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Bernanke vincula nuevos estímulos a un agravamiento de la crisis en Europa

El presidente de la Fed afirma que está preparado para actuar si aumentan las tensiones

Ben Bernanke, al inicio de su comparecencia en el Capitolio.
Ben Bernanke, al inicio de su comparecencia en el Capitolio.BRENDAN SMIALOWSKI (AFP)

La adopción de estímulos adicionales en Estados Unidos sigue siendo una opción de futuro. La cuestión está en saber qué debe pasar para que se active, bajo qué forma y con qué intensidad. El presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, caminó de nuevo por una fina línea en su comparecencia ante el Congreso, al decir que el banco central está listo para actuar en caso de necesidad pero sin prometer algo inminente.

El Capitolio no es el lugar más propio para hacer anuncios de política monetaria. Así que el mensaje central de Bernanke fue simple: La situación actual es incierta y eso obliga a los miembros de la autoridad monetaria a modular su estrategia en función de las condiciones del momento. Es decir, el jefe de la autoridad monetaria mantiene la actitud de esperar y ver.

En su intervención inicial, por tanto, Bernanke no expresó un compromiso explícito con nuevos estímulos. Pero sí dijo que está preparado para actuar en caso de una escalada de las tensiones en el mercado financiero y un empeoramiento de la economía. Y aprovechó para pedir a los líderes europeos que “hagan más” para estabilizar su sistema bancario y “calmar los miedos”, tal y como ya hizo la Casa Blanca y el Gobierno de Japón en la reciente reunión del G-7 de principios de semana.

La crisis de la deuda soberana en Europa es una fuente de riesgo para la recuperación. La Reserva Federal ya certificó ayer en su Libro Beige que la expansión continúa en todas las regiones de EE UU, aunque la califica de moderada. Los principales puntos de vulnerabilidad son el mercado laboral, con el paro al 8,2%, y el inmobiliario, con los precios a nivel de hace un década.

En el turno de preguntas, el presidente de la Reserva Federal reiteró que espera que la economía siga creciendo y que dispone de los instrumentos para apoyarlo preservando la estabilidad precios. Pero antes de adoptar cualquier decisión, debe dar dos pasos. El primero, determinar si el crecimiento es el adecuado. El segundo, ver si es necesaria una acción y qué opción es la más adecuada. Y repitió que la política monetaria no debe verse como una panacea.

Pero a los miembros de la Fed les preocupa que esta dinámica de negatividad se vaya alimentando y sea difícil de contener, por eso necesitan estar listos para actuar. Las tres condiciones que forzarán al banco centrar de EE UU a actuar son un claro empeoramiento de la economía, si los riesgos futuros crecen y ante la amenaza de la deflación. De momento, los precios están estables.

Aunque los últimos datos, sobre todo de empleo, se califican de “decepcionantes”, la mayoría de los miembros de la Fed están en una posición indecisa. En los extremos, son más los que se pronuncian a favor de reactivar estímulos por la vía convencional que los que se oponen. Pero es hacia donde se decante ese grupo en el centro lo que determinará el consenso.

En cualquier caso, el margen de maniobra del banco central de EE UU es limitado, porque los tipos de interés están estancados entre el 0% y el 0,25% desde diciembre de 2008. El mecanismo de compra de deuda pública está en suspenso, y en su lugar lo que está haciendo para mantener bajos los tipos a largo plazo es reiventir el dinero de los activos que van madurando.

Una tercera ronda de estímulos por la vía cuantitativa ayudaría a inyectar más liquidez en el sistema, pero su impacto en la economía real sería muy limitado y el sector financiero en EE UU no tiene un problema de falta de fondos. La opción más inmediata pasa por extender la recompra de deuda. También se contempla comprar deuda hipotecaria, para dar estimular la vivienda.

La reactivación de los estímulos, sin embargo, puede ser visto por el mercado como algo negativo y reducir la confianza. Por tanto, lo más probable es que la Fed se siga decantando por manejar las expectativas con el lenguaje. Bernanke volvió a decir en este sentido que la estrategia actual de tipos excepcionalmente bajos seguirá hasta al menos final de 2014.

Y poniendo como ejemplo el caos que desde hace dos años se vive en Europa, el presidente de la Fed aprovechó su testimonio ante el Congreso para urgir un plan de austeridad a medio plazo. Pero ahora el riesgo más inmediato es que por culpa de la batalla electoral no se llegue a un compromiso sobre los incentivos fiscales que expiran automáticamente a final de año y los recortes de gastos.

Bernanke, en la línea con el análisis de la oficina presupuestaria del Congreso, advierte de que EE UU podría caer en una recesión por falta de un acuerdo, lo que provocaría un alza del paro. En este sentido, la agencia de calificación francesa Fitch amenaza de nuevo con retirar la nota de máxima solvencia a EE UU si los congresistas no llegan antes de final de año a un pacto que evite esta eventualidad calificada ya en Washington.

Tras la intervención de Bernanke ante el Capitolio, la atención del mercado se centra ahora en la reunión dentro de dos semanas. Wall Street no espera una acción tan pronto. Pero si la situación en Europa no es estabiliza, la respuesta de la Fed podría llegar como pronto en agosto, a tan solo tres meses de las elecciones presidenciales en EE UU.

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