_
_
_
_
_

Francia estudia prohibir el 'burka' solo en los servicios públicos

Una comisión parlamentaria pide la prohibición del velo integral en las administraciones, los hospitales, las escuelas y el transporte público

Tras seis meses de debate y más de 200 audiciones, la misión parlamentaria encargada de examinar la posibilidad de regular el uso del velo integral -esencialmente el niqab y el burka- en Francia ha entregado hoy sus conclusiones. A falta de un consenso sobre su "prohibición total", que incluiría su uso en la calle, los diputados de la comisión recomiendan que la prenda no se tolere en los servicios públicos, esencialmente las administraciones, los hospitales, las escuelas y el transporte público.

La comisión opta por el voto de una resolución -no vinculante- de condena de la prenda por ser considerada "contraria a los valores de la República", acompañada de una disposición que prohíba "disimular el rostro" en los servicios públicos. De aprobarse, las cerca de 1.900 mujeres que visten el velo integral en el país, según el Gobierno, podrían así ver rechazada la entrada al metro, a una oficina administrativa o a un centro médico. El informe incluso contempla la posibilidad de que dicha prohibición se extienda por motivos de seguridad a los espacios privados abiertos al público, como son los comercios o los bancos, y que sea motivo de rechazo de la obtención de la nacionalidad francesa.

Más información
Mortaja y libertad son incompatibles

El informe se hace eco también de las dificultades jurídicas que supondría ampliar la regulación a todo el espacio público, es decir, también a la vía pública. Su "anulación por parte del Consejo Constitucional [que ya obligó a modificar la ley antidescargas y censuró la tasa sobre el carbono] o una condena de Francia por parte de la Corte Europea de Derechos Humanos sonaría como una derrota para la República", advierten los parlamentarios.

La misión parlamentaria rebaja así las ambiciones del presidente del partido gubernamental en la Asamblea Nacional, Jean-François Copé, que pese a todo ha reiterado que en los próximos días presentará una propuesta de ley para la prohibición total, que prevé castigar el uso del velo integral con una multa de 750 euros. En cualquier caso, la propuesta no se debatiría hasta la primavera, una vez se hayan celebrado las elecciones regionales de finales de marzo.

El propio presidente, Nicolas Sarkozy, que ha anunciado públicamente su rechazo al burka por considerarlo un "signo de esclavitud", ha pedido que cualquier acción parlamentaria no se realice hasta pasados los comicios. El mandatario desea lograr un consenso político lo más amplio posible, una tarea que parece de momento difícil. De hecho, el informe de la comisión ha sido aprobado por la mínima (con un voto de diferencia) y boicoteado por los parlamentarios socialistas.

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

Mientras tanto, el debate ya ha provocado graves tensiones. La semana pasada, el imán Hassem Chalghoumi salió a la palestra para abogar públicamente por la prohibición del velo integral. Hoy ha anunciado que su posicionamiento le había valido amenazas de muerte por parte de un grupo de islamistas radicales que le visitaron en su mezquita de Drancy, en las afueras de París. "Quieren que me calle", ha explicado a Radio Oriente. "Mi voz es la de la mayoría, trabajo por el futuro de nuestros hijos y de la República, para que el Islam encuentre su lugar", ha añadido.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_