_
_
_
_
_

Provenzano entregó a Riina a cambio de su impunidad

Continúa el testimonio del hijo del alcalde mafioso de Palermo.- "Detrás de los atentados de Falcone y Borsellino hubo un 'gran arquitecto'"

Continúa en la sala búnker de la cárcel Ucciardone de Palermo la explosiva declaración judicial de Massimo Ciancimino, hijo menor y ex secretario personal del difunto alcalde mafioso de Palermo, Vito Ciancimino. Tras las ocho horas de interrogatorio del lunes, el testigo, de 47 años, condenado en primer grado por el reciclaje de una parte de la herencia su padre, ha seguido narrando este martes con todo lujo de detalles la historia de la mafia siciliana en los últimos 25 años.

Su relato recuerda a Uno de los nuestros, la película de Martin Scorsese. Solo que se trata de la vida real.

El nudo de las revelaciones de Ciancimino, a cuyo testimonio los fiscales otorgan máxima credibilidad por su cercanía a los personajes y los hechos, es la negociación abierta entre una parte del Estado italiano y Cosa Nostra en mayo de 1992, después del asesinato del juez Giovanni Falcone.

Más información
La mafia invirtió en los negocios inmobiliarios de Berlusconi en Milán, según un testigo clave
El testigo Ciancimino afirma que Forza Italia nació de la negociación entre el Estado y la mafia

El capo de Cosa Nostra, Totò Riina, anticipando el hundimiento de la Democracia Cristiana, ordenó eliminar a políticos afines como Salvo Lima y a los jueces Falcone y Borsellino, que habían condenado a centenares de mafiosos en el maxiproceso celebrado en la misma sala donde ahora declara Ciancimino.

Vito Ciancimino dirigió esa negociación hasta que fue arrestado y encarcelado en diciembre de 1992, ha reiterado este martes el testigo. Fueron meses dramáticos, que acabaron con la Primera República y con todos los partidos tradicionales. Y el alcalde palermitano jugó un papel crucial en el arresto de Riina. "Convencido de que Riina se había vuelto loco, mi padre colaboró en su captura y convenció a Bernardo Provenzano para que le entregara. No fue fácil, porque Provenzano no amaba la traición", ha afirmado Ciancimino.

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

Su padre negoció el arresto del capo dei capi en varias reuniones celebradas entre agosto y noviembre de 1992, tanto con Provenzano como con los carabineros (el coronel Mori y el capitán De Bonno, imputados por favorecer a la mafia en el proceso donde declara el testigo) y con un agente de los servicios secretos no identificado.

"Pedimos a los carabineros los mapas de Palermo con las líneas de teléfono, gas y luz, mi padre los hizo llegar en dos tubos amarillos a Provenzano y éste señaló el lugar donde se escondía Riina", recordó Ciancimino. "A cambio de su contribución a la captura, Provenzano obtuvo una suerte de impunidad. Mi padre les explicó a los carabineros que la única persona que podía imprimir un nuevo rumbo a la estrategia de Cosa Nostra y poner fin a los atentados era Provenzano, y por eso debía seguir en libertad".

Tras la captura de Riina, Provenzano siguió libre hasta 2006. La razón, afirma el hijo del alcalde democristiano, es que la negociación entre Cosa Nostra y el Estado continuó en el tiempo, pero con un nuevo interlocutor: el cofundador de Forza Italia, mano derecha de Silvio Berlusconi y senador del Pueblo de la Libertad, Marcello Dell'Utri.

"Tras el arresto de Riina y el de mi padre, Dell'Utri sustituyó a Vito Ciancimino en la negociación con Cosa Nostra. Dell'Utri y Provenzano mantenían relaciones directas", ha afirmado. "Me lo dijo mi padre, y a él se lo había confirmado el capo de la mafia".

Según un pizzino leído este martes en el tribunal, Provenzano negoció con Dell'Utri la posibilidad de indultar al ex alcalde cuando éste estaba preso en la cárcel de Rebibbia y se puso enfermo.

Otra parte del acuerdo mafia-Estado, según Ciancimino, supuso que el escondite de Riina nunca fuera registrado tras su detención. La razón es que Riina solía decir que, si lo detenían, la policía encontraría en su casa documentos suficientes para "hundir a Italia".

"Mi padre se sentía indirectamente responsable del atentado de Vía D'Amelio, en el que murieron (julio de 1992) Paolo Borsellino y cinco agentes de su escolta", dijo también Ciancimino. A su juicio, Riina fue empujado a continuar la ola de atentados por alguien que ha permanecido siempre en la sombra. "Había una persona que presionaba a Riina, que le decía que continuara con las matanzas. Provenzano y mi padre eran contrarios a ese modo de actuar". Los fiscales leído en la sala otro pizzino enviado por Provenzano a Ciancimino referido a Riina: "Nuestro amigo está muy presionado por un gran arquitecto", dice el papelito.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_