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Entrevista:JUAN RAMÓN DE LA FUENTE | Rector de la UNAM

"A México le falta iniciar la transición"

El psiquiatra mexicano Juan Ramón de la Fuente, de 54 años, reúne una carrera científica coronada en la prestigiosa clínica Mayo, en Estados Unidos, y una reputada trayectoria pública como ministro de Salud en el último Gobierno del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y, desde 1999, como rector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el mayor centro de estudios superiores de Latinoamérica. En su haber está la reforma sanitaria y haber devuelto la paz y la iniciativa académica a una universidad secuestrada literalmente, durante 10 meses, por grupos radicales. Ante las elecciones generales de 2006, varios partidos tratan de incorporarlo a sus filas. De la Fuente, que el pasado lunes recibió el Doctorado Honoris Causa de la Universidad de Alcalá de Henares, insiste en que no va a entrar ahora en la carrera electoral. Pero tampoco se priva de hacer política en estos "tiempos calentitos": pretende impulsar un pacto de gobernabilidad entre los partidos para llevar a cabo una transición que, dice, aún no ha empezado.

Pregunta. ¿Qué le falta a México para completar la transición?

Respuesta. Creo que le falta realmente iniciar la transición, porque lo que hasta ahora ha habido es una alternancia. Tenemos un partido diferente al PRI, que gobernó 70 años, pero las reglas siguen siendo las del viejo régimen. Está pendiente la reforma del Estado para darle curso a los cambios democráticos.

P. Tras la llegada del Partido Acción Nacional (PAN, conservador) al poder, en 2000, ¿en qué terrenos se ha avanzado más?

R. La economía se ha mantenido bien: tenemos una inflación controlada, el tipo de cambio predecible, una política monetaria adaptada a la globalización. Pero estas variables macroeconó-micas no se han traducido en programas concretos que beneficien a la población.

P. El Gobierno ha reducido en una cuarta parte los niveles de pobreza extrema.

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R. Han bajado, efectivamente. La primera razón es que, durante los dos últimos años del gobierno anterior, México creció en un 7%, lo que se tradujo en beneficios un par de años después. Por otro lado, las remesas de los emigrantes son, con el petróleo, la fuente más importante de ingresos. Eso es dinero que llega a comunidades pobres, pero también es reflejo de la falta de oportunidades en nuestro país.

P. ¿Ve algún logro en la Administración de Vicente Fox?

R. Ha habido muchos, no hay que escatimarlos. La ley de transparencia y acceso a la información ha sido fundamental. También es importante la ley para profesionalizar el servicio público. La libertad de expresión ha sido absoluta. Como contrapartida, ha faltado un impulso a la educación, a la salud pública y al empleo. Tampoco se han pasado algunas reformas básicas para la transición.

P. Las reformas del Gobierno en materia fiscal, energética o electoral se han quedado estancadas en un Congreso controlado por el PRI. ¿Los partidos no son capaces de llegar a un pacto de Estado?

R. Por eso digo que tuvimos alternancia pero no hemos entrado en la transición. Los intentos de reforma planteados por el Ejecutivo han fracasado, pero tampoco ha habido la flexibilidad necesaria para que pudieran darse los consensos. Para articular una relación funcional entre el Ejecutivo y el Legislativo podrían incorporarse, por ejemplo, algunas prácticas del parlamentarismo: un gabinete previamente sancionado por el Congreso permitiría construir consensos desde un principio. Y como ésta han surgido otras propuestas.

P. Según las últimas encuestas, las distancias entre los candidatos Andrés Manuel López Obrador (Partido de la Revolución Democrática, PRD), Roberto Madrazo (PRI) y Felipe Calderón (PAN) se acortan. ¿Su pronóstico?

R. No me atrevo. Va a ser una contienda cerrada, ninguno de los partidos tendrá la mayoría en el Congreso. Y esto puede ser el aliciente para generar un pacto de estabilidad y buen gobierno. De hecho, grupos representativos del mundo empresarial, académico y cultural suscribimos hace un mes, a iniciativa del empresario Carlos Slim, un documento con medidas de consenso que hemos planteado a los candidatos, para ver si lo asumen como propio.

P. El eventual triunfo de López Obrador ha despertado el temor a la chavecización de México. ¿Tienen fundamento esos temores?

R. No, creo que no tienen ningún sustento.

P. Su discurso populista, quizás. Y algunas prácticas al frente de la alcaldía de la Ciudad de México, como movilizar a las masas cuando se descubren actos de corrupción en su equipo.

R. Sí, bueno, la corrupción sigue siendo un problema en México, pero no ganamos nada a estas alturas satanizando a alguno de los candidatos. Es mejor exigirles sus propuestas, para lograr una participación más informada.

P. Madrazo dice que el viejo PRI quedó enterrado en 2000. Se ven, sin embargo, las mismas caras.

R. Los partidos no mueren tan radicalmente. En el PRI hay sectores que tratan genuinamente de renovar el partido, pero también hay grupos contrarios al cambio.

P. ¿Dónde está la izquierda en México: en el PRD o en el PRI?

R. Está en diversas partes. El partido que más ha enarbolado las banderas de la izquierda sería el PRD, pero el PRI tuvo etapas de una izquierda inobjetable, como el Gobierno de Lázaro Cárdenas. También en la academia, en círculos intelectuales, va surgiendo una nueva izquierda: no podemos quedarnos con esquemas trasnochados de la guerra fría, pero tampoco se ha acabado de construir un corpus ideológico que, a mi juicio, tendría que estar en la línea de la socialdemocracia europea.

P. Usted fue secretario de Salud con el presidente Ernesto Zedillo, traidor para los priístas duros, y para otros una especie de Adolfo Suárez que impulsó de forma decisiva la transición. ¿Cómo evalúa la etapa zedillista?

R. Hubo una encuesta reciente sobre lo que pensaba la población de los ex presidentes de México, y los mejor calificados fueron, en ese orden, Lázaro Cárdenas y Ernesto Zedillo. Creo que ese es un buen indicador. Fue un periodo muy difícil, sobre todo el arranque, en 1995. Pero finalmente el país se recuperó y se hicieron reformas importantes. Entre 1998 y 2000 la economía acabó creciendo al 7%. Fue un Gobierno que vino de abajo para arriba, y que dejó al presidente Fox no solo un blindaje económico, sino un país en orden y sin sobresaltos.

P. Le han salido varios pretendientes, del PRI y del PRD. Su nombre figura en las listas de candidatos para senador e incluso, para presidente. ¿Cuáles son sus proyectos políticos?

R. Yo no soy un hombre de partido, nunca lo he sido. Por ley, para ser candidato a un puesto de elección popular hay que ir por un partido. Y como no está en mis planes registrarme en ninguno, pues he dicho con toda claridad que no voy a participar en el proceso electoral del próximo año.

P. ¿Y en 2012?

R. Ahorita hay que pensar en 2006. Por otro lado, yo estoy muy comprometido con la universidad. Esto no es retórica, lo he ido mostrando en los hechos. Desde la universidad se puede y se debe seguir contribuyendo al desarrollo democrático de México.

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