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La CIA desclasifica seis documentos de la Primera Guerra Mundial

Los papeles más antiguos de su archivo desvelan técnicas de comunicación entre espías, especialmente la de la tinta invisible

El Gobierno de EE UU ha mantenido durante unos 93 años clasificados bajo secreto seis documentos sobre cómo se comunicaban los espías durante la Primera Guerra Mundial (1914-1918). Ayer, el director de la CIA, Leon E. Panetta, informó en un comunicado de que ese grupo de documentos, los más antiguos mantenidos por la agencia bajo estricto secreto, se convertían en públicos.

Los documentos, fechados entorno a 1918, recogen técnicas de comunicación, especialmente fórmulas para fabricar tinta invisible. Uno de ellos detallaba la fórmula made in usa, mientras otro, redactado en francés y remitido por los servicios secretos franceses, revelaba la técnica de fabricación alemana, que permitía desvelar el contenido secreto de espías al servicio del Reich como Mata Hari.

En uno de los documentos se detallan siete fórmulas de cómo fabricar tinta invisible, desarrolladas por el Departamento de Comercio y adelantadas por el Washington Post. En otro, se dan instrucciones a los inspectores postales para detectar la tinta invisible en las misivas, enumerándose 50 situaciones a las que se pueden enfrentar, como los documentos ocultos en cápsulas de medicamentos o escritos en las uñas de una persona, y que se hacen visibles aplicando carbón vegetal, según escribía el experto Theodore Kytka en uno de esos documentos. La paranoia era total, y se recomendaba: "La regla es sospechar o examinar todo lo posible. La guerra entre el espía o el falsificador y el experto se lleva continuamente por nuevos métodos", insistía Kytka. Otro método remitía al uso de soluciones de almidón usadas para planchar los cuellos y mangas de las camisas, o el uso de yoduro de potasio.

Propio de esos tiempos, en los que la información llegaba fundamentalmente por escrito en soporte de papel, los servicios de inteligencia estadounidenses (especialmente militares, ya que no existía aún un servicio de inteligencia como la OSS, antecedente de la CIA) también enseñaban a sus agentes cómo abrir un sobre lacrado sin que se notara. Para ello, había que mezclar "cinco copitas de arseniato de cobre. Tres onzas de acetona y añadir un litro de alcohol amílico (aceite de fusel). Calentar en un barreño de agua, y el vapor disuelve el material de sellado por mucílago, cera o aceite". Eso si, se advertía al espía de no inhalar el vapor para no perder a un efectivo.

"Estos documentos han permanecido secretos casi una centuria hasta que avances en tecnología han hecho posibles su publicación", ha declarado el director de la CIA Leon E. Panetta. Esos avances tecnológicos permiten que ahora, 93 años más tarde, ningún enemigo pueda usar esas técnicas de comunicación sin que los servicios de inteligencia de EE UU puedan descifrarlos. Y eso que las técnicas más arcaicas de espionaje como la tinta invisible son usadas por grupos terroristas, precisamente porque evitan la superioridad tecnológica de los servicios de inteligencia en las comunicaciones digitales.

La ley estadounidense que regula la descalcificación de documentos establece que cada documento puede permanecer clasificado al menos 25 años, prolongables si ponen en riesgo la seguridad nacional. Los documentos desclasificados ayer fueron revisados por última vez en 1978, cuando se decidió que aún seguía siendo un riesgo hacerlos públicos. Tan solo en el año 2010 la CIA desclasificó un millón de documentos que tenía guardados en sus archivos, y que pasan a ser de consulta pública. La agencia de espionaje ha comunicado que en breve colgará en su página web estos seis documentos de la Primera Guerra Mundial.

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La bailarina y espía Mata Hari.
La bailarina y espía Mata Hari.ASSOCIATED PRESS

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