué valía mi palabra contra la de Strauss-Kahn, el esposo de Anne Sinclar, aunque no fuera aún director del FMI [Fondo Monetario Internacional]?".

¿Y por qué lo hace precisamente ahora? "Estoy harta de que se diga que soy una mentirosa porque no denuncio (...) Para mí, todo esto se ha convertido en algo insoportable. Desde el 14 de mayo

[fecha de la detención de DSK] todo el mundo interpreta mi silencio... Y además, ver a Strauss-Kahn libre, cenando en un restaurante de lujo, me pone enferma. Sé que la mitad de la gente me va a creer, y que la otra mitad no...".

La escritora tomó la decisión de denunciarle a mediados de mayo, antes de la audiencia judicial en la que DSK quedó en libertad bajo fianza. Los periodistas de L'Espress aseguran que la entrevista se celebró dos días antes de dicha audiencia y que, posteriormente, a la vista de los hechos, decidieron volver a verse con Banon para completarla y saber si se reafirmaba en su idea.

Con todo, hay puntos algo oscuros en el relato de la escritora. En 2007, por ejemplo, en un tono entre bromista y jocoso, aludió públicamente por primera vez al supuesto intento de violación, en un programa de televisión, en el que describió a Strauss-Kahn como "un chimpancé en celo". "Ese día yo me sentí un poco atrapada en una trampa", explica ahora Banon, que asegura haber tenido una infancia "no muy bonita", con una cuidadora que le pegaba, una madre que se desentendía de ella y un padre al que no conoció jamás y del que no sabe si vive aún.

Después, cuenta cómo fue la agresión el día 11 de febrero de 2003, cuando se citó con Strauss-Kahn en un apartamento de París, a fin de hacerle una entrevista para un libro: "Era un apartamento casi vacío, con una máquina de café, una biblioteca sin libros, un sofá... (...) Saqué la grabadora y él me pidió que fuéramos al sofá y que le diera la mano (...) Luego me atrajo hacia él, caímos al suelo, peleándonos. (...) En un párrafo de una novela mía, Trapéziste, describí la escena pero no hablo de los detalles sórdidos: sus dedos en mi boca, sus manos en mis bragas después de haberme desabrochado el pantalón...".

Los abogados de DSK han tachado la historia de "fantasiosa" y han anunciado una denuncia por difamación contra Banon. El mismo DSK, en una reciente biografía, Le roman vrai de Dominique Strauss-Kahn (La verdadera novela de Dominique Strauss-Kahn), publicada antes de su detención en Nueva York, alude a la escena: "Todo es completamente falso. ¿Usted me imagina a mí tirando al suelo a una chica joven, de forma violenta, tal y como ella cuenta?".

Mientras, el retorno a la política (o no) de Strauss-Kahn y el análisis con lupa de sus procesos judiciales en Nueva York y en París está condicionando y desvirtuando las primarias socialistas, cuyo plazo para presentar candidaturas comenzó el martes 28. Los principales candidatos (François Hollande, Martine Aubry y Ségolène Royal) aparecen en la televisión solo si hablan de DSK (o, en el caso de Hollande, cuando desmiente a Tristane Banon) y no para presentar programas o proyectos.

Un ejemplo: el periódico Le Monde aseguraba ayer que Martine Aubry había comentado a algunos de sus colaboradores que había hablado con Strauss-Kahn por teléfono y que este le había asegurado que no tenía pensado presentarse a las primarias socialistas. El diputado socialista Jean-Marie Le Guen, próximo a DSK, negaba el comentario.

Pero la noticia da idea de hasta qué punto el futuro judicial y político del ex director general del FMI y su sombra pesa sobre unas primarias encaminadas en teoría a encontrar en otoño un líder para el Partido Socialista que se enfrente a Sarkozy en 2012 y que, en la actualidad, giran en el vacío.

Tristane Banon, ayer en París.
Tristane Banon, ayer en París.REMY DE LA MAUVINIERE (AP)

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Sobre la firma

Antonio Jiménez Barca
Es reportero de EL PAÍS y escritor. Fue corresponsal en París, Lisboa y São Paulo. También subdirector de Fin de semana. Ha escrito dos novelas, 'Deudas pendientes' (Premio Novela Negra de Gijón), y 'La botella del náufrago', y un libro de no ficción ('Así fue la dictadura'), firmado junto a su compañero y amigo Pablo Ordaz.

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