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Amor de madre bajo sospecha

Clara Rojas vetó la película sobre el campesino que cuidó a su hijo, concebido con un guerrillero Según los productores del film, la abogada quería más dinero La justicia autorizó el jueves su exhibición en Colombia

Juan Jesús Aznárez
Clara Rojas y su hijo Emmanuel, hoy con ocho años, en julio de 2008.
Clara Rojas y su hijo Emmanuel, hoy con ocho años, en julio de 2008.

La hija de un terrateniente colombiano confesó a este periodista hace algunos años que durante su cautiverio en un campamento de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), uno de los jefes de la guerrilla se hizo pasar por un cautivo más para seducirla. Lo consiguió. El objetivo del impostor era recabar toda la información posible sobre la fortuna y propiedades de otros latifundistas amigos de su padre y eventuales víctimas de extorsión. “Descubrí su verdadera identidad cuando observé que intentaba conquistar a una mujer de otro grupo”. La manipulación de los secuestrados es frecuente. Un miliciano de las FARC sedujo en las selvas del Guaviare a la abogada Clara Rojas, capturada el 23 de febrero del año 2002 junto a Ingrid Betancourt, candidata presidencial en las generales de aquel año. Las consecuencias de aquel episodio todavía perduran.

Rojas, jefa de gabinete de Betancourt, tenía 38 años cuando fue capturada y desde hacía algún tiempo, apremiada por el reloj biológico, venía pensando en ser madre. Embarazada por un guerrillero, lo fue en 2004. Nueve años después, pleitea en los tribunales para impedir la exhibición en Colombia de la película Operación E, estrenada en España y Francia, que recrea la peripecia del campesino José Crisanto, a quien la guerrilla encomendó el cuidado del hijo de Rojas a los ocho meses de nacer. Este jueves, un juzgado colombiano autorizó la proyección de la cinta, aunque Rojas puede recurrir la sentencia. El bebé nacido en la selva fue entregado al campesino porque obstaculizaba los movimientos de la guerrilla por trochas y barrancos, y sufría fractura de un brazo y leishmaniasis, una infección causada por picadura de mosquitos chupadores. Crisanto debió aceptar el encargo pese a ser padre de cinco hijos y vivir pobremente del trapicheo de pasta base de coca en zonas bajo control guerrillero.

Un miliciano de las FARC sedujo en las selvas del Guaviare a la abogada Clara Rojas, capturada el 23 de febrero del año 2002 junto a Ingrid Betancourt

La película no aborda las circunstancias en que fue concebido, nada dice sobre el supuesto requerimiento de Clara Rojas a la dirección de las FARC para que le permitieran engendrar durante el cautiverio, tal como revela Betancourt en su libro No hay silencio que no termine. El relato cinematográfico alude a la identidad del niño, Emmanuel, con material de archivo, mediante la fugaz reproducción de portadas de periódicos e informativos de televisión que citaban el parto de Rojas, liberada en 2008. Operación E, dirigida por el francés Miguel Courtois y protagonizada por el actor español Luis Tosar, es directa en la exposición del subdesarrollo y padecimientos de una sociedad vapuleada por la violencia. Lejos de promover la publicación de las lacras contenidas en el metraje, la excandidata a la vicepresidencia por el partido Oxígeno Verde pidió a la justicia que prohíba la proyección del filme en Colombia. La polémica multiplicó las ventas piratas en Bogotá, Medellín y Cali.

Luis Tosar en el rodaje de ‘Operación E’, proyectada en España desde el pasado 5 de diciembre y pendiente de estreno en Colombia, donde la polémica ha multiplicado las ventas piratas en Bogotá, Medellín y Cali.
Luis Tosar en el rodaje de ‘Operación E’, proyectada en España desde el pasado 5 de diciembre y pendiente de estreno en Colombia, donde la polémica ha multiplicado las ventas piratas en Bogotá, Medellín y Cali.

La demandante se escuda en psicólogos y en la supuesta vulneración de los derechos constitucionales del menor para vetar la película, pero portavoces de las productoras españolas Tormenta Films y Zirco Zine y de la francesa Ajoz sostienen que las razones son económicas: Rojas quiere más dinero. La exsecuestrada interpuso una reclamación judicial después de meses de negociaciones y al rechazarse sus pretensiones. Le ofrecieron el 1% de los ingresos de la taquilla de su país, pero exigió un porcentaje de la taquilla mundial, según el productor español Farruco Castromán. Las partes habían intercalado contratos para llegar a un acuerdo, pero como no se firmó, “entonces resulta que la película ya daña el libre desarrollo de Emmanuel. No hay nada que afecta al niño, pero por encima de todo está la libertad de expresión”.

De haber querido explotar comercialmente el drama, la obra producida hubiera sido de acción, de aventuras o una comedia romántica, pero no de autor, con trasfondo social, agrega el directivo español. Abruptamente, tras estrenarse en España el pasado 8 de diciembre, Rojas pidió el amparo judicial y comenzó el litigio. Un intenso tráfico de mails en poder del productor español demostraría que el interés de la excautiva fue esencialmente crematístico. En uno de los correos remitidos al juzgado solicita una copia de la película para verla con Emmanuel, que este año cumple nueve. Rojas parece contradecirse, ya que denuncia una violación del derecho a la intimidad de su hijo, a quien la película negaría “el libre desarrollo de su personalidad”, y después de verla acompañada por el chaval.

La demandante alega que vulnera  los derechos constitucionales del menor para vetar la película, pero los productores sostienen que las razones son económicas

Las invocaciones a la protección del menor perdieron más fuelle al admitir Clara Rojas que prepara su propia película. “Sí, le confieso que tengo un agente contratado para eso”, declaró a la emisora Blu Radio. Apenas sorprende su asalto a la tesorería de Operación E porque abundan en Colombia los libros escritos por exrehenes de las FARC y del Ejército de Liberación Nacional (ELN) y los agentes y abogados encargados de vender sus testimonios a las productoras cinematográficas o al mejor postor. Los cautivos de renombre, Ingrid Betancourt y Clara Rojas entre ellos, llevan ventaja sobre los cientos de colombianos encadenados a un árbol durante años y liberados sin apenas ruido, sin que apenas interese su calvario, que no termina con su vuelta a casa. Muchos se divorciaron al poco de regresar y entraron en depresión y en problemas financieros, y continúan secuestrados por las pesadillas del cautiverio.

Clara Rojas nada dice sobre las circunstancias de su polémico embarazo, ni menos sobre la identidad del padre. “Me corresponde a mí decir qué se hace público sobre la historia y qué no. Es algo reservado a mi hijo Emmanuel”. Amor de madre empañado por las sospechas de que la excompañera de Ingrid Betancourt acabó sumándose a las víctimas del terrorismo pendientes de la cuenta bancaria y los derechos de autor.

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