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ENTREVISTA A ANDRIS PIEBALGS, COMISARIO EUROPEO DE DESARROLLO

“La crisis no puede ser una excusa para recortar en ayuda al desarrollo”

El comisario europeo pide a los Estados miembros un mayor esfuerzo individual ya que muchos están muy lejos del objetivo del 0,7% del PIB para ayuda al desarrollo. "Si todos alcanzaran esa cota, la lucha contra la pobreza en África y, por lo tanto, contra la inmigración ilegal, sería mucho más sencilla", dice

Ignacio Fariza
El comisario Piebalgs, en Dakar, junto a uno de los socios de una cooperativa de pesca.
El comisario Piebalgs, en Dakar, junto a uno de los socios de una cooperativa de pesca.CE

El físico Andris Piebalgs (1957, Valmiera, Letonia) no tenía ninguna experiencia en el campo de la cooperación cuando, en febrero de 2010, se hizo cargo de la cartera comunitaria de Desarrollo. Cuatro años a caballo entre Bruselas y los países africanos, asiáticos y latinoamericanos en los que la Unión Europea financia proyectos de ayuda han sido suficientes para que el ex viceprimer ministro y exresponsable de Educación y de Financias de Letonia se desenvuelva con solvencia en estas lides. Cordial y de tono calmado, en un reciente viaje a Senegal recibe a la prensa y a las radios europeas —Der Standaard, Corriere della Sera, MDR y EL PAÍS— en el enorme edificio que alberga la sede de la Comisión Europea en Dakar. Con una esperanza de vida al nacer de 63 años y una renta per cápita de 1.350 euros (frente a los casi 23.000 de España y los casi 25.000 de media en la UE), este tranquilo y estable Estado del oeste de África ocupa la posición 154 de los 187 países analizados por la ONU en su Índice de Desarrollo Humano. Pese a su pujante crecimiento económico (del 3,5% en 2012), este baremo —la mejor medida de las condiciones de vida de sus ciudadanos— deja patente que las necesidades más básicas aún no están cubiertas. En Senegal, la menguante ayuda al desarrollo que proporciona la UE sigue siendo fundamental para que su economía —altamente dependiente del exterior—, algún día pueda echar a andar por sí sola.

Pregunta: A apenas tres meses vista del final de la legislatura europea, ¿cree que la UE ha hecho suficiente en materia de desarrollo y para luchar contra las causas de la inmigración ilegal?

Respuesta: No hemos tenido suficientes recursos pero creo que lo hemos hecho bien en la medida de nuestras posibilidades presupuestarias. Se podría hacer más si dispusiéramos de más recursos.

La lucha contra la inmigración es, también, una lucha contra la pobreza y el crimen

P: Entonces, si su labor es efectiva, ¿por qué no disponen de recursos adicionales?

R: Depende de los tratados pero echo en falta un mayor esfuerzo individual de los Estados miembros. Muchos están muy lejos del objetivo del 0,7% del PIB para ayuda al desarrollo. Si todos alcanzaran esa cota, la lucha contra la pobreza en África y, por lo tanto, contra la inmigración ilegal, sería mucho más sencilla.

P: ¿Qué países tienen más trabajo pendiente en ayuda al desarrollo?

Tenemos una responsabilidad moral en la situación que hoy vive África

R: Son muchos, así que creo que es preferible hablar de los que sí hacen sus deberes: Luxemburgo, Suecia, Dinamarca, Países Bajos y Reino Unido.

P: España ha pasado del 0,49% al 0,17% en cuatro años…

R: Lo más fácil es recortar en desarrollo porque no es impopular. Los Gobiernos que lo hacen no se encuentran con manifestaciones en la calle. Lo diré claro: la crisis no es una excusa para recortar en ayuda al desarrollo. Es una excusa muy fácil, pero es completamente irresponsable y daña la credibilidad de los Gobiernos. Es muy habitual escuchar promesas sobre aumentos en el dinero destinado a desarrollo que, en la práctica, no se traducen en nada.

P: ¿Es posible mantener las partidas de ayuda al desarrollo en plena crisis?

R: Por supuesto. Reino Unido ha demostrado que es posible, incluso, aumentar esta partida en plena crisis. Debería servir como ejemplo para el resto de socios europeos. Hay que pensar que, más allá de las dificultades que pueda afrontar un país rico, otros estarán siempre en una posición mucho peor.

P: ¿Qué responsabilidad tienen los países europeos sobre sus excolonias africanas?

R: Por supuesto que tenemos una responsabilidad moral en la situación que hoy vive África. No podemos argumentar que, como hace 50 años que se independizaron, estamos exonerados de cualquier responsabilidad. Los poderes coloniales dividieron las fronteras linealmente, creando situaciones como la que hoy sufre Gambia. Para que un camión senegalés pueda cruzar el país, tienen que hacer un by-pass. ¿Cómo es posible que haya sucedido esto? Pensemos en la situación de inestabilidad que vive la República Centroafricana: la UE ha pasado de destinar cerca de 20 millones en su desarrollo a invertir 10 veces más. Gran parte de este dinero lamentablemente no puede destinarse al desarrollo del país, sino a la pacificación de la zona. Esto mismo ocurre con gran parte de los fondos destinados al desarrollo de los países africanos.

