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El Gobierno de Brasil lanza un plan para defender su industria

El programa contempla beneficios fiscales para las empresas

La reunión del Gobierno de la presidenta Dilma Rousseff con la flor y nata del empresariado, al que presentó su nueva política industrial, es, quizás, el momento más importante de sus primeros siete meses de gobierno.

"La industria nacional tiene en mí a una aliada, una socia consciente de las dificultades, pero también de la potencialidad de nuestro sector productivo", les confió. Según ella, "se ha iniciado una cruzada en defensa de la industria brasileña ante un mercado internacional con una competencia que, la mayoría de las veces, es desleal y voraz".

Entre las medidas del ministro de Economía, Guido Mantega, y el ministro de Desarrollo, Fernando Pimentel, figura una exoneración de impuestos de unos 16.000 millones de dólares. Además, se darán créditos inmediatos de un 3% sobre las exportaciones de bienes manufacturados, con una renuncia fiscal estimada en 5.000 millones de dólares. "Es algo inédito. Es capital inyectado en las venas de la industria. Un país desarrollado es un país que tiene industria", dijo Pimentel.

"Una dosis de osadía"

Mantega defendió la protección del mercado brasileño, que debe ser "aprovechado por la industria brasileña y no por los aventureros que vienen de fuera".

La columnista Miriam Leitão se preguntó a qué aventureros extranjeros se refería, ya que uno de los sectores que serán más favorecidos por la nueva política industrial son las empresas automovilísticas que generen innovación, la mayoría de las cuales son extranjeras.

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La presidenta aclaró que su política económica, como la de su antecesor, Luiz Inácio Lula da Silva, "privilegiará el crecimiento de la economía conjugado con la inclusión social". Rousseff aseguró que tampoco "renunciará al control de la inflación ni a la responsabilidad fiscal".

La oposición afirmó que debe acompañarse "de medidas que reduzcan los problemas de cambio y las deficiencias en las infraestructuras". También pidió que las exoneraciones sean extendidas a otros sectores que han sido perjudicados por la competencia extranjera, como el de los electrodomésticos y de las máquinas industriales.

Rousseff recalcó que no esperará a que explote otra crisis internacional: "A quienes piensan que en un momento de incertidumbre internacional lo mejor es no actuar y esperar a que pase la ola, yo les respondo, amparada en la experiencia que vivimos en 2008 y 2009, que es justamente en un momento de tensión mundial cuando tenemos que demostrar, además del indispensable buen sentido, una buena dosis de osadía".

Dilma Rousseff se refirió a la nueva política industrial como una "buena dosis de osadía".
Dilma Rousseff se refirió a la nueva política industrial como una "buena dosis de osadía".

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