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Dimite el ministro francés del Interior, Bruno Le Roux, por contratar a sus hijas

La imputación al conservador François Fillon se amplía con los cargos de falsedad documental y estafa

El ministro del Interior francés, Bruno Le Roux, en Seine-Saint-Denis (Bobigny) el pasado diciembre.Vídeo: Charles Platiau
Carlos Yárnoz

Un nuevo escándalo de nepotismo ensucia la campaña electoral francesa, ya emponzoñada por los casos de corrupción. El ministro del Interior, Bruno Le Roux, ha dimitido por contratar entre 2009 y 2016 como asistentes parlamentarias a dos hijas suyas que no aparecieron por la Asamblea Nacional. Por hechos similares, la justicia persigue a dos de los principales candidatos: el conservador François Fillon y la extremista Marine Le Pen. Por su parte, la investigación judicial al candidato conservador a la presidencia francesa, François Fillon, ha sido ampliada con los cargos de "engaño agravado" y falsificación y uso de documentos falsos, indicó este martes el diario Le Monde.

Le Roux, como ha contado el canal de televisión TCM, firmó hasta 24 contratos temporales con sus hijas, que recibieron un total de 55.000 euros. El primer contrato lo suscribió en 2009 con su hija mayor cuando esta tenía solo 15 años. La Fiscalía Nacional Financiera ha abierto una investigación preliminar. El jefe del Gobierno, Bernard Cazeneuve, ha reclamado esta misma mañana un comportamiento ejemplar, "impecable", a sus ministros.

"No tengo nada que reprocharme", ha dicho Le Roux al anunciar su dimisión, porque lo que hice, ha añadido, es "puntual y oficial". "Reafirmo mi honestidad", ha reiterado. Sin embargo, opina el ya exministro que, por el puesto que ocupaba, estaba obligado a "una responsabilidad particular" y a no implicar al propio Ejecutivo.

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El Elíseo ha señalado en un comunicado que el presidente François Hollande ha aceptado la dimisión de Le Roux. "Ha renunciado para recabar todos las precisiones útiles para el restablecimiento de la verdad". Le sustituye en el cargo Matthias Fekl, hasta ahora secretario de Estado de Comercio.

El propio ministro ha confirmado la información sobre sus hijas, ha dicho que en varias ocasiones contrató también a personas que le recomendaron y que le parece lógico que se pague a jóvenes por hacer trabajos en las épocas estivales.

Colaboradores del ministro han explicado que las dos contratadas hacían trabajos como actualizar ficheros, redacciones o búsquedas en Internet, unas labores que no les exigían estar presentes en la Asamblea Nacional. O sea, que hacían trabajos imposibles de demostrar ahora, exactamente lo mismo que le ocurre a Fillon, imputado desde la semana pasada por un presunto delito de haber beneficiado ilegalmente a su mujer, Penelope, contratada entre 1998 y 2013.

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La legislación francesa permite que un parlamentario contrate a familiares como asistentes, pero obviamente es ilegal que acabe siendo un trabajo ficticio pagado por fondos públicos. Es la sospecha que los jueces tienen sobre Penelope y lo que Le Roux tendrá que aclarar ahora.

Lo tiene complicado. Además de la baja edad de las contratadas, TCM ha comprobado que uno de contratos de la mayor de las jóvenes en 2013 coincidió con unas prácticas que realizaba la mujer en una empresa en Bélgica. Y en el caso de la menor, cobró como asistente en una ocasión hace dos años en pleno periodo escolar, a pesar de que colaboradores del ministro afirman que las mujeres trabajaban en sus vacaciones como asistentes de su padre. "Esos contratos corresponden a trabajos efectivamente realizados", ha asegurado Le Roux al anunciar su renuncia.

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Le Roux, de 51 años, es una de las figuras más destacadas del Partido Socialista. Durante toda la actual legislatura ha sido el jefe de su grupo parlamentario en la Asamblea Nacional. Como tal, mantuvo duros enfrentamientos con las decenas de diputados socialistas rebeldes que se abstuvieron o votaron contra proyectos del Gobierno.

Uno de los jefes rebeldes era Benoît Hamon, hoy candidato del Partido Socialista (PS) al Elíseo, a quien le será prácticamente imposible atacar a Fillon por el supuesto empleo ficticio a su esposa. Como no lo hace Marine Le Pen, acusada por la justicia de haber empleado ficticiamente a colaboradores como asistentes suyos en el Parlamento Europeo. Su jefa de gabinete está imputada.

Le Roux, ministro desde diciembre, que había suspendido los actos previstos en su agenda, ha sido convocado este martes por el primer ministro, Bernard Cazeneuve, para dar explicaciones, cuando ya habían surgido las primeras exigencias públicas para que dimitiera. Una, procedente del propio candidato al Elíseo del PS Hamon: "La decisión más prudente sería que dimitiera. Y eso que me viene muy mal porque se trata de un socialista".

El escándalo Le Roux complica aún más la campaña del debilitado Hamon. Su triunfo en las primarias socialistas en enero ahondó la zanja entre las dos izquierdas irreconciliables en Francia. Le Roux hizo campaña a favor del exministro Manuel Valls, perdedor en la recta final.

Casos como el de Le Roux —el 20% de los parlamentarios emplea como asistentes a familiares— explican que la corrupción se aborde solo tangencialmente en la campaña, como ocurrió anoche en el primer debate de los cinco principales candidatos.

En el caso del candidato conservador a la presidencia francesa, François Fillon, la investigación judicial por los empleos ficticios a su mujer y dos de sus hijos ha sido ampliada con los cargos de 'engaño agravado' y falsificación y uso de documentos falsos, según publicó este martes el diario Le Monde.

El vespertino señaló en su edición digital que los investigadores encontraron en la Asamblea Nacional documentos que permiten sospechar que el matrimonio Fillon pudo haber creado información falsa para justificar los salarios de la mujer, Penelope, como asistente parlamentaria.

Fillon está desde el pasado 14 de marzo imputado por desvío y apropiación indebida de fondos públicos y por no haber declarado a la Alta Autoridad para la Transparencia de la Vida Pública un préstamo de 50.000 euros concedido por el empresario Marc Ladreit de Lacharrière.

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Sobre la firma

Carlos Yárnoz
Llegó a EL PAÍS en 1983 y ha sido jefe de Política, subdirector, corresponsal en Bruselas y París y Defensor del lector entre 2019 y 2023. El periodismo y Europa son sus prioridades. Como es periodista, siempre ha defendido a los lectores.

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