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La doble humillación de Cuba

Dos periodistas que acompañaban al equipo de béisbol se quedan en California

Esta vez no se trató de deportistas, como es habitual. Los últimos cubanos que han desertado de la isla petenecen a la delegación que participó en el Clásico Mundial de béisbol, finalizado ayer en Los Ángeles, tras disputarse las primeras fases en Miami y San Diego. Se trata de dos periodistas elevados a la categoría de estrellas simplemente por el momento y el escenario. Pero la indignación de La Habana fue similar o incluso mayor que si se tratara de jugadores. A la decepción política se unió el fracaso deportivo, vivido como una auténtica catástrofe nacional, en la disciplina más emblemática en Cuba, la pelota.

Si no fuera cierto -aunque en el caso de Cuba siempre cabe abrir incógnitas-, parecería un cuento infantil. En plena ebullición de noticias políticas, cambios múltiples en la cúpula dirigente del país y levantamiento de restricciones a los viajes y remesas por parte del Gobierno de Barack Obama, el protagonismo cubano se ha centrado en lo sucedido en California, donde le tocó jugar al equipo.

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La humillación, al menos, no fue en Miami. Fidel, en sus Reflexiones sobre lo divino y lo humano, ha dedicado la mayoría de las últimas publicadas a comentar técnica y tácticamente el clásico. No ha tenido recato alguno en confesar: "Los culpables somos nosotros...", "... la alineación, sugerida desde Cuba por los organismos rectores con asesoramiento de expertos, era buena e inspiraba confianza...", "... la dirección del equipo en San Diego fue pésima...".

Pero el Comandante escritor también ha hecho unas referencias más concretas: "De los 73 que volaron a San Diego, dos pobres diablos no regresaron. Uno editaba materiales de vídeo sobre pelota en la Televisión Nacional Cubana... El otro escribía en Juventud Rebelde del mismo tema...".

Fidel Castro, en su Reflexión del 20 de marzo, a las 4.23 pm (el detalle de la hora nunca falta), se refería así a Yuri Boza, de 31 años, y a Raúl Arce, de 59. Ambos comparecieron rápida y públicamente en el canal 41 de la televisión de Miami para contar lo tantas veces repetido.

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Boza confesó haber aparentado ser el más revolucionario para no despertar sospechas, y Arce incluso hizo de agente de seguridad en el torneo de 2006. Al ser de los "viajeros veteranos" y supuestamente de los de más confianza, le encargaron vigilar cualquier intento de fuga de los jugadores. Pero esperaba su momento.

Su mujer y su hija habían salido ya de Cuba hace año y medio, estaban en Miami y él fingía no tener relación con ellas. "Todos los correos electrónicos se leen. Técnicamente me habían abandonado".

Aun así, como tantos otros huidos que logran escapar, no se explica cómo le permitieron viajar. "No se puede vigilar a todo el mundo todo el tiempo", dijo. Le sorprendió la importancia que le dio Fidel insultándole: "Había salido varias veces, pero esperaba el Clásico para realizar su felonía. Estaba constantemente junto al equipo. Era baboso... ¡Qué sujetos simuladores y repugnantes los que incuba la ideología capitalista!". Pero Arce no se considera un desertor, sino un ciudadano del mundo que quería ver a su hija después de dos años. "Me regañaban cuando escribía algo que no les gustaba", señaló.

Boza lloró al recordar en el mismo programa de televisión una semana antes a su madre y a su novia, que siguen en Cuba. Fidel, en su Reflexión, se confundió de medio de comunicación al referirse a él: "Daba lástima su lamento publicado en los cables. Suspiraba que lo único triste era que su querida madre y su adorada novia no viajaron con él". De momento, no hay represalias contra ellas.

En todo caso, el Comandante parece haber encontrado una nueva justificación y ha llegado a titular otro artículo Los hechos me están dando la razón. Incluso criticó que a Cuba se la encuadrara en el mismo grupo que Japón y Corea del Sur, los dos equipos más fuertes. Japón ganó ayer la final a Corea, 5-3. Pero obvió que fueron los únicos que se tomaron en serio contar con los mejores profesionales de las grandes ligas. Asombrosamente, en la misma Reflexión del 3 de marzo (11.32 am), en la que con el título Cambios sanos en el Consejo de Ministros calificaba de indignos a los defenestrados Carlos Lage y Felipe Pérez Roque, mezcló la pelota y dijo: "Venceremos, porque sabemos y podemos combinar algo que sólo pueden hacer hombres libres y sin dueños, no los jugadores profesionales".

A su llegada a La Habana, a los jugadores cubanos, recibidos por Raúl Castro, les dieron golpes en la cabeza y las Reflexiones de Fidel, quizá para que las leyeran cien veces. Arce y Boza buscan trabajo en Miami.

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