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Procesados 41 guardias por la fuga de 153 presos en el noreste de México

Se trata de la quinta evasión en el Estado de Tamaulipas en un año.- Inicialmente se dijo que eran 141 los reos, después 151, y ahora 153

Un juez mexicano ha decidido procesar a 41 guardias, entre ellos siete mujeres, de un centro penitenciario de la ciudad de Nuevo Laredo, en el Estado de Tamaulipas (noreste), por su responsabilidad en la fuga de 153 presos, ha informado la fiscalía mexicana.

Inicialmente se dijo que eran 141 los reos evadidos, después 151 y ahora la fiscalía asegura que son 153. Hasta el momento no se ha logrado capturar a ninguno de ellos. Mientras el director del penal, Efraín Hernández Llamas, quien no se presentó a trabajar después de la fuga, sigue desaparecido. El máximo responsable de prisiones del estado, Horacio Sepúlveda, fue destituido días después de la fuga.

Tamaulipas es desde principios de año campo de batalla de dos cárteles de la droga, el del Golfo y el de los Zetas, cuya sangrienta contienda ha dejado más de mil muertos y ha creado un ambiente de terror entre la ciudadanía.

Más información
Más de 140 presos se fugan de un penal del norte de México

Por otra parte, un grupo de hombres armados rescató ayer a la líder de una banda de secuestradores en el norte de México cuando era trasladada por los guardias de seguridad de un penal a un hospital de la ciudad de Monterrey, mientras que en otro hecho fue hallada la cabeza cercenada de un policía federal. Gabriela Elizabeth Muñiz Tamez, de 31 años, alias La Pelirroja iba escoltada por cuatro guardias en un vehículo del penal de Topo Chico con rumbo al Hospital Universitario, tras sufrir una supuesta enfermedad.

En otro suceso escabroso, la policía de Nuevo León localizó ayer la cabeza de un agente federal que se encontraba desaparecido desde después de que su coche patrulla fuera encontrado con impactos bala.

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Un preso observa desde la ventana de su celda una torre de vigilancia en una cárcel mexicana.
Un preso observa desde la ventana de su celda una torre de vigilancia en una cárcel mexicana.AP

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