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El otro reto de la novia de George Clooney

Amal Alamuddin defiende al exjefe de espionaje libio, acusado de crímenes contra la humanidad Días antes, la abogada libanesa se comprometió con el soltero más cotizado de Hollywood

La abogada libanesa Amal Alamuddin.
La abogada libanesa Amal Alamuddin.JUSTIN TALLIS (AFP)

Es difícil pensar en una tarea más complicada que arrancar a George Clooney, el soltero empedernido de Hollywood, de lo más alto en la lista de codiciados casaderos. Eso es, sin embargo, lo que se trae entre manos Amal Alamuddin, cuyo compromiso con el actor ha desatado una fiebre celebrity sin precedentes en Líbano, su país de origen. Pero no es el único reto que le toca afrontar estos días a la abogada británica nacida en Beirut, que acaba de asumir la defensa de Abdulá al Senusi, exjefe del espionaje libio durante la dictadura de Muammar Gadafi, acusado de crímenes contra la humanidad junto a Saif al Islam, hijo del caudillo.

La titánica labor pasa por devolver a La Haya el caso contra Senussi después de que la Corte Penal Internacional accediese en octubre a que el juicio fuese celebrado en Libia, donde se han registrado irregularidades en el proceso denunciadas por Amnistía Internacional. No es el primer caso polémico que afronta la abogada de 36 años especializada en derechos humanos. Antes de que su nombre saltase a los titulares del papel cuché, alcanzó cierta notoriedad como representante legal del fundador de Wikileaks, Julian Assange, cuya extradición ha solicitado Suecia, donde ha sido denunciado por violación. También ha sido criticada por su trabajo como asesora del rey de Bahréin ante la comisión que investiga presuntas torturas durante la represión de las protestas en 2011.

“En este punto (…) no se trata de si Gaddafi (hijo) o Senussi son culpables de cometer crímenes contra la humanidad, sino de dónde debería celebrarse el juicio: ¿en Libia, donde protagonizarán un espectáculo y luego serán ejecutados, o ante un tribunal internacional?”, ha comentado Alamuddin en declaraciones al diario británico The Daily Telegraph. “Nadie discute que deban ser juzgados, lo que se plantea es que haya justicia”.

Mientras la flamante futura esposa de Clooney espera a vérselas de nuevo en los tribunales con la toga puesta, Líbano, un país donde el famoseo puede convertirse en asunto de Estado, ya ha empezado a vestirse de boda, con carteles de la pareja adornando comercios en Baaklin, el pequeño pueblo de origen de la familia Alamuddin, que se exilió a Reino Unido huyendo de la violencia de la guerra civil que asoló el país durante 15 años (1975-1990).

El hecho de que haya sido una libanesa quien ha robado finalmente el corazón del actor de 52 años, que ha insistido varias veces en que no volvería a casarse tras su primer matrimonio en 1989, ha elevado el ego de un país condenado a las malas noticias por las nubes. “Es la prueba de que somos los mejores”, se leía en Twitter. Tampoco ha resistido la tentación de comentar la noticia del año el líder político druso (confesión que profesa Alamuddin) Walid Jumblatt. “Puede que Clooney haga una nueva película de El Último Mohicano: el Druso”, ha bromeado a France Presse en referencia a la resistencia de esta comunidad minoritaria en Líbano.

Pero no es oro todo lo que reluce. “Es un poco superficial”, se queja Nadine Moussa, primera mujer candidata a la Presidencia de Líbano, “no debería ser ensalzada por con quién se vaya a casar, sino por el éxito que ha conseguido a lo largo de su vida como profesional”.

Coincide la madre de Amal, la periodista libanesa Baria Alamuddin, que hace gala de una hercúlea discreción respecto al compromiso. “Estamos inmensamente orgullosos de los logros de nuestra hija y de su carrera como brillante abogada sirviendo a la justicia y los derechos humanos por todo el mundo”, ha confesado a EL PAÍS. “Nos ha dado a todos inmenso amor y alegría”.

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