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Mahmud Ahmadineyad felicita a Barack Obama por su victoria electoral

Se trata de la primera vez que un dirigente iraní hace un gesto de este tipo desde la revolución islámica de 1979

El presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, ha felicitado este jueves a Barack Obama por su victoria electoral, la primera vez que un dirigente iraní hace un gesto de este tipo desde la revolución islámica de 1979. El texto, difundido por la agencia oficial Irna, expresa el deseo de que el presidente electo de EE UU "sirva a su pueblo y deje un buen nombre para la historia" durante su mandato.

Ahmadineyad expresó a EL PAÍS la pasada primavera sus dudas de que Obama pudiera llegar a la presidencia "debido a los poderes ocultos que existen en EE UU". La política oficial ha mantenido que para Irán no había diferencia en quién ganara. "Ustedes conocen el equilibrio de poder en EE UU. Se basa en la agresión en política exterior. El voto popular es un mero decorado", afirmó entonces el presidente iraní en un análisis que ayer le criticaba el periódico reformista Aftab.

Washington rompió relaciones diplomáticas con Teherán en 1980 a raíz de la toma de su embajada y el secuestro de sus diplomáticos. Desde entonces el clima no ha hecho sino empeorar, sobre todo a raíz del descubrimiento del programa nuclear iraní que Occidente sospecha que tiene objetivos militares. La negativa de Irán a suspender el enriquecimiento de uranio como le exige la ONU ha llevado la crisis a un punto muerto en el que se ha llegado a temer una intervención militar.

El vicepresidente electo Joe Biden llegó a amenazar con un voto de censura al actual mandatario, George W. Bush, si decidía bombardear Irán. Obama, por su parte, se ha declarado dispuesto a hablar con los dirigentes iraníes para salir del estancamiento o, en caso de que las conversaciones fallen, lograr más apoyos para endurecer las sanciones. Esa actitud es completamente distinta a la del presidente saliente que siempre se ha negado a abrir conversaciones directas con Teherán y algunos analistas iraníes han estimado que el triunfo demócrata "es una buena oportunidad para que los políticos iraníes reexaminen sus análisis". Es muy posible que ahora se abra un debate entre la élite gobernante sobre quién debe dar el primer paso para un eventual diálogo, si Irán o Estados Unidos.

Hasta ahora los dirigentes iraníes habían reaccionado con cautela al triunfo de Obama. Aunque los portavoces iraníes no podían ocultar su satisfacción por el varapalo a las políticas de Bush que significa esa victoria, dudaban de que el nuevo inquilino de la Casa Blanca vaya a promover un giro radical en las (inexistentes) relaciones con Teherán. Y ahí está el quid de la cuestión. A punto de cumplirse 29 años de la ruptura de lazos diplomáticos, un presidente de EE UU dispuesto a reconocer a la República Islámica podría poner en evidencia a los sectores más ultramontanos del régimen iraní.

El ministro de Exteriores, Manuchehr Mottaki, expresó su deseo de que Obama se distancie de las políticas de Bush. Gholam Ali Haddad Ali, ex presidente del Parlamento y consejero del líder supremo Ali Jameneí, incluso fue más explícito y dijo que el demócrata había comprendido la necesidad de sacar a EE UU "del atolladero en que le ha metido el presidente Bush". Pero los fundamentalistas desconfían. El diario ultraconservador Kayhan International recordaba ayer que en anteriores elecciones norteamericanas "el estilo del comandante jefe ha variado, pero el navío nunca ha cambiado de rumbo". Tampoco parecen dispuestos a ponérselo fácil.

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De hecho, resulta significativo que, unas horas después de conocerse el resultado electoral, el Ejército iraní difundiera un comunicado en el que responsabilizaba a los helicópteros estadounidenses de "volar a muy escasa distancia de la frontera con Irán" y les señalaba "el peligro de violar" esa demarcación, en cuyo caso "las fuerzas armadas de Irán responderán". La advertencia, inusual en ausencia de un incidente concreto, parecía más dirigida al presidente electo que a los militares norteamericanos desplegados en Irak (para lo cual Teherán podía haber utilizado el canal habitual de la Embajada suiza, que representa los intereses de EE UU en Irán).

"El mensaje parece reflejar la preocupación -ante el triunfo de Obama- de los fundamentalistas, a quienes sin duda beneficia el estado de permanente confrontación que permite culpar al Gran Satán de todos sus males", señala un analista político, usando el apelativo que el ayatolá Jomeiní atribuyó a EE UU.

Sin embargo en la calle, el deseo de normalizar relaciones está bastante extendido. Desde los estudiantes que quieren ampliar su formación en las universidades norteamericanas hasta los hombres de negocios ansiosos por entrar en el mercado de la gran potencia sin restricciones, la mayoría de los iraníes espera que el cambio que encarna Obama ayude a dar ese paso. Significaría romper un tabú y acabar con una anormalidad. Algunos observadores incluso consideran que sería la salida para la crisis nuclear porque la línea roja no es el programa atómico, sino la supervivencia del régimen y eso requiere reconocer a la República Islámica. Los radicales se quedarían entonces sin argumentos.

El presidente iraní desea que el nuevo presidente "deje un buen nombre para la historia"
El presidente iraní desea que el nuevo presidente "deje un buen nombre para la historia"AFP

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