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Rousseff critica la “inmovilidad política” de los líderes de los países ricos

La presidenta brasileña propone en Ankara una colaboración militar con Turquía

Juan Arias
La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, y su homólogo turco, Abdulá Gul, durante una conferencia de prensa en el Palacio Presidencial en Ankara.
La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, y su homólogo turco, Abdulá Gul, durante una conferencia de prensa en el Palacio Presidencial en Ankara.MEHMET KAMAN (EFE)

La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, criticó hoy a su paso por Ankara lo que ella definió como “inmovilidad política” de los líderes de los países ricos. En un discurso duro, pronunciado ante empresarios turcos y brasileños que participan en un foro de negocios celebrado en la capital turca, criticó el hecho de que Brasil y Turquía estén sufriendo a causa de las políticas monetarias llevadas a cabo por las naciones ricas y que repercuten negativamente en los países emergentes.

 “Como países emergentes nos vemos afectados”, dijo Rousseff, “por las políticas de reacción a la crisis llevadas a cabo por los países desarrollados, como la expansión monetaria, una especie de guerra de cambio, que compromete los valores de nuestros mercados”. Para la mandataria brasileña, “esas políticas monetarias excesivamente expansionistas realizadas por las economías más desarrolladas conllevan como efecto secundario la revalorización artificial de nuestras monedas”. Todo ello se debe a la “inmovilidad política” de los líderes de estos países, que con “las devaluaciones artificiales del cambio hacen fortalecerse al real, perjudicando la competitividad brasileña en el exterior”, dijo.

El comercio entre ambas naciones se ha triplicado en la última década

Rousseff apostó por que Brasil y Turquía estudien una posible colaboración en proyectos militares, concretamente en los campos naval y aeronáutico, y contribuyan en la reunión del G-20 del próximo noviembre en Cannes (Francia) “a las reformas de las instituciones económicas y financieras internacionales, aumentando la participación de Brasil y Turquía en las decisiones que nos afectan directamente”, dijo.

En la cumbre de Cannes, Brasil y Turquía “deben presionar juntos para lograr resultados concretos que superen”, recalcó la líder brasileña, “la inmovilidad política de los líderes de los países más ricos”.

Brasil está interesado en estrechar lazos comerciales y políticos con Turquía. En la última década el comercio entre ambos países se ha triplicado, con un salto del 60% entre 2009 y 2010. La expectativa es que el comercio bilateral pueda alcanzar los 2.000 millones de reales este año. Un ejemplo de esta creciente relación es la ruta aérea entre São Paulo y Estambul, que mantiene una ocupación del 90%.

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Rousseff invitó a los empresarios turcos a participar en las obras de infraestructura para el Mundial de Fútbol que se celebrará en Brasil en 2014. Además, Brasil y Turquía estudian una participación en el sector militar, concretamente en el desarrollo del carguero KC-390, de la brasileña Embraer, y en una contribución de este país en el desarrollo de los cazas para Turquía.

Según el ministro de Defensa, Celso Amorim, Brasil y Turquía deben aprovechar el hecho de ser ambos “dos potencias emergentes que comparten visiones políticas semejantes y poseen un nivel de desarrollo tecnológico similar”.

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