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Los militares testificarán en la Comisión de Investigación sobre Irak que Blair intentó engañar a los británicos

El encargado de las pesquisas promete que su trabajo será "completo"

Los comandantes militares que declararán en la Comisión de Investigación sobre la guerra de Irak, que comienza sus trabajos mañana, testificarán que la invasión estuvo mal planificada porque el Gobierno de Blair saboteó los preparativos militares para intentar engañar a la opinión pública británica.

Las filtraciones sobre lo que, previsiblemente, declararán los militares a partir de mañana, han coincidido con la promesa del presidente de la Comisión, Sir John Chilcot, de que su trabajo concluirá con un relato "completo", que abarque desde los atentados del 11-S hasta la retirada oficial de las tropas británicas de Irak, en julio pasado. Sin embargo, Chilcot ha recordado que la investigación no es un juicio para determinar cuestiones de culpabilidad o inocencia.

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Los altos cargos militares, según publica hoy el diario The Guardian, se vieron muy sorprendidos por la falta de planificación de la operación, y expondrán que los responsables de los Gobiernos estadounidense y británico pueden ser juzgados por crímenes de guerra al no haber cumplido con la obligación de proteger a los civiles, tal y como estipula la Convención de Ginebra.

El Sunday Telegraph ha accedido a unos documentos que desmontan el argumento esgrimido en 2002 por el entonces primer ministro, Tony Blair, de que el objetivo de la invasión de Irak era "el desarme, no el cambio de régimen" en ese país. Estos documentos muestran que el gobierno quería ocultar su verdadera intención, informando a un "grupo muy reducido" de oficiales. Los documentos, en definitiva, apoyan lo que algunos funcionarios habían admitido con anterioridad: que el Ejército no pudo prepararse bien para la invasión de Irak en marzo de 2003 para no alertar al Parlamento y a la ONU sobre el hecho de que Blair estaba ya totalmente convencido de ir a la guerra a pesar de que lo negase reiteradamente.

Blair había prometido ya al ex presidente de Estados Unidos, George Bush, que se uniría a la invasión, a pesar de que al mismo tiempo negaba al parlamento que el Ejército se estuviese preparando para llevar a cabo una operación militar. Los documentos filtrados revelan que "desde marzo de 2002, o mayo como muy tarde, existía ya una posibilidad significativa de una operación británica a gran escala". Otros documentos, filtrados en 2005, muestran que, casi un año antes de la invasión, Blair se estaba preparando para llevar a Gran Bretaña a la guerra, a pesar de las alertas de sus colaboradores cercanos de que tal empresa estaba injustificada.

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