P: Senegal quiere dejar el grupo de los países menos desarrollados para alcanzar la categoría de emergente en 2035.

R: La estabilidad de económica de este país es envidiable, sobre todo en comparación con otros Estados de la región como Níger o Malí. Para que los países menos desarrollados dejen de serlo, esta estabilidad es condición necesaria, pero también hace falta un crecimiento mayor. No se puede dar el salto y convertirse en un país en vías de desarrollo o emergente si no se crece al 7% o al 8%; Senegal aún crece al 3,5%, así que es fundamental duplicar esa tasa en los próximos años. Para ello, debe reducirse el déficit público (del 5,4% en 2013) y aplicar reformas estructurales que favorezcan el desarrollo de la agricultura y de la energía. Senegal aún importa grandes cantidades de arroz, la base de su alimentación, y sufre cortes en el suministro energético que afectan gravemente a su economía.

P: ¿Es más sencillo adoptar programas de cooperación en países estables como Senegal?

R: Sin duda. Senegal es uno de los países más fáciles. Las discusiones políticas son sencillas y están presididas por la transparencia entre las partes. Es, junto con Ghana y excluyendo a Sudáfrica, uno de los países africanos en los que mejor funcionan nuestros proyectos. Senegal tiene una ventaja fundamental respecto a sus vecinos: la seguridad. Es imprescindible que siga siendo así, porque el terrorismo destroza cualquier posibilidad de crecimiento y espanta a los inversores.

P: ¿Aceptan de buen grado las autoridades del país que les hablen del buen o mal gobierno?

R: Cuando nos reunimos con ellos preferimos hablar de sectores concretos: manejo de las finanzas, energía y lucha contra la pesca ilegal. No solemos hablar de buena gobernanza en genérico y sí decir lo que nos gusta y lo que no nos gusta.

P: ¿Es la corrupción un problema central en Senegal?

R: Más allá de la corrupción cotidiana, en Senegal una parte importante proviene de la pesca ilegal. Constituye un tipo de corrupción en sí misma porque drena recursos que pertenecen a todos los senegaleses. Pese a que algunas prácticas, como el pago de sobornos, aún permanecen en determinados sectores, Senegal es uno de los países africanos que mejor está luchando para combatirla.

P: ¿Qué problemas observa en la economía del país?

R: Acabo de abandonar el hotel de Dakar en el que estamos hospedados y veo que las manzanas que ofrecen en el desayuno vienen de Italia. Puede sonar a problema menor, a anécdota, pero no lo es. En un país que puede producir por sí mismo toneladas de manzanas, es un problema gravísimo. Así, en todos los subsectores agrícolas.

P: El presidente senegalés, Macky Sall, se ha expresado de forma muy crítica acerca de la política de cierre de fronteras de la UE y sostiene que no soluciona el problema. ¿Qué está haciendo la UE para tratar de solucionar este drama?

R: La inmigración ilegal siempre está mal. Cada país tiene sus leyes y deben cumplirse. Creo que a veces respondemos emocionalmente cuando lo que debemos hacer es analizar cómo se pueden mejorar las condiciones de vida en sus países de origen. ¿Por qué tratan de llegar a España estos chicos? Simplemente porque creen que su vida será mejor. Están desesperados. Que el país crezca al 3,5% no significa nada para los que viven en zonas rurales: no aprecian ninguna mejora en su calidad de vida.

P: ¿Y ven a España como un paraíso pese a la crisis?

R: España aún sufre los efectos de la crisis, pero su situación es incomparable con la de estos países. Los jóvenes senegaleses ven imágenes en televisión y tienen el lógico impulso de marcharse. En muchos casos, acaban en manos de mafias, una actividad criminal y una forma especialmente dura de corrupción. La lucha contra la inmigración es, también, una lucha contra la pobreza y contra el crimen.

P: ¿Le preocupa que la radicalización creciente del Sahel acabe afectando a Senegal?

R: Senegal es un país muy tolerante, en el que no apreciamos trazos de radicalización. Sin embargo, corre el riesgo de importar estas tendencias de otros países de su entorno si no mejora el problema del desempleo. La mejor forma de evitarlo es mejorando la vida de los senegaleses, invirtiendo en el país. En un país tan afectado por el desempleo, el desafío es generar puestos de trabajo que permitan, por un lado, luchar contra la inmigración y, a la vez, cerrar el paso a los radicalismos.

La foto de portada es de Alfredo Cáliz.

Sobre la firma

Ignacio Fariza
Es redactor de la sección de Economía de EL PAÍS. Ha trabajado en las delegaciones del diario en Bruselas y Ciudad de México. Estudió Económicas y Periodismo en la Universidad Carlos III, y el Máster de Periodismo de EL PAÍS y la Universidad Autónoma de Madrid.

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