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CRISIS PORTUGAL

La moción de censura en Portugal entierra el consenso sobre el rescate

El primer ministro de Portugal, Pedro Passos Coelho. EFE/Archivo
El primer ministro de Portugal, Pedro Passos Coelho. EFE/ArchivoEFE

La moción de censura contra el Gobierno conservador que se vota hoy en Portugal supone el entierro del consenso, muerto hace ya varios meses, que habían mantenido los dos grandes partidos lusos sobre el rescate financiero del país.

Con la mayoría absoluta que tiene en la Cámara, el primer ministro portugués, Pedro Passos Coelho, puede superar con holgura la cuarta votación de este género que su dura política de austeridad le ha valido en los menos de dos años que lleva en el poder.

Pero la moción socialista, que pide el cambio del Gobierno y la renegociación de los compromisos del rescate luso, acaba formalmente con lo poco que quedaba en pie de una de las fortalezas que presentó Portugal ante sus acreedores, el consenso del 90 por ciento de las fuerzas parlamentarias sobre su programa de asistencia financiera.

Cuando se cumplen ahora dos años de la petición del rescate por el entonces primer ministro, José Sócrates, su Partido Socialista (PS), que se abstuvo en las anteriores mociones contra el Gobierno, ha tomado esta vez la iniciativa.

La principal fuerza de oposición, que en más de tres décadas de democracia lusa se ha turnado en el poder con el Partido Social Democrata (PSD, centro-derecha) de Passos Coelho, pide un "nuevo consenso nacional" para gobernar y la renegociación con Europa de "una estrategia creíble" de ajustes que relance la economía.

El PS acusa al primer ministro de haber aplicado una política de "austeridad cueste lo que cueste" que no solo ha hundido la economía, ha disparado el desempleo y ha empobrecido a millones de portugueses sino que además no ha cumplido ninguno de los objetivos anuales de reducción del déficit o crecimiento económico.

Desde el PSD, el coordinador de la Comisión Política Nacional del partido, Jorge Moreira da Silva, acusó a los socialistas, horas antes del debate, de no presentar alternativas a las medidas del Gobierno para cumplir las responsabilidades del país.

Además, negó categóricamente que Passos Coelho haya manifestado en privado a los dirigentes del partido su intención de renunciar -como se informó la semana pasada en medios lusos- si el Tribunal Constitucional invalida alguna de sus medidas de ajuste en un dictamen pendiente desde el año pasado.

La moción de hoy se produce cuando la política de austeridad de Passos Coelho está sometida al escrutinio del alto tribunal luso, que ya le obligó el año pasado a alterar los presupuestos del país, y cuando más la cuestionan los empresarios y las propias fuerzas conservadoras lusas.

Varias de las principales organizaciones patronales de Portugal y figuras del PSD y de los democristianos que participan en la coalición de Gobierno se han mostrado casi tan críticas como los sindicatos con el aumento del desempleo en el país, que supera el 17 %, y la falta de medidas efectivas para reactivar el crecimiento.

Pero Passos Coelho se ha mantenido firme en aplicar las medidas reclamadas por la UE y el Fondo Monetario Internacional (FMI) para lograr que Portugal vuelva a financiarse en los próximos meses en el mercado, un objetivo que los expertos consideran factible por la fuerte caída de los intereses de su deuda.

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