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Los socialistas franceses prometen más Europa y más empleo

El último debate refleja la confianza de Hollande en la victoria y una convicción colectiva: el cambio está cerca

Un grupo de miembros del PS francés sigue el debate de primarias en Marsella. En la pantalla, el candidato François Hollande.
Un grupo de miembros del PS francés sigue el debate de primarias en Marsella. En la pantalla, el candidato François Hollande.Claude Paris (AP)

Todo está vendido para el primer turno de las primarias del Partido Socialista francés que se celebran el domingo próximo. El último debate entre los seis candidatos, cinco socialistas y el invitado del Partido Radical, Jean Michel-Baylet, ha mostrado esta noche que François Hollande se siente ya elegido para las elecciones de mayo: se dirige desde el centro a todos los franceses, no se mete en jardines, y no arriesga con promesas imposibles o que suenen demasiado de izquierdas. “El partido socialista no representa ni a la mitad de los franceses, así que debemos intentar parecernos a ellos”. Además, se vio que las diferentes corrientes del partido, siendo plurales, se difuminan en torno a una idea y sensibilidad común: Francia necesita un cambio, ese cambio está cerca, Europa necesita el impulso de una nueva Francia, y esta a su vez requiere de Europa para poder cambiar de verdad.

Martine Aubry resumió el espíritu combativo que Hollande ya no necesita mostrar diciendo: “Una izquierda débil no podrá ganar a una derecha dura”. La frase fue un dardo hacia la tibieza de un Hollande paradójicamente inmovilizado por el viento que le impulsa, pero en realidad los seis candidatos parecen haber asumido que el enemigo real a batir es Nicolas Sarkozy y no sus camaradas de partido.

Surgieron algunos roces, sobre todo cuando Manuel Valls atacó a Arnaud Montebourg y Ségolène Royal y los calificó de demagogos. Pero, en realidad, se trata de matices. Los tres se disputan el tercer puesto el domingo, pero más tarde, gane el que gane, seguramente todos formarán parte del grupo de notables que participarán en la toma de decisiones.

En ese sentido, los tres debates de las primarias, siendo repetitivos, han enseñado un Partido Socialista bien engrasado, con propuestas e ideas diversas y oradores si no fascinantes sí muy capaces de debatir sin agredirse y de interesar a muchos espectadores.

François Hollande habla y actúa como un estadista

François Hollande habla y actúa como un estadista. Templado y seguro de sí mismo, más convincente ante las cámaras que con las palabras, solo transmite piensa en una idea fuerza: esperanzar a los franceses, plegar los biombos que separan a viejos y jóvenes, inmigrantes y nacionales.

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El pacto generacional, la apuesta por la competitividad y una gran reforma fiscal son las propuestas que le han dado más del 40% de la intención de voto para el domingo. Eso le concede un aire optimista y relajado, y le permitió anoche aguantar sin inmutarse un malicioso dardo de su ex pareja, Ségolène Royal, sobre su presunta afición a acumular cargos públicos.

Aubry da la impresión fantasear con ser la primera ministra de un futuro jefe de Estado Hollande

Martine Aubry, que camina destacada como la segunda preferida entre los simpatizantes de izquierda, da la impresión de haber empezado a asumir su derrota y de fantasear con ser, tal vez, la primera ministra de un futuro jefe de Estado Hollande. Sobria, sólida, ejecutiva, la alcaldesa de Lille y jefa del partido sigue más agresiva que el diputado de Corrèze, pero eso no le ha servido para reducir las distancias.

Hollande sigue encabezando todos los sondeos y reúne ya el 42% de preferencias entre los simpatizantes de izquierda (que sube al 51% entre los afiliados al PS). Aubry viaja en un 27% (26%), y siguen Royal (11%), Arnaud Montebourg (8%) y Manuel Valls 5%. Baylet apenas recoge el 1%. Los márgenes de error oscilan entre 2,2 y cinco puntos. Pero los socialistas parecen unidos esta vez en la fundada esperanza de volver al Elíseo después de tres décadas de ausencia.

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