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La amenaza integrista

Los talibanes se retiran de su última conquista en Pakistán

La milicia radical abandona el distrito de Buner, a 100 kilómetros de Islamabad, tras una reunión con la administración

Los talibanes han accedido a abandonar el distrito de Buner, en el interior de Pakistán, a un centenar de kilómetros de la capital, Islamabad, ante la ofensiva lanzada por el Ejército paquistaní y Estados Unidos, que ayer alertó contra el fuerte avance integrista. Así lo ha anunciado el comisario de división del distrito de Malakand, Mohammed Javed tras reunirse con varios líderes radicales. Los talibanes no han querido encontrarse con un enfrentamiento armado después de que el Ejecutivo paquistaní enviase fuerzas paramilitares para frenarlos. Cerca de 200 agentes especialmente preparados para actuar en situaciones de combate se trasladaron hasta región para frenar una progresión integrista que amenaza la estabilidad del país.

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Los radicales habían avanzado en los últimos días desde el valle de Suat, en el noroeste de Pakistán, hasta tomar Buner, donde la única fuerza armada es una policía incapaz de hacer frente al ímpetu de los insurgentes, que patrullan las carreteras y los pueblos de esta región en la que viven alrededor de un millón de habitantes. Ante la falta de resistencia, el control se había afianzado y los integristas habían empezado a actuar como en vecino valle del Suat, donde el Gobierno paquistaní tendió la mano a los extremistas pero éstos se tomaron el brazo.

El Gobierno se había plegado a principios de año a sus exigencias de imponer la ley islámica (sharia) en el valle del Suat. Allí, habían desarrollado toda una campaña de acoso y derribo contra las políticas gubernamentales y las tradiciones de aldeanos. Los talibanes destruyeron decenas de colegios femeninos, impusieron sus normas de educación y causaron el desplazamientos de miles de lugareños. Asimismo ordenaron a miembros de las ONG locales que abandonaran sus oficinas y las saquearon. Con esta exhibición de fuerza en torno a Islamabad, los radicales han demostrado que quieren imponer la ley islámica en todo el país.

Desde la Casa Blanca se observaba con pavor este progreso extremista en el único país de mayoría musulmana que cuenta con la bomba atómica y el caldo de cultivo de los terroristas musulmanes. La secretaria de Estado de EE UU, Hillary Clinton, advirtió en su primera comparecencia en el Senado de esta "amenaza global y existencial" en el corazón mismo de su más fiel aliado en la región para la lucha contra Al Qaeda y sus simpatizantes.

Washington acogerá una cumbre de jefes de Estado de Afganistán y Pakistán para buscar juntos una nueva estrategia capaz de estabilizar la región. El presidente afgano, Hamid Karzai, y su homólogo paquistaní, Asif Alí Zardari, se reunirán por separado con Barack Obama y después tendrán reuniones a tres bandas durante el 6 y el 7 de mayo.

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Los extremistas musulmanes ganan terreno en la provincia fronteriza del noroeste.
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