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Nuevo record histórico en las reservas internacionales de Brasil

La cifra asciende a 250.000 millones de dólares, un 25% superior a la del año pasado

Si la economía es lo que cuenta a la hora de votar, no le será difícil al presidente Luiz Inácio Lula da Silva convencer a los brasileños para que voten por su candidata, la ex guerrillera, Dilma Rousseff. Hoy mismo ha sido comunicado oficialmente que las reservas internacionales brasileñas han alcanzado un nuevo record: 250.000 millones de dólares, una cantidad un 25% superior a la del año pasado.

Según el ministro de Economía, Guido Mantega, la reserva blinda al país contra todo tipo de posibles crisis internacionales, como se demostró en el último tsunami que hizo tambalearse a las economías del mundo y que en Brasil prácticamente pasó de largo.

Casi el 90% de esas reservas internacionales están aplicadas en títulos del Gobierno americano, en diferentes bancos extranjeros y en el Fondo Monetario Iternacional (FMI)

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Según los analistas, los 250.000 millones de dólares de reservas internacionales son más que suficientes para hacer frente a todos los compromisos externos del país, lo que hace que la economía de Brasil sea hoy acreedora en vez de deudora, en relación a otros paises.

La política de compra de reservas comenzó en 2004, durante el primer Gobierno de Lula, pero fue ganando fuerza en los últimos tres años debido al aumento del flujo de dólares en el país. Cuando Lula llegó al poder las reservas eran sólo de 40.000 millones de dólares, seis veces menores que hoy.

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La oposición critica, sin embargo, que los ejecutivos de Lula han mantenido los intereses más altos del mundo, lo que, si por una parte ha hecho que ingentes cantidades de dólares entrasen en el país, al mismo tiempo han podido ser un freno para el crecimiento de la industria, así como la sobrevalorización del dólar han podido dañar a las exportaciones.

Lo que los ciudadanos de a pie notan, no obstante, es que Brasil es hoy un país estable, seguro para invertir, con todas las cartas en regla para hacer frente a sus compromisos externos y blindado para las nuevas crisis que puedan llegar de más allá del Atlántico.

El presidente de Brasil, Lula, junto con unos obreros de una fábrica de coches.
El presidente de Brasil, Lula, junto con unos obreros de una fábrica de coches.AFP

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