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Guatemala establece el estado de sitio en la zona de la matanza de campesinos

Las autoridades buscan a los sicarios que asesinaron a 27 trabajadores en Petén

El presidente de Guatemala, Álvaro Colom, ha ordenado el establecimiento del estado de sitio durante 30 días en Petén, la provincia norteña donde el domingo un grupo de sicarios asesinó salvajemente a 27 campesinos frente a la casa patronal de la finca donde laboraban. Se habían reunido allí para cobrar su salario semanal.

La decisión, tomada en el Consejo de Ministros el lunes por la noche, no estuvo libre de dificultades, dado que Guatemala está en periodo de campaña electoral -las elecciones generales están convocadas para el 11 de septiembre-, y tanto la Constitución como la Ley Electoral exigen que durante ese lapso el Estado garantice la plenitud de las libertades cívicas y políticas.

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El decreto, que debe someterse a aprobación del Legislativo aunque goza del consenso de los partidos mayoritarios, soslayó el problema con un artículo que reza: "La declaratoria del estado de excepción no suspenderá el proceso electoral. Se garantiza la vigencia de los derechos y libertades constitucionales necesarios para que la actividad electoral y de campañas políticas puedan llevarse a cabo de manera que no afecte el proceso electoral ni incida en sus resultados".

Restringe, eso sí, derechos básicos como el tiempo que un ciudadano puede ser detenido sin ser consignado a los tribunales, la libertad de movimiento y de reunión de personas, exceptuándose las actividades políticas, religiosas, deportivas o de naturaleza cultural.

El estado de sitio fue bien recibido por una población cansada de la inseguridad y que demanda máxima firmeza en la lucha contra el crimen organizado.

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Colom, como hiciera la víspera, se encuentra desde las primeras horas de hoy martes en Petén para supervisar las operaciones de búsqueda y captura de los sicarios. El mandatario está acompañado por los ministros de Defensa, general Juan José Ruiz, y del Interior, Carlos Menocal.

Nada más conocerse el brutal asesinato de los campesinos, la policía, con el apoyo de unidades de élite del Ejército, inició un vasto operativo de búsqueda de los responsables, lo que dio lugar el lunes a enfrentamientos armados que se saldaron con un resultado oficial de dos presuntos sicarios muertos, uno capturado y dos policías heridos, uno de ellos de gravedad.

El detenido, según una fuente del Ministerio del Interior, es Hugo Francisco Chávez Méndez, un antiguo controlador aéreo. Las condiciones geográficas de Petén, territorio mayormente plano, facilitan la construcción de pistas de aterrizaje clandestinas que los narcotraficantes utilizan profusamente para traer la droga desde las selvas andinas. En anteriores operaciones, las autoridades se han incautado de equipos sofisticados para dirigir el tráfico aéreo, extremo que explicaría, de comprobarse su vinculación, la actividad de Chávez.

Hasta este mediodía, el presidente Colom, acompañado por su gabinete de seguridad, ha mantenido reuniones con las autoridades locales, estudiando la mejor estrategia para la captura de los sicarios, de los que se sospecha que no han abandonado el territorio guatemalteco.

De acuerdo con un informe oficial, hasta esta tarde se han realizado 10 allanamientos de fincas en las que los sicarios podrían estar escondidos, aunque sin resultado alguno. Continúan, intensificadas, las operaciones de rastreo y se han reforzado los puestos fronterizos, aunque en la zona selvática la línea divisoria es absolutamente permeable.

Mientras tanto, periodistas de medios locales que recorren los municipios de Petén aledaños al lugar de la masacre dan cuenta de que los lugareños siguen sin superar el trauma. Poblaciones como San Benito o Flores, la capital de la provincia, lucen vacías. Las escuelas están cerradas y muchos comercios siguen con las persianas echadas, mientras que la gente ha preferido resguardarse en sus hogares.

Policías rodean una casa el lunes durante una operación en la localidad guatemalteca de Santa Elena
Policías rodean una casa el lunes durante una operación en la localidad guatemalteca de Santa ElenaREUTERS

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