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La jubilación de una juez permitirá a Bush dar un giro conservador al Supremo de EE UU

Sandra Day O'Connor, la primera mujer en alcanzar la máxima instancia judicial norteamericana, anuncia su retirada y abre la primera vacante en once años

Sandra Day O'Connor marcó un hito al ser la primera mujer en sentarse en el Tribunal Supremo de Estados Unidos. Hoy, con el anuncio de su dimisión, ha dado el pistoletazo de salida de una batalla política de gran trascendencia en ese país, en el que la máxima instancia judicial sienta con sus decisiones la doctrina jurídica sobre temas tan espinosos como el aborto, la pena de muerte o la eutanasia.

En estos momentos, el tribunal se encuentra dividido entre magistrados conservadores y progresistas; O'Connor, de 75 años y tendencia moderada, ocupaba un puesto clave porque alternaba su voto a favor de unos y otros dependiendo de la cuestión. Ahora, el presidente norteamericano, George W. Bush, tendrá la oportunidad de elegir al juez que sustituirá a O'Connor, y de paso inclinar el tribunal hacia el lado conservador. Por ahora la Casa Blanca no ha reaccionado de forma oficial a la noticia, aunque se espera un comunicado de Bush para esta tarde.

O'Connor ha dejado claro hoy que cuando se inicie en octubre el nuevo periodo de sesiones del Supremo ella no espera no estar allí, aunque preferiría retirarse incluso antes, en cuanto el Senado (con mayoría republicana) elija a su sucesor. Hace once años que no cambia una cara en la máxima instancia judicial estadounidense, compuesta por nueve magistrados.

El anuncio de O'Connor tras unas semanas de especulaciones sobre la posibilidad de que se produjera una vacante en el Supremo, pero a costa de su presidente, William H. Rehnquist, de 80 años, que sufre un cáncer de tiroides, según informa en su página de Internet el diario norteamericano The New York Times. Entre los nombres que sonaron para cubrir el hueco se cuenta el fiscal general del Estado, Alberto R. Gonzales, entre otros.

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