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11 muertos tras un ataque pandillero a un autobús en El Salvador

Tres pasajeros de otro transporte público son asesinados a tiros el mismo día

Cobijados en la oscuridad de la noche del pasado domingo, un grupo de supuestos pandilleros dedicados a la extorsión, vestidos de negro y conduciendo motocicletas, detuvieron un autobús en Mejicanos, una ciudad periférica de la capital de El Salvador. En pocos segundos vertieron bidones con gasolina en el interior del vehículo, con los pasajeros dentro, y le prendieron fuego. Murieron asfixiadas y calcinadas 11 personas que aún no han sido identificadas. El mismo domingo y en el mismo municipio, otro autobús fue también interceptado por desconocidos; uno de ellos entró en la unidad de transporte y comenzó a disparar con un fusil automático. Las víctimas en este caso fueron un adulto y dos menores de edad.

Dl ataque al primer autobús, 12 pasajeros se salvaron de morir entre las llamas. Actualmente se recuperan en centros hospitalarios con diversos grados de quemaduras. Ambos vehículos, de tipo microbús y de las líneas 47 y 32, hacen su recorrido desde San Salvador hasta Mejicanos. Esta ciudad, al igual que Soyapango y San Martín, es altamente peligrosa debido a la violencia que provocan las rivalidades entre las pandillas y a las venganzas por no pagar las extorsiones o rentas que las maras exigen tanto a los transportistas como a otros empresarios locales.

Esta es la primera vez que se produce la quema de un transporte público con los pasajeros en el interior. En otras ocasiones, los delincuentes habían detenido y quemado la unidad, pero habían permitido que bajaran los pasajeros y los conductores. Otras muchas veces, las únicas víctimas de estos asaltos fueron los conductores y los cobradores: en lo que va de año cerca de 80 han sido asesinados. Esta situación ha provocado que los empresarios del transporte público estén planificando desde la semana pasada un paro a nivel nacional en protesta por la criminalidad.

El director general de la Policía Nacional Civil (PNC), Carlos Ascencio, calificó la acción como "terrorismo" desde la zona donde se produjeron los atentados. Ascencio no descartó que el motivo de estas acciones se deba a las extorsiones, pero recalcó que "rayan con el terrorismo".

"Esto es una muestra del nivel de barbarie y extremismo al que está llegando la situación de violencia en El Salvador. Creo que este tipo de hechos logran enviar un mensaje a las autoridades; que ellos, los delincuentes, son los que tienen el control de la seguridad", ha comentado la analista y experta en temas de violencia Jeannette Aguilar, directora del Instituto Universitario de Opinión Pública (IUDOP), de la Universidad Centroamericana (UCA).

Aguilar agregó que "también los criminales están enviando un mensaje para intimidar y para mostrar el enorme poder de control que grupos criminales tienen para socavar la estabilidad nacional". Estas acciones ocurren cuando todas las unidades de la Policía Nacional Civil (PNC) y casi la mitad de las tropas del Ejército están en las calles cumpliendo un plan antidelincuencial, en un intento del actual Gobierno de frenar la criminalidad.

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El Salvador es hoy por hoy el país más peligroso de Latinoamérica y uno de los más violentos del mundo, según estadísticas de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Entre el primero de enero y el 16 de junio, según la policía, se cometieron 2.000 homicidios, en su mayoría con armas de guerra. La tasa de homicidios actual es de 76 por cada 100.000 habitantes, la más alta del continente americano y semejante a las tasas que se verificaban durante la guerra civil, de 1980 a 1992.

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