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El Movimiento de los Sin Tierra, contra las cuerdas

Miembros de la organización brasileña, acusados de la muerte de cuatro guardias de una hacienda

Juan Arias

El llamado Carnaval Rojo, promovido recientemente en Brasil por el Movimiento de los Sin Tierra (MST) y liderado por uno de sus fundadores históricos, José Rainha, con un balance de 20 haciendas invadidas en 15 ciudades y el presunto asesinato de cuatro guardias de una hacienda, ha puesto a la organización contra las cuerdas.

El presidente del Tribunal Supremo, Gilmar Mendes, convocó el miércoles a los medios de comunicación para condenar las ayudas estatales que recibe el MST. Según el Supremo, las acciones ilegales perpetradas por los Sin Tierra convierten en igualmente ilegal cualquier ayuda pública al movimiento.

Por su parte, los responsables del Instituto Nacional de Colonización y Reforma Agraria (INCRA) afirmaron ayer que los Sin Tierra que estuvieron involucrados en la muerte, el pasado sábado, de los cuatro vigilantes de una hacienda en el Estado de Pernambuco (noreste) serán excluidos de los beneficios que les concede la reforma agraria. Los Sin Tierra se han defendido afirmando que dichos guardias muertos habían llegado a los campamentos de los campesinos Sin Tierra "dispuestos a matar", por lo que alegan legítima defensa.

El problema de los Sin Tierra, que fue el mayor movimiento de campesinos de América Latina, se ha ido agravando precisamente durante los dos Gobiernos del presidente Luiz Inácio Lula da Silva, ex sindicalista y fervoroso defensor del MST, que tanto contribuyó a su victoria en 2002

Según el Supremo, los movimientos sociales "deben tener libertad para actuar, manifestarse y protestar, pero respetando el derecho de los demás. Es necesario que no haya invasiones de propiedades públicas o privadas" dijo el magistrado Mendes, quien criticó un "exceso de tolerancia" y un cierto "paternalismo" por parte de la sociedad con los Sin Tierra en los años pasados. Sin embargo, según Mendes, esto "hiere a la Constitución", y pidió una "acción firme y serena a la vez" por parte de la justicia.

Difícil dialéctica entre Lula y los Sin Tierra

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El Ministro de Desarrollo Agrario, Guilherme Cassel, no quiso comentar ayer las declaraciones del Supremo. Se limitó a decir que "las respeta" e informó de que los Sin Tierra no sólo reciben ayuda económica de su ministerio, sino también de otros organismos del Gobierno.

El líder del MST dio ayer marcha atrás. Anunció que la organización va a desalojar las tierras ocupadas en Pontal de Paranapanema, en el Estado de São Paulo. Dijo que dicha decisión ha sido "un gesto de buena voluntad para volver a retomar el diálogo con el Gobierno. No queremos ser intransigentes", dijo.

El problema de los Sin Tierra, que fue el mayor movimiento de campesinos de América Latina, se ha ido agravando precisamente durante los dos Gobiernos del presidente Luiz Inácio Lula da Silva, ex sindicalista y fervoroso defensor del MST, que tanto contribuyó a su victoria en 2002.

Lula, que al llegar al poder dijo que los Sin Tierra no iban a necesitar invadir tierras, porque él "se las iba a dar", ha mantenido estos años una difícil dialéctica con dicho movimiento. La reforma agraria está atrasada.

Los Sin Tierra se quejan de haber sido abandonados a su suerte, y Lula, por su parte, les ha repetido que tienen que someterse a las leyes del Estado, como todos los demás movimientos, llegando a condenar públicamente las invasiones de tierras y de edificios de instituciones públicas que ha ejecutado el MST estos años.

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