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¿Río sin 'meninos da rua'?

El alcalde de la ciudad carioca emprende una campaña para eliminar la ocupación ilegal de suelo público y sacar de la calle a las personas sin hogar

Juan Arias

La alcaldía de Río de Janeiro pretende sacar de las calles a los indigentes sin hogar, dentro de una operación denominada Choque de Orden, que pretende eliminar la ocupación ilegal del suelo público. El nuevo alcalde de Río de Janeiro, Eduardo Paes, del centrista Partido de Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), que asumió el cargo el 1 de enero, había lanzado como bandera de su campaña electoral ofrecer a los cariocas una ciudad limpia de todo tipo de ilegalidades.

La operación comenzó a tomar cuerpo el lunes pasado, con una acción en la que han participado 2.000 personas, que han comenzado a actuar en ocho barrios. En el barrio Bandeirantes fueron demolidas 34 construcciones que habían sido levantadas irregularmente en un terreno propiedad de la alcaldía. Entre ellas había 18 casas, una iglesia y 15 tiendas.

El secretario de Orden Urbana, Rodrigo Bethlem, pidió el apoyo y la comprensión de la población, señalando que se trata de devolver a los ciudadanos espacios públicos ocupados ilegalmente, tanto por mendigos o meninos da rua (niños de la calle), que convierten en dormitorio calles, plazas y viaductos, como por quioscos de prensa, bares, tenderetes o hasta agencias de automóviles, que se han adueñado de las aceras dificultando y hasta impidiendo el tránsito de los peatones.

Según el alcalde Paes, la operación se desarrollará de forma ininterrumplida durante sus cuatro años de mandato y, a la vez que limpia la ciudad de las ocupaciones ilegales, va a ir retirando de las calles a los mendigos y demás personas sin techo. Según Bethlem, "nadie podrá ya dormir en calles, plazas o viaductos" ni convertir durante el día dichos espacios en sucedáneos de vivienda, a veces levantados con cartones y muebles viejos. Esta última exigencia pretende mejorar la imagen de la ciudad a ojos del turismo internacional, una de las fuentes de ingresos de la ciudad más visitada del país.

Por ejemplo, en la famosa playa de Ipanema fueron retiradas 300 sillas de playa, 70 sombrillas y 8 bicicletas ubicadas ilegalmente. También se retiraron 11 taxis y 20 minibuses ilegales. Por lo que se refiere a los moradores de la calle, la política de la alcaldía es ir apartándolos a la vez que limpia los barrios de otras ilegalidades. Por ejemplo, el lunes fueron retiradas 48 personas que acampaban en la calle, la mitad de ellas menores de edad.

No existen estadísticas fiables sobre el número de personas que viven en espacios públicos. Las cifras varían desde los 2.300 que reconoce la Secretaria de Asistencia Social a los 20.000 que contabiliza la prensa local con información procedente de diferentes ONG.

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Una de las medidas de la Alcaldía que podrán ser más polémicas es el anuncio de la construcción, prevista para este mes, de un muro de tres metros de altura en la favela Dona Marta, en el barrio de Botafogo, que se ha hecho famosa por ser la primera de Río que ha expulsado a los traficantes de drogas. El muro tendría como finalidad impedir el crecimiento vertical de la favela. Las autoridades afirman que van a levantar el muro con el consenso de la favela, mientras que los líderes comunitarios se oponen a dicha decisión y aseguran que ninguno de ellos ha sido aún consultado.

Diversas asociaciones han protestado contra esta campaña con el argumento de que los ciudadanos tienen el derecho de vivir en la calle y hasta de dormir en ella si no produce violencia a otros moradores, y señalan que no todos son mendigos, ya que muchos trabajan. También afirman que muchas de esas personas se han acostumbrado a su vida de libertad y no soportan la disciplina de los albergues. Para ellos, argumentan, sería como meterlos en la cárcel.

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